Educación

"Desde la escuela sí se puede fomentar la empleabilidad"

Raül Adames, Director del Área Colegios de CEU, analiza la situación del sistema educativo en España

Raül Adames, Director del Área Colegios de CEU
Raül Adames, Director del Área Colegios de CEUCEU

La educación ha evolucionado de forma exponencial desde hace 50 años. De contar con ábacos "y los dedos", a disfrutar de los mayores avances tecnológicos como la IA, tablets, aulas digitales, etc. Además, esa evolución se ha dado no solo en la forma sino en el cómo, siendo los colegios lugares donde poco a poco se enfoca la educación de nuestros jóvenes a la empleabilidad.

-¿Qué echa de menos en el sistema educativo español?

-La posibilidad real de que haya distintos modelos educativos que se adapten a la realidad social concreta, incluida la libertad de los padres.

El problema principal es que la clase política siempre ha considerado la escuela como el laboratorio del cambio social, como si fuese el único espacio «educativo» de la sociedad. Y no solo carga sobre la escuela todas las manías de cada época, sino que ni siquiera tiene cuidado de no contradecirse.Por una parte, hay una tendencia de evitar toda experiencia «traumática» a los alumnos, que incluye el esfuerzo, el fracaso, el dolor de asumir las consecuencias de los propios actos, y que criminaliza el espíritu competitivo y el éxito por delante de los demás.

Un buen ejemplo de esta contradicción: Durante la ESO se sustituyen las notas numéricas por una formulación más o menos vaga, pero para acceder a las etapas postobligatorias, si no hay plazas suficientes, se calcula el orden de preferencia por ¡nota numérica! Lo cual obliga a traducir los "progresa adecuadamente" a un número. Este buenismo ingenuo subyacente en toda la legislación por su propia naturaleza es contradictorio y, en la práctica, acaba siendo contraproducente.

En resumen, echo de menos un sistema que salvaguarde el valor del esfuerzo tanto de docentes como de alumnos, que fomente el valor de la belleza y del conocimiento como algo irrenunciable.

-¿Por qué siempre estamos a la cola de las clasificaciones de los colegios?

-Ante esta cuestión, deberíamos analizar en primer lugar cuáles son los baremos que se han utilizado para medir estas clasificaciones. Tras el debido análisis, cada institución educativa, cada centro escolar, debería confrontarlos con su proyecto educativo y extraer sus propias conclusiones para así proponer, si procede, las mejoras que sean necesarias a corto, medio y largo plazo.

Uno de los problemas que tenemos a la hora de hacer estos análisis es que toda la discusión educativa está profundamente ideologizada y eso dificulta mucho un análisis certero.

Pero en última instancia deriva de la contradicción a que nos referíamos. Si para evitar que nuestros alumnos sufran les rebajamos los niveles, al final del proceso tendrán un nivel bajo...

- ¿Qué podemos hacer como país para escalar posiciones en los rankings internacionales?

-El tema de los rankings siempre es polémico porque están elaborados y miden parámetros con un criterio, que parte de un modelo concreto. ¿Cuál es nuestro modelo? ¿Cómo queremos formar a nuestros alumnos? Esa sería la primera pregunta. Para mejorar puestos en estos rankings o cambiamos las leyes educativas o cambiamos los rankings. No hay más. No se pueden al mismo eliminar los dictados de la primaria y mejorar en ortografía y comprensión lectora. Para mejorar estos dos parámetros se necesita capacidad de concentración y práctica y eso se consigue trabajando la paciencia y la perseverancia y no gamificando el estudio.

El segundo paso, una vez clarificado qué priorizamos, sería hacer un diagnóstico certero para hacer un plan de mejora. Y me atrevo a conjeturar que uno de los puntos claves para esa mejora estaría en una diversificación de modelos de colegio y posibilidad real de que los padres elijan.

-¿Qué papel jugará la Inteligencia Artificial y la tecnología en la forma de enseñar?

-La verdad es que no lo sabemos y no lo sabremos hasta que haya sucedido. Todo el que se atreva a profetizar su impacto está proyectando sus propios prejuicios conservadores o ilusorios. Lo que sí sabemos es que si sigue el patrón de todas las novedades pasaremos por una fase de euforia a la que seguirá otra de decepción hasta que se ajuste al uso razonable.

Respecto a la tecnología hay que recordar que, en términos educativos, se trata siempre de una muleta antropológica. De lo que hay que ocuparse es de la esencia moral e intelectual del sujeto que hay detrás de los botones de control.

-¿Cree que los colegios deberían enfocarse más en la empleabilidad?O se debería seguir con el sistema actual

-Desde la escuela sí se puede fomentar la empleabilidad en un sentido amplio y a la vez específico. Desde las primeras etapas de la educación infantil, tratamos de formar a nuestros alumnos en hábitos de autonomía, laboriosidad y responsabilidad. Esto les permite adquirir las habilidades y competencias tan necesarias actualmente en cualquier trayectoria profesional. Les ofrecemos una educación integral, con el objetivo de que vayan consolidando sus conocimientos académicos combinándolos con una sólida formación personal que les permita contribuir, desde todos los ámbitos, a una mejora de la sociedad.

El fomento del espíritu emprendedor y las diversas actividades que se puedan llevar a cabo en las últimas etapas de ESO y Bachillerato para que los alumnos tengan una aproximación al mundo laboral, deberían ser objetivos trasversales a nivel curricular.

-¿Se va a necesitar una actualización de los conocimientos?

-Siempre es necesaria una actualización de los conocimientos, porque los conocimientos no son un fin en sí mismos, sino el camino para comprender el mundo. Los conocimientos concretos de BASIC que aprendimos en BUP no nos sirven de nada hoy en día, pero los principios de algoritmia que estaban detrás de su sintaxis siguen siendo útiles para razonar y así entender el mundo.