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Salud

Esta es la edad a la que sí o sí debes dejar de beber alcohol, según un experto

Un prestigioso fija una edad a partir de la cual conviene dejar el alcohol por completo si queremos darle a nuestro cerebro la mejor oportunidad de envejecer bien

Esta es la edada la que sí o sí debes dejar de beber alcohol, según un experto Unsplash

Con los años, los pequeños despistes se vuelven más frecuentes: entrar en una habitación y olvidar qué íbamos a hacer, no recordar un nombre al saludar a alguien o tener que pensar dos veces dónde hemos aparcado el coche. La mayoría de estas situaciones son normales, pero a partir de cierta edad pueden ser la antesala de un deterioro cognitivo más serio.

El neurólogo y neuropsiquiatra estadounidense Richard Restak, experto en memoria y autor de más de veinte libros sobre el cerebro, sostiene que uno de los gestos más potentes para proteger la mente en la madurez es radical: dejar de beber alcohol a partir de los 65 años.

Por qué el doctor Restak fija el límite en los 65

Restak explica que a partir de los 65 años el riesgo de demencia se dispara y continúa aumentando de forma muy significativa cada cinco años. En esa franja de edad, dice, cada neurona cuenta.

En su libro sobre memoria, el especialista describe el alcohol como "una neurotoxina muy, muy débil, pero nada buena para las células nerviosas" y afirma que en esta etapa de la vida preservar las neuronas es clínicamente esencial. Por eso, recomienda a sus pacientes mayores de 65 años eliminar por completo el alcohol de su día a día.

La idea no es solo evitar borracheras puntuales, sino también ese consumo "moderado" que muchas veces se da por inofensivo: la copa de vino diaria, la cerveza con la comida o el licor después de cenar.

Alcohol y envejecimiento cerebral

La postura de Restak encaja con lo que señalan cada vez más estudios: incluso cantidades pequeñas o moderadas de alcohol se han asociado con cambios estructurales en el cerebro y con un mayor riesgo de deterioro cognitivo a largo plazo. Estos trabajos apuntan a que no existe un umbral claramente seguro, especialmente en edades avanzadas, en las que el tejido cerebral es más vulnerable.

El alcohol puede:

  • Aumentar el estrés oxidativo y la inflamación en el sistema nervioso.
  • Interferir en procesos como el sueño profundo, clave para consolidar recuerdos.
  • Potenciar otros factores de riesgo, como la hipertensión o la fragilidad física.

Por eso, el neurólogo propone tratar el cerebro como trataríamos un órgano trasplantado: con el máximo cuidado posible y evitando cualquier tóxico prescindible.

No se trata solo del alcohol: el papel del estilo de vida

Restak insiste en que nadie puede prometer que una persona no vaya a desarrollar demencia. Lo que sí se puede hacer es reducir la probabilidad, de forma parecida a como usamos el cinturón y respetamos la velocidad para disminuir el riesgo de accidente de tráfico.

Entre los hábitos que considera más protectores para la mente destacan:

  • Actividad intelectual constante: leer, aprender cosas nuevas, jugar a juegos que exijan atención y memoria.
  • Vida social activa: conversar, quedar con amigos, mantener vínculos emocionales.
  • Ejercicio físico regular: caminar, entrenar fuerza adaptada a la edad, mantenerse móvil.
  • Sueño reparador y control de factores como la presión arterial, la diabetes o el colesterol.

En ese "pack" de higiene cerebral, eliminar el alcohol después de los 65 años es, según él, una pieza más del puzzle, no la única medida.

¿Hay que dejar de beber sí o sí al cumplir 65?

La recomendación de Restak es clara para su práctica clínica: a partir de los 65, mejor cero alcohol. Eso no significa que todo el mundo vaya a seguirla ni que sea una norma oficial aplicable a cada persona. Otros organismos de salud pública hablan más de reducir y de no superar ciertas cantidades semanales, también en la tercera edad.

Lo que sí parece haber consenso entre los especialistas es en tres ideas:

  • Cuanto menos alcohol, mejor para el cerebro, especialmente en edades avanzadas.
  • En personas con factores de riesgo (problemas de memoria, antecedentes familiares de demencia, enfermedades cardiovasculares) la prudencia debe ser aún mayor.
  • Cualquier cambio importante en el consumo de alcohol debería comentarse con el médico, sobre todo si se toman fármacos o hay otras patologías de base.