Universidad
Estudia como un genio: en qué consiste y cómo se aplica el método Feynman
Esta estrategia de estudio te permitirá estudiar de manera eficiente y rápida, además de lograr una comprensión real
¿Tú también eres de los que estudiabas repitiendo una y otra vez la lección hasta la extenuación? Pasabas horas y horas repasando el material, para luego llegar al examen y "vomitar" todo lo que habías aprendido, con la esperanza de que algo se quedara en tu memoria. Pero, ¿qué pasaba después? Una vez que terminaba el examen, todo ese conocimiento desaparecía como si nunca hubieras estudiado en primer lugar.
Eso se ha acabado. A partir de ahora, cuando te sientes a estudiar, lo harás de manera eficiente, rápida y, además, conseguirá comprender realmente lo que has estudiado. No solo memorizarás información de forma superficial, sino que obtendrás un conocimiento sólido, que te acompañará durante el resto de tu vida y que podrás aplicar en situaciones prácticas.
Estamos hablando, por supuesto, de la Técnica Feynman; un método de estudio desarrollado por el premio Nobel de física 1965, Richard Feynman. Una estrategia de aprendizaje que le permitió convertirse en uno de los científicos más aclamados de su tiempo (y de la historia). Gracias a esta metodología de estudio, podrás maximizar tu comprensión y aumentar tus conocimientos sobre cualquier tema de tu interés, enfrentándote así a cualquier desafío que te presente tu vida académica, profesional o social.
Estudiar es comprender
El método de Feynman se basa en la idea de que, para comprender realmente algo, debes ser capaz de explicarlo de manera simple. Esto implica que debes ser capaz de transmitir el conocimiento a alguien sin experiencia en el tema y hacerlo de manera clara y concisa. Al adoptar esta mentalidad, podrás identificar las lagunas en tu comprensión y fortalecer tus conocimientos. Pero, sobre todo, podrás evitar caer en lo que se conoce como “la ilusión del conocimiento”.
La “ilusión del conocimiento” es la percepción errónea de que conocemos un tema en profundidad, cuando lo cierto es que sólo lo conocemos de forma superficial e imperfecta. Para identificar si hemos caído en la ilusión del conocimiento, simplemente tenemos que tratar de explicar en voz alta (preferiblemente a otra persona) el tema, utilizando un leguaje lo más simple posible. Si hacemos este ejercicio, incluso con temas que creemos conocer a la perfección, nos daremos cuenta de que hay muchas cosas que no sabemos realmente.
Quizás podamos dar la definición de un concepto, pero no podremos explicarlo con nuestras propias palabras de forma coherente. O quizás podamos explicar los diferentes pasos que intervienen en la solución de un problema complejo, pero no podremos conectar las diferentes estrategias utilizadas y aplicarlas a otras situaciones. O quizás podamos recitar de memoria la materia, pero no podremos explicar un aspecto mínimo y esencial para la comprensión general del tema. Si te sientes identificado con alguna de estas situaciones, conviene que cambies tus hábitos de estudio.
Para aplicar el método Feynman, debes seguir estos sencillos pasos:
0. Acercamiento al tema
A veces, las materias de estudio que tenemos son demasiado complejas para abordarlas en su totalidad. En estos casos, es mejor dividir la materia en capítulos o bloques más pequeños y comprensibles, que puedas estudiar de forma independiente. Luego puedes integrar estos conocimientos para comprender el tema en profundidad, así como formar conceptos nuevos y más complejos. Una vez hayas decidido en qué orden vas a estudiar los conceptos de la materia, debes ir uno por uno, leyendo y tratando de comprender cada uno de ellos.
Este paso tiene sentido cuando la temática a la que nos enfrentamos es muy amplia y nos sentimos sobrepasados. Es una forma de dividir el total en partes más pequeñas y "digeribles". Si, por el contrario, te sientes capaz de enfrentarte a toda la materia de una sola vez, no te censures e inténtalo. El objetivo es comprenderlo todo. Así que cualquier estrategia que te acerque a ese fin, será bienvenida.
1. Lectura comprensiva
Una vez que hayas dividido el tema en partes más manejables, es hora de realizar una lectura comprensiva de cada una de ellas. Durante esta lectura, debes tratar de entender el contenido, tomar notas para ayudarte a recordar los puntos clave y detenerte el tiempo que consideres necesario para comprender completamente el tema o subtema que estés estudiando.
2. Explícalo con tus propias palabras
Abre un cuaderno y desarrolla el tema, como si se lo estuvieras explicando a una persona mayor o a un niño. Utiliza un lenguaje sencillo y preciso, alejándote todo lo posible de términos técnicos o jerga demasiado específica. No vuelvas a mirar el material original hasta que no hayas terminado de explicar totalmente la materia. Al hacer esto, te irás dando cuenta de dónde están los puntos débiles en tu comprensión del temario y cuáles son esos conceptos a los que necesitas dedicarle un poco más de tiempo.
3. "Cubre los vacíos"
Ahora que has revisado exhaustivamente el tema, seguramente has identificado las áreas en las que necesitas repasar. No te enfoques únicamente en las partes que no pudiste explicar con facilidad, sino también en aquellas en las que usaste un lenguaje demasiado complejo o en las que simplemente repetiste el material original, sin añadir nada nuevo o sin utilizar tus propias palabras.
Para comprender estos conceptos a la perfección, puedes volver al material original para verificar si no pudiste explicar algo porque no estaba contenido en tus apuntes... o si lo que ha ocurrido es que esta laguna ni siquiera estaba entre tus materiales de lectura y, por lo tanto, debes buscar más información al respecto.
Como ya hemos dicho, para conocer bien un tema, debes comprenderlo. Y para comprenderlo, debes hacerlo sencillo. Incluye ejemplos prácticos, dibujos y esquemas para hacer más comprensible y visualmente atractivas tus explicaciones, resaltando puntos clave y facilitando la comprensión. Piensa en cómo puedes salirte de la norma, explicando el concepto de forma llamativa y original. De esta forma, harás tuya la idea. No estarás simplemente repitiendo lo que otro ha escrito, sino que lo habrás integrado con tus propias ideas.
4. Consolida el conocimiento
Vuelve a explicar la materia, de principio a fin. Asegúrate de que tus explicaciones son claras, concisas y completas. Para este paso, lo mejor es contar con un compañero de estudio. Llegados a este punto, ya habrás recopilado suficientes recursos para explicar todo el tema, como esquemas, dibujos y anécdotas interesantes. Sin embargo, y a pesar de tener a tu alcance todo este conocimiento, es normal que aún no esté totalmente consolidado y que sientas que está un poco desordenado en tu cabeza. Por eso es importante hacer esto último paso. Explicar de principio a fin el teamario te servirá para estructurar tus ideas, reforzar tu comprensión y asegurarte de que puedes transmitir el contenido de manera coherente y fluida.
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