Pandemia

El fin en diferido de la pandemia de covid en España

El Gobierno decreta el adiós definitivo de las mascarillas dos meses después de la recomendación de la OMS. Aun así, recomienda su uso voluntario en hospitales y residencias

Los sanitarios por fin respirarán. También los farmacéuticosy los trabajadores y usuarios de centros sociosanitarios que hasta ayer eran los únicos que tenían la obligación de llevar mascarilla durante sus horas laborales. «No nos lo creemos, vamos a volver respirar aire fresco después de tres años. No tenía sentido que en las farmacias siguiera siendo una exigencia. En las discotecas y los comercios no hacía falta, pero aquí sí. Era absurdo», decía con ilusión Beatriz, trabajadora de una céntrica farmacia de Madrid. Y es que ayer, el Consejo de Ministros aprobó el ansiado Real Decreto que pone fin a la crisis sanitaria por Covid-19 en España y, por tanto, a la obligatoriedad del uso de las mascarillas en los lugares mencionados. El BOE lo publica este miércoles y pone fin a 1.207 días de obligatoriedad.

Una decisión que llega dos meses después de que la Organización Mundial de la Salud declarara el fin de la emergencia sanitaria y por ende la retirada de todas las medidas de protección después de tres años de pandemia y siete millones de muertos en todo el mundo, 121.622 de ellos en España, según el Ministerio de Sanidad. «Cerramos hoy un episodio provocado por la pandemia que ha causado estragos en todo el mundo. Salimos más fuertes de la crisis sanitaria y más de tres años después decimos, sin bajar la guardia, adiós a la pandemia que ha marcado nuestras vidas», afirmó en rueda de prensa el ministro de Sanidad, José Miñones.

La mascarilla forma ya parte nuestra historia enmarcada en uno de sus capítulos más negros. Sin embargo, los sanitarios siguen insistiendo en la necesidad de utilizarla a modo particular y bajo la responsabilidad individual. «En estos años la sociedad ha cambiado. Ahora somos conscientes de que si tenemos un resfriado o nos sentimos mal debemos llevarla puesta para no contagiar a los demás, pese a que no exista una obligación. Yo no soy partidario de tener que llevarla todo el tiempo, pero sí que hay que educar a los pacientes en su uso correcto y adecuado a las circunstancias», explica a este diario Javier de Miguel, neumólogo del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

También el ministro, durante su intervención, apeló a la «cultura de la responsabilidad adquirida en los últimos años para seguir utilizando mascarillas y otras medidas higiénicas ante la presencia de síntomas de infección respiratoria».

De igual modo explicó que en los centros sanitarios la pandemia ha mostrado la necesidad de reforzar el uso de mascarilla en determinados contextos y situaciones, en particular, por parte de aquellas personas sintomáticas cuando estén en espacios compartidos, los profesionales que atienden a casos sintomáticos. y aquellos que trabajan en UCIs y en unidades con pacientes vulnerables siguiendo las recomendaciones de control de infección aconsejadas por los Servicios de Medicina Preventiva y Prevención de Riesgos Laborales. Por este motivo es recomendable su uso en las urgencias hospitalarias o de atención primaria, incluida la sala de espera, pero no obligatoria.

Retirada polémica

En relación a los centros residenciales de personas mayores y personas con discapacidad, aunque no se recomiende el uso universal de esta medida de protección individual, sí se considera necesario tomar precauciones adicionales en caso de aparición de síntomas en trabajadores, residentes o visitantes, para evitar brotes.

España han sido los países europeos que más reticencias han mostrado a la hora de en eliminar el uso obligatorio de la mascarilla.

De hecho, los profesionales sanitarios españoles llevaban meses reclamando al Gobierno que procediera al fin de su obligatoriedad. Como justificación, el ministro de Sanidad afirmó que este es el momento porque «la situación es totalmente distinta y la pandemia de covid desde noviembre de 2022 da muestras de una tendencia decreciente donde las hospitalizaciones por esta enfermedad suponen el 1,06%, y la presencia en ucis el 0,99%. Esto, junto a la menor virulencia de la variante de Ómicron y la mayor vacunación, lleva a concluir que esta patología ya no constituye una situación de crisis sanitaria en España».

Por su parte, la asociación El Defensor del Paciente mostró su rechazo al Real Decreto: «Entendemos que en estos lugares hay personas con patologías, defensas bajas y aglomeraciones donde se pueden producir contagios, fundamentalmente en personas mayores o enfermos crónicos», afirmó su presidenta Carmen Flores en un comunicado recogido por Ep. Por este motivo, la organización reclama que «se valore esta circunstancia», ya que «no solo todavía hay infectados de covid, sino también patologías que a veces no están diagnosticadas».