Un sector en crisis

El Gobierno incumple su promesa y destinará menos del 7% del PIB a Sanidad

Comunica a Bruselas un porcentaje del 6,9% hasta 2026 pese a la grave crisis del modelo, con récord de listas de espera y de retraso en la incorporación de los nuevos medicamentos

Profesionales sanitarios del Hospital La Princesa de Madrid.
Profesionales sanitarios del Hospital La Princesa de Madrid.Alberto R. RoldánLa Razón

A pesar de la grave insuficiencia financiera que arrastran, la Sanidad y la Educación públicas no van a recibir una inyección extra de fondos en los Presupuestos Generales del Estado de años venideros. En la actualización del Programa de Estabilidad del Reino de España para el periodo 2023-2025 que acaba de enviar a la Comisión Europea, el Gobierno renuncia definitivamente a hacer realidad el pacto de investidura que alcanzaron PSOE y Unidas Podemos, y destinará menos de un 7% del PIB a Sanidad, desbaratándose también así las promesas que formuló el propio presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, quien aseguró que se superaría este porcentaje. En Educación, el porcentaje queda reducido a un pírrico 4,5% del PIB, niveles ambos insostenibles para apuntalar dos de los pilares de nuestro Estado del Bienestar, según han apuntado los principales expertos en diferentes foros.

El cuadro de distribución de fondos por capítulos contempla en concreto que, una vez sobrepasada la pandemia de covid-19, España empleará un 6,9% del PIB a su sistema de salud. Esta será la tasa a lo largo del presente año y también de 2024, 2025 y 2026. En contraste, el Gobierno elevará el gasto de la partida de Defensa progresivamente, hasta situarlo en el 1,3% del PIB en 2026, al calor de la guerra de Ucrania. Los porcentajes comunicados a Bruselas desbaratan las esperanzas puestas en un posible aumento de la financiación para revertir la grave crisis que sufre el sistema sanitario español. Esta contención del gasto se producirá a pesar de la alarma que han suscitado varios indicadores que miden con precisión milimétrica el estado de salud real de un modelo como el nuestro, antaño considerado como uno de los mejores del planeta.

En estos momentos, y según las estadísticas recopiladas por el Ministerio de Sanidad, España registra una cifra récord de pacientes en lista de espera para someterse a una intervención quirúrgica. En diciembre del pasado año, 793.521 enfermos se encontraban en esta situación y aguardaban una media de 120 días para pasar por el quirófano, aunque en territorios como Canarias y Extremadura, la demora media se elevaba a 157 y 156 días, respectivamente. En lo que se refiere a la lista de espera para acceder a la consulta de un especialista, el tiempo medio de espera se elevaba a 95 días. No es este, sin embargo, el único dato que refleja la insuficiencia financiera de la Sanidad pública y que explica la grave crisis que atraviesa.

En el último informe elaborado por la consultora Iqvia para la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Epfia, por sus siglas en inglés), consta que España tarda de media 629 días en incorporar los medicamentos más innovadores al sistemay, por si fuera poco, solo un 58% de ellos están efectivamente disponibles en nuestro país, medias mucho peores que otros estados de nuestro entorno y atribuibles, en su mayor parte, a razones económicas.

El análisis de las listas de espera y del retraso en la incorporación de nuevos fármacos pone de manifiesto que en España a los enfermos se les atiende cada vez con mayor retraso y no siempre con las últimas moléculas disponibles en el mercado, de las que sí se benefician los enfermos de la mayoría de los países europeos.

Otro dato que da muestras de la falta de fondos que aqueja al SNS es el de la deuda que mantienen las Consejerías autonómicas con los fabricantes de tecnología y productos sanitarios. Como informó este periódico, en estos momentos mantienen con ellos una deuda que se ha disparado hasta los 731 millones y su tendencia es creciente, de manera similar a lo que ocurrió en el periodo anterior a la crisis financiera de 2008.

La falta de una inyección extra de fondos se produce también en un momento de crisis de la atención primaria en nuestro país, y de protestas profesionales en la mayor parte de las comunidades por las bajas retribuciones percibidas.

En Educación, la inyección financiera extra también resulta inexistente. En el cuadro enviado a Bruselas, el Gobierno contempla destinarle un 4,5% del PIB de manera constante hasta 2026, sin que el porcentaje suba ni una décima tras la lluvia de millones prometida estas semanas por Pedro Sánchez para la Formación Profesional, lo que lleva a pensar que o ésta se incorporará más tarde a los presupuestos –aunque debería haberse comunicado a la UE– o la cantidad se detraerá de otras partidas dedicadas a Educación.

La actualización del programa de Estabilidad incluye otra sorpresa. A pesar de que Pedro Sánchez ha pregonado la lucha de España contra la emergencia climática y contra la sequía, los presupuestos para la protección del medio ambiente no solo no se incrementan sino que el porcentaje retrocede. En el cuadro enviado a la Comisión Europea, el Ejecutivo consigna un 1% del PIB a esta materia hasta 2024. En 2025 y 2026 el porcentaje se reduce al 0,9%.