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Google, de buscador a detector de tumores
El gigante tecnológico creado por Larry Page y Sergey Brin cumple dos décadas de vida. ¿Su futuro más próximo? Inteligencia artificial, robótica y medicina: un paso de gigantes para una empresa que empezó en un garaje y que hoy gobierna el tráfico en la red.
El gigante tecnológico creado por Larry Page y Sergey Brin cumple dos décadas de vida. ¿Su futuro más próximo? Inteligencia artificial, robótica y medicina: un paso de gigantes para una empresa que empezó en un garaje y que hoy gobierna el tráfico en la red.
El 16 de agosto de 2013 Google, el motor de búsqueda en internet por antonomasia, dejó de prestar servicio debido a un fallo. Fueron apenas unos minutos, pero en ese lapso el tráfico en internet se redujo un 40 por ciento. Ese es quizás uno de los ejemplos más notables del peso del buscador creado por Larry Page y Sergey Brin. Otro ejemplo puede ser que cada 11 segundos (según los datos de «Internet Live Stats») se realizan un millón de búsquedas en esta página. En suma, Google es hoy la página web más importante y visitada del universo digital. Pero, ¿cómo comenzó todo?
El primer nombre que recibió, allá por 1996, fue «BackRub» y era apenas un proyecto de investigación del por entonces estudiante de Stanford, Larry Page. En dicha universidad, Page conoció a Sergey Brin, estudiante de Ciencias de la Informática. Ambos querían analizar el comportamiento de los enlaces en la incipiente World Wide Web relacionando la cantidad de personas que visitaban una página (su popularidad) con palabras claves vinculadas a la misma. Así nació el algoritmo «PageRank», que clasifica los resultados de búsqueda.
Brin y Page debieron esperar hasta septiembre de 1998 para recibir una importante financiación y lanzar Google, una deformación de «gúgol», el término matemático que describe a un 1 seguido de 100 ceros, inspirados en la gran cantidad de enlaces entre páginas y la forma en que el algoritmo se volvería más preciso y útil a medida que la web continuara creciendo. Claro, que ninguno de los dos pensó que la web crecería de las 2,4 millones de páginas existentes en 1998 a las más de 2.000 millones que hay actualmente.
Google –aunque ahora sería más correcto llamarla «Alphabet», el gigante que engloba a todas las empresas de las que el buscador es apenas una parte– ha tenido a lo largo de su historia varios momentos que signaron su futuro. Uno de ellos ocurrió en abril de 2004, cuando nació Gmail, el correo electrónico propio, con una capacidad de almacenamiento gratuito de 1 GB. En aquellos tiempos la cifra era tan alta, más o menos como 1 TB hoy, que muchos pensaron que se trataba de una broma del día de los inocentes en Estados Unidos, que justamente se celebra en abril. Pero no lo era.
Menos de un año después, en febrero de 2005, llegó Google Maps. En aquellos tiempos era un sistema bastante rudimentario: casi era más práctico imprimir las instrucciones que seguirlas minuto a minuto en el móvil. Fue necesario esperar hasta 2009, cuando Google lanzó la navegación GPS para Maps, un avance que hirió gravemente a los navegadores.
Prácticamente año tras año, Google llevó a cabo una maniobra que lo alejaba de su tarea como buscador y lo situaba más como un explorador de las posibilidades futuras de internet. En 2006 compró YouTube. Al año siguiente los sistemas Double Click para vender publicidad en la web. En 2008 lanzó el primer teléfono con Android. Dos años más tarde comenzó a trabajar en los primeros coches autónomos.
Y entonces llegó el futuro de modo definitivo. En 2014 se hizo con los laboratorios de inteligencia artificial Deep Mind, un paso fundamental para lanzar su asistente de voz en todo el ecosistema Google. Uno de los hijos de DeepMind es AlphaZero, el sistema de inteligencia artificial que venció al mejor jugador del mundo de Go en un encuentro de cinco partidas (el resultado fue cuatro a uno). Fue un hito por dos motivos: el primero es que el Go es un juego mucho más complejo que el ajedrez –después de los primeros dos movimientos, en una partida ajedrez hay 400 posibles movimientos siguientes y en Go hay cerca de 130.000– y el segundo factor es que AlphaZero precisó apenas cuatro horas de entrenamiento jugando contra sí mismo para alcanzar este nivel.
Toda esta potencia de procesamiento no se ha quedado en los deportes, sino que se ha sido utilizada con especial hincapié en la salud: gracias a AlphaZero ha sido posible detectar con anticipación ataques cardíacos y accidentes cardiovasculares, así como identificar tumores de cáncer de mama en sus primeras etapas de desarrollo.
Actualmente, Google está investigando en la posibilidad de alcanzar la inmortalidad (con su subsidiaria Calico), está creando mapas de contaminación de todas las ciudades del planeta con el objetivo de reducir los impactos del cambio climático, ha lanzado el Proyecto Navlekha, para ver contenido de internet pero en modo offline y ha comenzado a crear granjas eólicas en Finlandia. También está trabajando en el sucesor de Android, Fuchsia, en robots con inteligencia artificial, en un smartwatch y no se ha rendido en su intento de hacer útiles los Google Glass, ahora con lentillas. Y, como no podía ser de otro modo, también está involucrado en el espacio mediante los premios Lunar XPrize: 20 millones de dólares de recompensa para quien consiga llevar un robot a la Luna, hacerlo recorrer su superficie y que después de eso enviar imágenes en alta definición a nuestro planeta.
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