La opinión de Antonio Pelayo

Una gran encíclica

La "Dilexit nos" (en castellano "Él nos amó") no ha tenido el eco mediático que se merece

Antonio Pelayo
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La "Dilexit nos" (en castellano "Él nos amó") no ha tenido el eco mediático que se merece. Se la ha tratado considerándola una encíclica menor en comparación con las anteriores, la “Laudato si” sobre el cuidado de nuestra casa común el planeta tierra y la “Fratelli Tutti” sobre la fraternidad humana y la amistad social.

Es un error: en este documento Francisco nos da la clave de todo su pontificado porque en la proclamación que hace de la devoción al Corazón de Jesús va incluida y sublimada su preocupación constante por la suerte de los emigrantes, de las poblaciones devastadas por los numerosos conflictos bélicos o por la tragedia de la naturaleza salvajemente maltratada.

El papa argentino nos desvela su experiencia personal de esta devoción en tiempos muy arraigada en la piedad popular y afirma que es “la síntesis del Evangelio” porque – subraya- “nada que valga la pena se construye sin el corazón. La apariencia y la mentira sólo ofrecen vacío…la verdadera aventura personal es la que se construye desde el corazón. Al final de la vida contará sólo eso”. Y más adelante añade: "En el tiempo de la inteligencia artificial no podemos olvidar que para salvar lo humano hacen falta poesía y amor”.

La encíclica aparece cuando la Iglesia celebra los 350 años de la primera manifestación del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque en el monasterio francés de Paray-le- Monial que se clausurarán el 27 de junio del 2025. En sus páginas el jesuita que es Bergoglio recoge las aportaciones a esta devoción de San Claudio de la Colombiere o del máximo teólogo del siglo XX Karl Rahner ambos hijos como él de San Ignacio de Loyola pero también de Romano Guardini o de san John Henry Newman. Alguien ha lamentado la ausencia de una cita del jesuita español Bernardo de Hoyos.

Considero muy clarificador lo que se afirma en la conclusión de la encíclica: "Lo expresado en este documento nos permite descubrir que los escrito en las encíclicas sociales “Laudato si” y “Fratelli tutti” no es ajeno a nuestro encuentro con el amor de Jesucristo ya que bebiendo de ese amor nos volvemos capaces de tejer lazos fraternos, de reconocer la dignidad de cada ser humano y de cuidar juntos nuestra casa común”.