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La Complutense cree que no es preciso ir a clase
«La asistencia debe disminuir en los cursos más altos y aún más en los másteres», dice el vicerrector
Si se matricula en la Universidad Complutense de Madrid para cursar un grado y no quiere o no puede ir a clase, no pasa nada. No piense que va a aprender menos. Es más, debe faltar a clase a medida que avanzan los cursos, y más cuando llegue al máster. Es lo que piensa el vicerrector de ordenación académica de la emblemática universidad, Eumenio Ancochea, que en las líneas generales de la planificación docente para el próximo curso 2014/2015 que ha remitido a los decanos y jefes de departamento dedica un apartado específico en las 41 páginas del documento a lo que se refiere a la asistencia a clase o «ajuste de la presencialidad», en sus propias palabras.
Así, el responsable de la Complutense expone que la asistencia a clase «puede variar dentro de unos márgenes en la programación docente de cada curso», pero una disminución en la misma «no tiene por qué implicar una disminución de la calidad». Desde su punto de vista «existe una tendencia generalizada a ajustarse al máximo de presencialidad, cuando ésta debe disminuir en los cursos más altos de grado y aún más en los másteres».
La parte positiva de las faltas de asistencia es que «puede ser una manera importante de disminuir la carga docente personal y de ajustarse a los parámetros del espacio europeo», explica.
Lo curioso es que no es la primera vez que el vicerrector da estas instrucciones al profesorado que imparte clase a más de 80.000 alumnos; el curso pasado también incluía ya en la programación docente este apartado con idénticas explicaciones que han dejado estupefacto a parte del profesorado.
40 por ciento de ausencias
Distintos estudios cifran el nivel de absentismo universitario entre el 10 y el 35% y el último realizado por la universidad de Sevilla estima en un 40% el porcentaje de inasistencia a clase de los alumnos de la Universidad Complutense. En la práctica, hay muchos profesores que siguen pasando lista al comienzo de la clase y consideran fundamental la asistencia para aprobar una asignatura, y otros que no creen tan importante que el estudiante esté presente en clase si luego es capaz de aprobar el examen de la asignatura en cuestión.
No es sólo el vicerrector el que invita a los profesores a pasar por alto el detalle de la asistencia de los alumnos. La Defensora del Universitario de la Complutense también ha dirigido una recomendación en esta línea a los docentes de todos los campus a la vista de las solicitudes y quejas formuladas por los alumnos, ya que se encuentra con «infinidad» de ellas en los inicios de curso solicitando la modificación de grupos de matriculación precisamente para poder compatibilizar las obligaciones laborales y académicas. Y es que, según la defensora del universitario, «últimamente venimos detectando que estas obligaciones laborales son las que permiten prescisamente a los estudiantes continuar sus estudios ya que, por problemas económicos, son muchos los que han tenido que comenzar a trabajar para poder sufragarse el importe de los cada vez mayores precios públicos de las matrículas universitarias».
En un documento remitido a los profesores expone el caso concreto de un alumno que planteaba la siguiente pregunta a una web que abrió el anterior equipo de Gobierno en el Ministerio de Educación para dar respuesta a los alumnos sobre el plan Bolonia: «Actualmente trabajo y estudio al mismo tiempo y eso implica que no pueda asistir a muchas de las clases, aunque luego me examino y apruebo. Además, estudio por las tardes, ¿Cómo quedaría mi situación con el plan Bolonia? ¿Podría seguir estudiando de la misma manera o qué tendría que hacer?». La respuesta es la siguiente: «No hay nada que impida en el denominado plan Bolonia que personas en tu misma situación puedan compatibilizar su trabajo con los estudios que deseen realizar. Para facilitar esta situación, las universidades tendrán que establecer mecanismos que permitan esta compatibilidad facilitando la relación entre profesor y alumno a través de sistemas virtuales que compensen la falta de asistencia a clase como en tu caso y proponiendo modalidades de matrícula a tiempo parcial para todos o algunos de sus estudios». En la respuesta queda claro, que las universidades tienen que buscar alternativas para los alumnos que no pueden ir a clase y poner medios para que reciban una formación adecuada aquellos que no asisten.
La defensora del universitario, elegida por el claustro de la Complutense, concluye en su informe que «el deber de asistencia a clase por parte del alumnado no se recoge en la normativa estatal y no resulta sancionable», aunque admite que faltar a las clases «puede determinar la obligatoriedad del reintegro de la beca y ayudas al estudio por no haber destinado su importe a la finalidad para la que fueron concedidas».
Menor rendimiento
La asistencia es considerado, sin embargo, un factor muy importante por otras universidades, como la de Oviedo. Su vicerrector de Calidad, Planificación e Innovación elaboró un estudio sobre «La importancia de asistir a clase» en el que concluye que los estudios con menos eficiencia y rendimiento de sus alumnos son aquellos en los que se registra una mayor tasa de absentismo estudiantil. También son aquellos que tienen una menor tasa de graduación. En esta universidad algo más de la mitad de los matriculados va a las clases que se imparte. La asistencia es 16 puntos más alta en los alumnos de Ciencias de la Salud que en los estudios sociales y jurídicos y aumenta un 10% en los últimos cursos de la carrera.
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