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La segunda piel que rejuvenece 20 años

La obsesión actual por dar con el elixir de la eterna juventud también es cosa de ingenieros, como demuestra el último hallazgo del prestigioso MIT.

La segunda piel que rejuvenece 20 años
La segunda piel que rejuvenece 20 añoslarazon

Los científicos han conseguido crear un producto, a base de silicona, que se mimetiza con la piel, corrige las arrugas y es mucho más elástico que la dermis natural.

¿A quién no le gustaría eliminar las arrugas que envejecen la piel o recuperar la elasticidad que nos hacía parecer más jóvenes? La búsqueda de esa piel tersa y con 20 años menos está más cerca de convertirse en realidad. Y es que, sin que fuera su propósito principal, un grupo de investigadores del prestigioso centro de investigación MIT (Massachusettes Institute of Technology), en colaboración con varios laboratorios, han conseguido crear «una segunda piel» que «protege, estira y alisa las arrugas, afirman los científicos que han publicado su hallazgo en «Nature Materials». «Hemos creado un polímero de silicona que esperamos que se pueda comercializar próximamente», afirma a LA RAZÓN Robert Langer, ingeniero del MIT y uno de los autores del estudio.

Su principal interés era crear un producto dermatológico para proteger la piel ante problemas como eccemas (procesos inflamatorios que aparecen en la piel. Crea rojeces y picor). Con esta idea empezaron a colaborar hace cinco años con dos laboratorios pioneros, OlivoLab y Living Proof, que llevan años trabajando en dar con soluciones tecnológicas ante problemas cutáneos. «El material, explica Langer, se puede aplicar en cualquier tipo de piel, así como en todo el cuerpo y se adapta a ella de forma imperceptible, es capaz de mimetizarse con la mecánica y las propiedades elásticas de una piel joven y sana».

La ambición de este grupo de científicos del MIT se inició hace más de una década, con el único fin de desarrollar «una capa protectora que fuera capaz de restablecer las propiedades de una piel sana», añade el experto. Su interés no era, en un principio, crear un producto de uso cosmético, sino más bien médico. Y, sin quererlo, han logrado los dos. «Empezamos pensando cómo podríamos controlar las propiedades de la piel cubriéndola con polímeros que, al mismo tiempo, pudieran trasladar efectos beneficiosos», sostiene Daniel Anderson, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Química del MIT. Y no sólo eso: «También queríamos que fuera invisible y cómoda», añade. Fue con esta idea con la que crearon una base de datos de un centenar de polímeros con un elemento común: el siloxano. Una silicona que se combina con oxígeno y que es resistente a los rayos solares. Todos ellos eran capaces de ensamblarse y crear una película compacta. Ya sólo quedaba dar con la propiedad más complicada: buscar el que fuera capaz de mimetizarse con la piel. No sólo de ser similar en apariencia, sino también contener la fuerza y la elasticidad de una dermis sana. «Si no se parecía visualmente, lo descartábamos», añade Langer.

Y lo obtenido está muy por encima de lo que esperaban. En las pruebas que han realizado en el laboratorio al XPL (capa de polímero reticulado, en sus siglas en inglés) éste es capaz de volver a su forma original tras estirarlo un 250 por ciento (la piel natural es capaz de hacerlo alrededor de un 180 por ciento). Es más, los ingenieros fueron un punto más allá y decidieron comparar la elasticidad de este nuevo producto con otros de que se utilizan habitualmente hoy como pueden ser las láminas de gel de silicona que se utilizan para eliminar cicatrices o los «films» de poliuretano que se usan como apósitos para heridas.

«Crear un material que se adapte tanto a la piel es muy difícil de obtener. Muchos investigadores lo han intentado, pero dar con uno que tenga la flexibilidad de la dermis, así como que no irrite y sea capaz de volver a su aspecto original, es complicado», afirma la dermatóloga Barbara Gilchrest, otra de las responsables del hallazgo.

Con todo, lo que han conseguido este grupo de químicos e ingenieros es crear «una capa invisible capaz de actuar como barrera protectora, convertirse en un avance en medicina estética y que también podría tratar con medicamentos específicos el área de la piel en la que se suministre. La combinación de estas tres cosas es lo que le convierte en un producto ideal para los humanos», sostiene Anderson.

¿Efectos duraderos?

Lo más importante, ¿cuánto dura su efecto? Aunque puede permanecer 24 horas, de acuerdo con Langer, «su uso se prolonga a lo largo de 16 horas» y no tiene ninguna contraindicación, ya que también protege frente a los rayos UVA. Como explica el ingeniero a este diario, su intención es que «el producto se comercialice próximamente y sea asequible», pero eso ya no es cuestión de los científicos, aunque seguro que las firmas de cosméticos no tardarán en llamarles para intentar adquirir el producto porque esta línea de investigación es una de las más demandadas. Y es que los tratamientos «antiaging» ya ocupan un porcentaje muy elevado del total de todos los procesos que se demandan en estética.

Una de las firmas que más dinero invierte cada año en I+D es el gigante L’Oréal. Sólo en 2015 destinaron 794 millones de euros para financiar a 4.000 investigadores. Uno de sus estudios estrella es la creación de piel 3D tras su acuerdo con la empresa puntera Organovo. Ya llevan un año trabajando en ello y lo que quieren conseguir es que esta dermis artificial pueda sustituir la experimentación a la hora de probar la toxicidad y eficacia de sus productos. Al margen de la tecnología 3D, también trabajan con dermis reconstruida. Cada año producen cerca de 130.000 unidades.

No obstante, a pesar de estos progresos, no se había obtenido un producto con tan buenos resultados, a priori, como el que anunció ayer el MIT. «Tiene un gran potencial tanto para el área de cosmética como otras aplicaciones, sobre todo si somos capaces de incorporar agentes antimicrobianos u otros fármacos», añade Thahn Nga Tran, dermatóloga de Escuela de Medicina de Harvard.

Búsqueda de la eterna juventud

Con el XPL se va un paso más allá en la «obsesión» de la sociedad actual por la búsqueda de la eterna juventud. Y es que de acuerdo con los últimos datos de la Sociedad española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre) los tratamientos anti-arrugas, el lifting y la cirugía de parpados se encuentran entre los más demandados y este nuevo producto podría ser el «definitivo». Así, como afirma Langer a LA RAZÓN, «nuestro deseo es que se pueda usar como una máscara que pueda aplicarse en toda la cara. El futuro de esta tecnología es muy brillante».

Aparentar 20 años menos está hoy más cerca que hace una década, así como el sueño de muchos de seguir los pasos de Dorian Gray, ser eternamente jóvenes. La realidad se acerca a la ficción.

“Este polímero ofrece una alternativa esperanzadora para evolucionar en el tratamiento de distintos procesos, como alguna afecciones cutáneas por ejemplo”, explica el doctor César Casado, secretario general de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre). Pero añade: “Antes de mostrarnos excesivamente optimistas considerando las posibles aplicaciones en cirugía reconstructiva, debería analizarse su aplicación como sustituto cutáneo, que a priori no parece el objetivo de este polímero”. En lo que se refiere a las aplicaciones en estética, “sin duda es un producto versátil que puede complementar procedimientos médico cosméticos no quirúrgicos, aunque por supuesto es muy complejo que un producto de estas características (con un tiempo de efecto limitado por ejemplo) pueda ofrecer los resultados estables en el tiempo que aporta un proceso quirúrgico”. De acuerdo con este experto, una de

las claves de esta “segunda piel”, es su esfecto “adyuvante en medicina cosmética, e incluso su papel como medio de administración de fármacos”.