Aunque solemos asociar las hojas de laurel con la cocina y sus usos gastronómicos, ahora este ingrediente está encontrando una nueva vida en el lavado de la ropa. Desde tiempos antiguos, el laurel ha sido valorado por sus propiedades medicinales y su intenso aroma. Los romanos lo asociaban con la victoria y la purificación.

Uno de los usos que más interés despierta en la actualidad consiste en añadir hojas secas de laurel al lavado de ropa para aprovechar sus virtudes antimicrobianas y desodorizantes. Al parecer, cuando se introducen en la lavadora, estas hojas actúan como desinfectante natural, ayudando a eliminar bacterias y hongos presentes en prendas especialmente expuestas, como toallas, ropa deportiva o sábanas.

Quienes lo han probado destacan su capacidad para neutralizar olores penetrantes y duraderos, como el sudor, la humedad o incluso el tabaco. A diferencia de muchos suavizantes o detergentes perfumados que simplemente enmascaran el mal olor, el laurel actúa directamente sobre las moléculas que lo provocan. El resultado: ropa fresca con un sutil y duradero perfume herbal.

Además, su utilización no se limita únicamente a la ropa: también se dice que mejora el estado general de la lavadora. Con el uso continuado de productos químicos, es habitual que se acumulen residuos en el interior del electrodoméstico, generando malos olores y favoreciendo la aparición de moho. El laurel, con sus propiedades antifúngicas, podría contribuir a prevenir esta situación.

¿Cómo se utiliza?

Basta con introducir entre tres y cinco hojas secas de laurel en un bolsita de tela o una malla para prendas delicadas y colocarla en el tambor junto a la ropa. Luego, se procede a un ciclo de lavado habitual. El calor y la humedad liberan los aceites esenciales del laurel durante el proceso, impregnando los tejidos con su fragancia y sus propiedades naturales.

Aunque aún no existen estudios científicos concluyentes sobre la eficacia del laurel en el lavado, cientos de usuarios confirman buenos resultados.