Muerte del Papa Francisco

Líbano, único país con presidente católico de Oriente Medio, llora la muerte de "un querido amigo"

El presidente de la nación de los cedros, Joseph Aoun, lamenta el fallecimiento del Papa Francisco: "Una pérdida para toda la humanidad". El Gobierno decreta tres días de luto nacional

20 April 2025, Lebanon, Derdghaya: Priest Maurice al-Khoury leads the Catholic Easter service amid the rubble of the Melkite Church, which was hit by an Israeli airstrike on 9 October 2024, in the southern Lebanese village of Derdghaya. Photo: Marwan Naamani/ZUMA Press Wire/dpa Marwan Naamani/ZUMA Press Wire/d / DPA 20/04/2025 ONLY FOR USE IN SPAIN
El sacerdote Maurice al-Khoury celebra la misa de Pascua en la Iglesia Melquita en 2024Marwan Naamani/ZUMA Press Wiredpa

Uno de los primeros mandatarios de la región en reaccionar al fallecimiento del Papa, el presidente libanés, Joseph Aoun, lamentó este lunes la muerte de "un querido amigo" y la "pérdida" que el óbito supone "para toda la humanidad". Por mor del Pacto Nacional de 1943, el Líbano es el único país de Oriente Medio cuyo jefe del Estado ha de ser cristiano, concretamente católico de rito maronita. A falta de estadísticas oficiales recientes, se estima que los cristianos representan aún más del 30% de la población libanesa, el porcentaje más elevado de todos los países de la región.

En un comunicado, Aoun definió a Francisco como "una poderosa fuerza por la justicia y la paz, un defensor de los pobres y marginados y un abogado incansable del diálogo interreligioso e intercultural". "En el Líbano, una nación de diversidad, sentimos la pérdida de un querido amigo y un fuerte apoyo", añadía la nota firmada por el presidente libanés, que expresó sus condolencias a la Santa Sede y a la Iglesia católica mundial "en nombre de la República del Líbano, su Presidencia y su pueblo".

"Recordaremos siempre sus posicionamientos humanitarios con reverencia y gratitud, y nos comprometernos a mantener su legado y promover el diálogo y la tolerancia y a construir un mundo de paz, amor y justicia", concluía el comunicado emitido por la Presidencia del Líbano, un país que Francisco no pudo visitar pero al que tuvo presente en numerosas alocuciones a lo largo de sus 12 años de pontificado. Siempre con las palabras de Juan Pablo II en su Carta Apostólica de 1989 –en los últimos meses de la guerra civil libanesa– presentes: "El Líbano es más que un país: es un mensaje de libertad y un ejemplo de pluralismo tanto para Oriente como para Occidente (…). Su salvaguarda es una de las tareas más urgentes y nobles que el mundo de hoy debe asumir".

No en vano, en 2013 Francisco pidió rezar por el Líbano, que definió como "tierra de tolerancia y ejemplo de pluralismo para Oriente y el mundo" en busca, en palabras del Pontífice, de "la estabilidad deseada" a fin de erigirse en "un modelo de convivencia" y "paz". El retroceso demográfico de los cristianos y su pérdida de influencia en el país preocuparon siempre al Papa, que en 2021 avisó del "riesgo de ruptura del equilibrio interno del Líbano y de la propia realidad libanesa".

Las consecuencias de la explosión del puerto de Beirut, uno de los episodios más negros de la historia contemporánea del país –la detonación causó la muerte a 235 personas y dejó más de 7.000 heridos el 4 de agosto de 2020–, fue una preocupación recurrente para el Papa durante los últimos años de su pontificado. Con ocasión de la catástrofe, el Papa pidió no "abandonar a su suerte" al país de los cedros, e instó a los creyentes de todo el mundo a celebrar "!una jornada universal de oración y ayuno por el Líbano".

El año pasado, el Papa insistía en que "se hiciera justicia" tras un encuentro con las víctimas de un suceso que sigue sin tener responsables en gran medida por el bloqueo de Hizbulá a la investigación. Más recientemente, el pasado mes de septiembre Francisco deploraba "la terrible e inaceptable escalada" de violencia en que se vio sumido el país levantino por el enfrentamiento bélico entre Israel y la citada milicia proiraní.

Y el pequeño país de Oriente Medio, mosaico único de religiones y culturas, estuvo hasta el final en la mente y labios de Francisco. En la homilía de la Misa del pasado Domingo de Ramos, en el día en que se cumplía medio siglo del inicio de la guerra civil libanesa, Francisco se refería desde la plaza de San Pedro por última vez en público al país de los cedros: "Acordémonos del Líbano, donde la guerra civil estalló hace cincuenta años, a fin de que, con la ayuda de Dios, pueda vivir en paz y prosperidad".

Además de sus numerosas alusiones a los problemas y retos del país, para el recuerdo de los libaneses quedará siempre la imagen de Francisco besando la bandera libanesa en el patio del Palacio Apostólico el 2 de septiembre de 2020 tras recibir a un grupo de misioneros maronitas.

Horas después de la emisión en la mañana de ayer del comunicado de la Presidencia el Consejo de Ministros libanés decretaba tres días de luto nacional. Banderas de todas las administraciones e instituciones estatales y locales ondearán a media asta y las emisiones televisivas y radiofónicas se adaptarán al duelo.