Ciencia

El libro que revela el lenguaje secreto de los gatos

La obra de Sarah Brown revela «cómo estos solitarios y ancestros depredadores» aprendieron a hablar con los humanos

Varios gatos juegan con una pequeña pelota
Varios gatos juegan con una pequeña pelotaDreamstime

Descendientes de unos tímidos y solitarios gatos salvajes del norte de África, los gatos domésticos han conquistado los hogares de todo el mundo. Pero, ¿cómo han conseguido infiltrarse en nuestras casas y nuestros corazones para convencernos de mantenerlos calientes, alimentados y mimados? Sencillo, los mininos simplemente aprendieron a hablar con los seres humanos. La escritora Sarah Brown, reconocida especialista en el comportamiento de los gatos, revela en «El lenguaje secreto de los gatos» (geoPlaneta) cómo los gatos usan señales para interactuar entre sí y con sus dueños y nos cuenta los secretos de esta comunicación en un libro que conjuga conocimiento científico con la pasión por estos encantadores animales.

Cada capítulo está dedicado a una forma diferente de comunicación como la vocalización, las señales de la cola, los olores, el frotamiento y los movimientos de las orejas. Por ejemplo, la obra de Sarah Brown explica que el maullido icónico rara vez se usa entre los gatos adultos. Esa hábil imitación del llanto de un bebé humano es, en realidad, un invento felino para conversar con los seres humanos. Sobre la conquista de los gatos de hogares por todo el mundo, Brown explica que «básicamente aprendieron a hablar con nosotros».

También aprendieron a «hablar entre ellos, un hecho rara vez conocido cuando se los compara con los perros en la eterna competición por ser el mejor amigo del ser humano». Los perros descienden de los lobos, una especie social de la cual heredaron un repertorio muy perfeccionado de patrones de comportamiento interactivo, un completo manual de cómo comunicarse con los demás. En cambio, los gatos heredaron pocas habilidades sociales de sus ancestros, los gatos salvajes que rara vez se veían cara a cara. El recorrido social de los gatos ha sido mucho más largo que el de los canes.

Pese a este esfuerzo monumental por parte de los felinos para comunicarse de forma más efectiva, ¿cuánto entendemos su lenguaje y viceversa? ¿Cómo nos perciben los gatos? ¿Nos ven como «dueños» o más bien como grandes felinos de dos patas con un pésimo sentido del olfato? «El lenguaje secreto de los gatos» explora la ciencia que da respuesta a estas y a muchas más preguntas. Además, el libro de Sarah Brown presenta a algunos de los maravillosos gatos que han ayudado al ser humano por el camino.

La portada del libro «El lenguaje secreto de los gatos» (geoPlaneta) de Sarah Brown, , reconocida especialista en el comportamiento de los mininos
La portada del libro «El lenguaje secreto de los gatos» (geoPlaneta) de Sarah Brown, , reconocida especialista en el comportamiento de los mininosEditorial Planeta

Los gatos domesticados presentan algunos rasgos físicos que los distinguen un poco, pero no mucho, de sus ancestros salvajes. Tienen las patas más cortas, el celebro algo más pequeño y los intestinos algo más largos. Su pelaje varía en cuanto a color y dibujo en comparación con las marcas atigradas del gato salvaje. Sin embargo, no presentan orejas caídas ni colas más cortas o más rizadas. Que existan tan pocas diferencias obvias entre ellos y el gato salvaje ha hecho que mucha gente se pregunte hasta qué punto está domesticado el gato.

En esta obra de Sarah Brown explica que los gatos tienen la capacidad de ser domesticados. En general, parecen satisfechos de comer lo que les damos, salvo aquellos felinos que han desarrollado el arte de ser caprichosos. Se cree que tienen el intestino más largo porque se han adaptado a alimentarse de las sobras de la comida de los humanos. Los felinos también se han adaptado a vivir en grupo, aunque por lo general solo cuando lo necesitan o les supone una ventaja.

Sin embargo, la lista de su adaptación a lo doméstico termina aquí. Que los gatos consideren a los humanos sus líderes es algo muy cuestionable. Quizá aquí exista un vacío sobre su calificación como verdaderos animales domésticos. Hay quien afirma que la falta generalizada de control humano en la reproducción de los gatos significa que este animal no está del todo domesticado. Como resultado el gato ha sido calificado como un animal semidoméstico, domesticado parcialmente o dependiente en su singular relación con nosotros.

Sea cual sea la etiqueta que decidamos poner a nuestros amigos felinos, el gato doméstico moderno tiene una predisposición genética a ser amigable con los seres humanos. John Bradshaw, zoólogo y uno de los mayores expertos en comportamiento animal, describe este libro de Sarah Brown como «una combinación fascinante de ciencia, historias de la vida real y su propia experiencia, apasionará e interesará a cualquier amante de los gatos». La obra recuerda que en el antiguo Egipto los pequeños gatos salvajes se adiestraban para el control de plagas de ratones, escorpianos o serpientes. Ante los secretos que revela el libro, Bradshaw concluye que «Sarah Brown conoce a los gatos».