A las 3:00 serán las 2:00

Llega el cambio de hora: más ahorro pero ¿peor salud?

Tras décadas recurriendo a esta medida para lograr una mayor eficiencia energética, el fin de esta polémica costumbre podría llegar en 2026.

Los científicos no se ponen de acuerdo

Una pantalla móvil muestra el cambio de hora, a 24 de octubre de 2024, en Madrid (España). El cambio de hora de otoño en España tiene lugar el próximo domingo, 27 de octubre, a las 03.00 horas de la madrugada, los relojes se retrasan una hora, volviendo a las 02.00 horas. Este cambio permite disfrutar de una hora más de sueño, pero puede afectar al estado de ánimo. Aunque el Parlamento Europeo votó a favor de eliminar los cambios de hora, aún sigue en debate y por el momento, mantenemos los d...
El cambio de hora será el próximo domingo 27 de octubre Eduardo ParraEuropa Press

En la madrugada de mañana se llevará, por segunda vez en el año, el cambio de hora. Puede que, a nosotros, y a casi toda Europa, le parezca habitual hacerlos en verano y en invierno, pero la realidad es que apenas un tercio de los países del mundo llevan a cabo esta rutina. La buena noticia es que aun así, se trata de millones de personas que llevan más de 50 años con este régimen, lo que le ha permitido a los científicos contar con el tiempo y los «voluntarios» suficientes para evaluar sus efectos en la población, más allá del ahorro energético, su primer objetivo.

La realidad es que las voces en contra del cambio de hora son cada vez más frecuentes. Y justificadas. Esta semana precisamente, la British Sleep Society, entre cuyos miembros hay expertos de neurociencias, fisiología, medicina y desórdenes del sueño de las principales universidades británicas, ha publicado en el «Journal of Sleep Research» un análisis en el que aboga por la abolición de los cambios de hora que se producen dos veces al año en el Reino Unido y la restauración del horario estándar permanente (horario medio de Greenwich).

Esta recomendación se basa en pruebas científicas que destacan los efectos adversos del cambio de sobre el sueño y la salud circadiana. «Lo que a menudo no nos damos cuenta es que el horario de verano cambia nuestros horarios, adelantándolos una hora, mientras que la luz del día sigue siendo la misma. El horario de verano nos obliga a todos a levantarnos e ir al trabajo o a la escuela una hora antes, a menudo en la oscuridad», dijo la coautora Eva Winnebeck, de la Universidad de Surrey.

Los autores destacan que la luz natural del día por la mañana es crucial para mantener una alineación de nuestros relojes biológicos con el día y la noche, lo que es esencial para un sueño óptimo y la salud general.

«Algunas personas incluso abogan por cambiar al horario de verano durante todo el año. Creemos que esto es un error porque nos dejaría con mañanas oscuras durante el invierno, y la luz de la mañana es de vital importancia para mantener sincronizados nuestros relojes biológicos», añade el coautor Malcolm von Schantz, de la Universidad de Northumbria.

Otras sociedades del sueño, como la estadounidense o la de Canadá, también se han opuesto al horario de verano durante todo el año y abogan por el regreso al horario estándar durante todo el año.

Mientras tanto, en España, la Sociedad Española del Sueño también tiene las cosas claras y afirma en un comunicado que el cambio de horario, aunque solo sea de una hora, desequilibra al reloj interno: «En nuestro planeta las horas de exposición a la luz solar cambia a lo largo del día y tiene gran importancia –señala el texto– . Tanto la oscuridad de la mañana como la luminosidad de la noche retrasan el reloj interno, produciendo un desajuste. Esta desincronización hace que las personas tengan tendencia a acostarse más tarde por la noche y despertarse más tarde por la mañana. Este cambio provoca que se tienda a dormir menos tiempo los días laborables y a dormir más los festivos, una situación que puede favorecer un bajo rendimiento laboral y escolar y, de forma crónica, facilitar la aparición de enfermedades asociadas a la falta y a la mala calidad del sueño».

Si todo indica que la primera (y mayor) víctima es el sueño, es así. Pero a partir de esto se produce un efecto cascada en nuestra salud. Los estudios señalan que el descanso nocturno depende del equilibrio entre dos procesos. El primero es la homeostasis del sueño: el deseo de dormir que se va acumulando desde el momento en que nos despertamos hasta la hora de acostarse. Y luego el ritmo circadiano, es decir, los ciclos biológicos naturales de 24 horas del cuerpo. Este último está influenciado por la cantidad de exposición a la luz que una persona recibe durante el día.

Cuando nuestro reloj interno cambia, aunque sea una hora, el proceso completo se modifica y, en consecuencia, se altera la homeostasis del sueño. Y con ello llegan los problemas de salud física y mental: cambios en la presión arterial, depresión, aumento de peso, enfermedades digestivas y cardíacas… La lista se prolonga

Una revisión de decenas de estudios, publicada en «JAMA Neurology», analizó las consecuencias del cambio de hora y sus efectos en la salud y entre las conclusiones señala un aumento de los accidentes cerebrovasculares y los ataques cardíacos.

Por otro lado, un estudio de 2020 publicado en «PLOS» sugiere que el cambio exacerba los trastornos del estado de ánimo, la depresión, la ansiedad y el abuso de sustancias. De acuerdo con Adam Spira, experto en salud mental del Instituto Johns Hopkins, «las consecuencias de la falta de sueño incluyen una disminución de la salud cardiovascular, un aumento de la diabetes y la obesidad, una peor salud mental, un menor rendimiento cognitivo y un aumento del riesgo de accidentes automovilísticos».

Pero los efectos del cambio de hora no solo inciden en los adultos, también tienen un peso especial en los más jóvenes. Durante la pubertad, la melatonina (la hormona implicada en la regulación del sueño) se libera más tarde en la noche, lo que significa que los adolescentes tienen un retraso en la señal natural que los ayuda a conciliar el sueño. Así en esta etapa de la vida se hace más complicado aún conseguir un descanso reparador y las consecuencias en la salud fisiológica y mental son más importantes.

Esto se ha demostrado gracias a estudios científicos que se han realizado a o largo de años. Durante casi una década, científicos de la Universidad de Michigan analizaron más de 42.000 admisiones hospitalarias en las semanas posteriores al cambio de hora. ¿Los resultados? Los ataques cardíacos aumentaron un 24% durante este período. Los accidentes cerebrovasculares subieron un 8% dos semanas antes y dos semanas después en comparación con otros periodos. También detectaron un aumento del 11% en los episodios depresivos.

La pregunta es: ¿compensa todo esto el ahorro energético?