Guardia Civil

Los Tarabito, el clan que amenaza a la Guardia Civil

Entre dos hermanos acumulan una decena de denuncias por amedrentar y agredir a los agentes de Bujalance: "Os vamos a colgar de un olivo. Hoy no llegas vivo a casa".

Uno de los arrestados durante la operación antidroga en la que se detuvo a todos los integrantes del clan
Uno de los arrestados durante la operación antidroga en la que se detuvo a todos los integrantes del clanlarazon

Entre dos hermanos acumulan una decena de denuncias por amedrentar y agredir a los agentes de Bujalance: "Os vamos a colgar de un olivo. Hoy no llegas vivo a casa".

Pedradas, hachazos, amenazas... La escalada de violencia en Bujalance (Córdoba) tiene unos claros protagonistas: el clan de los Tarabito, formado por el padre, Tomás León, la madre y los cuatro hijos: Sebastián, Antonio, Tomás y Luis, de entre 35 y 42 años. Nadie sabe realmente por qué comenzaron las amenazas ni las agresiones de los miembros de este clan a la Guardia Civil. Ni menos aún, cómo puede ser que, pese a las numerosas denuncias y antecedentes que tienen, los integrantes de esta familia campen a sus anchas con una especie de halo de impunidad. La última, el pasado miércoles. «15 tiros te voy a pegar. Si no te cojo a ti, se lo haré a tu mujer», fue una de las amenazas que Sebastián León Muñoz profirió a uno de los agentes dentro del propio cuartel de Bujalance, tal y como ya avanzó este periódico.

Pese a ello, no fue detenido. Pero, ¿a qué se debió? Según explican fuentes consultadas por este periódico, el mismo miércoles, una patrulla se cruzó con uno de los vehículos del clan que había sido intervenido por orden judicial. «Ese coche fue el único que no fue decomisado durante la operación antidroga de mayo de 2018 porque supuestamente estaba averiado». Tras varios días detectando que el coche no siempre estaba aparcado y al haber una orden judicial, los agentes procedieron a trasladar el vehículo a las dependencias del cuartel. Fue entonces cuando Andrea, la mujer de Sebastián, amenaza con llevarles por delante si se llevan su coche. Tras esto, Sebastián ve a los agentes y los amenaza: «Hoy no llegas vivo a casa. La carretera del Carpio cuando te vayas va a ser tu tumba. Hoy te espero cuando salgas. 15 tiros te voy a pegar con la pistola que tengo. Si no te cojo a ti se lo haré a tu mujer y la violo. Pero hoy no llegas vivo a casa. Ven a la barriada o a mi casa que te espero.

A ver si pasas otra vez, que será la última». «Se le podía haber detenido, pero nunca viene solo. Esta vez estaba con niños, uno tenía unos cuatro años, y no se procede a detenerlo porque el jefe de la unidad así lo decide», explican fuentes de la Benemérita. Dada la escalada de violencia, el agente al que Sebastián amenaza cambia la hora de salida y se retira a su casa con chaleco puesto y pistola en mano. «Lo del chaleco no es habitual. Pero lo de que los agentes cambien de horario y de ruta para volver a casa sí es frecuente», explican fuentes consultadas. A él no es la primera vez que le amenazan. Tampoco a su mujer, que también es agente. E incluso amenazan con hacer daño a sus hijos, con que saben dónde viven. Así, en una ocasión Antonio, hermano de Sebastián, tras coger una piedra con intención de agredir a un agente y amenazarle con que hoy no llegaba vivo a casa. Cualquier día apareces ahorcado. Esto lo van a pagar tus hijos». «Es el que más tiempo lleva en el cuartel», nos dicen.

De ahí que se suelan dirigir hacia él con todo tipo de improperios. Máxime cuando para Sebastián él es el culpable de recoger la denuncia que su mujer interpuso por violencia de género: «Le dijo que tenía la culpa de la denuncia de su mujer. Y le amenazó con asesinarle». Ese día, «Sebastián había amenazado a su mujer con un hacha, y luego entró al cuartel con ella afirmando que iba a matar a dos agentes y advirtiéndoles que tenían una semana para devolver los vehículos de alta gama retirados». Luego, golpeó con el hacha la puerta de acceso y trató incluso de romper una cámara del cuartel. «Menos mal que ahora no hay niños en la casa cuartel». Pese a ello, y a los antecedentes que tiene, Sebastián, que había salido un mes antes de prisión preventiva, quedó en libertad con cargos, eso sí.

Es precisamente fruto de esta violencia por lo que la mayoría de agentes se ha ido a vivir a otra localidad. «Han llegado a seguir a agentes cuando iban a hacer la compra en Bujalance», explican otras fuentes. En otras ocasiones, les insultan al verlos, a veces les siguen cuando salen del cuartel para ir a su casa, y en otras, cuando están fuera de servicio tomando algo con un amigo. No importa cómo ni dónde, para los del clan, que se movían con coches de alta gama antes del operativo antidroga de mayo de 2018, los agentes son los culpables de todas sus desgracias. Ellos y cualquiera que se enfrente, «imagínate». Prueba de ello es que Antonio «robó a un vecino y éste, al enterarse de que estaban vendiendo sus cosas, fue a casa de Antonio y recibió una paliza. De hecho, Antonio tiene una orden de alejamiento de este vecino».

Los más agresivos

Una denuncia de tantas, porque «Sebastián y Antonio son los más problemáticos. El primero tiene más de una denuncia por violencia de género, bastantes por conducir sin carnet de conducir, antecedentes por drogas, blanqueo de capitales, etcétera, al igual que el padre y los hermanos que estuvieron de mayo a noviembre de 2018 en prisión. Antonio, similares, más la orden de alejamiento».

En total, «como mínimo tendrán entre 10 y 15 denuncias recientes porque a la mínima, por ejemplo si se les para por no llevar el cinturón, empiezan a amenazar». Así, en una ocasión, el yerno de Sebastián, que ahora vive en casa de uno de ellos, tuvo un accidente con el coche. Los hechos se remontan a 2015. «Nada más salir del coche se puso insultar y a amenazar a dos agentes con que les iban a rajar de arriba a abajo y a colgar de un olivo y que quedaban avisados». Pese a la sarta de barbaridades, lo cierto es que en aquella ocasión, los agentes sólo hicieron las diligencias de tráfico de prevención por si había que reclamar daños. En otra ocasión, Antonio siguió a dos agentes que acababan de finalizar su servicio, tal y como quedó grabado en una de las cámaras de la Guardia Civil. La lista de amenazas y agresiones continúa, como aquella vez que les tiraron piedras. Entonces, los agentes fueron agredidos cuando intentaban llevar a cabo una detención a una persona, que encima era de otro clan. «El problema para los Tarabito es que actuaron en la roda sur, que es ''su territorio''». Por la agresión, los agentes estuvieron algo más de un mes de baja médica. Por todo ello, desde la Asociación Española de la Guardia Civil (AEGC) explicaron a este periódico el hastío de los agentes, cansados de que por la lentitud de la justicia y de la impunidad con la que actúan piensen que son intocables. «No entendemos cómo este individuo –refiriéndose a Sebastián por los hechos del pasado miércoles– que está pendiente de un juicio por narcotráfico esté en libertad. No comprendemos, tras el amplio historial de amenazas a los agentes que tienen, cómo la Justicia aún no ha actuado. Las amenazas de este delincuente no son falsas, y como vamos comprobando, van en aumento».

Por todo ello, desde la AEGC se preguntan hasta cuándo tendrán que aguantar los agentes del puesto de Bujalance las amenazas de muerte y las agresiones de este clan. y piden que se «ponga fin a esta impunidad con la que actúan estos peligrosos delincuentes que entran por una puerta del juzgado detenidos y salen en libertad por otra creyéndose intocables». Algo que, por otra parte, llevan años denunciando desde AEGC, así como desde otras asociaciones de la Benemérita, que ya en 2016 aseguraban que no era la primera vez que sucedían hechos similares en dicha barriada. Entonces se pidió un aumento de la plantilla guardia civiles en el Puesto de Bujalance, así como más medios materiales para frenar la escalada de violencia. «Entonces, el propio delegado de Gobierno declaró que se iban a poner más medios pero, tras la detención de un miembro de otro clan, la cosa se tranquilizó y lo cierto es que no sólo no se pusieron más medios, sino que ahora hay menos agentes en la calle y menos vehículos. Todo ello pese a que las agresiones y las amenazas de estos individuos van a más». «Son unos soberbios que se sienten fuera de la ley, con la sensación de ser impunes pese a las múltiples denuncias que tienen». Y la situación es cada vez más tensa. «Se ven ya como los clanes de la Línea, un escalón por encima». De ahí, que desde AEGC vayan a empezar a reunirse la próxima semana con partidos políticos de la Junta de Andalucía con el fin de encontrar una solución.