Lotería de navidad

Almería

La suerte también apareció en el Teatro Real

Uno de los asistentes se hizo con uno de los quintos premios

Los medios de comunicación rodean a una señora que creía que le había tocado el cuarto premio del Sorteo Extraordinario de Navidad que se celebra en el Teatro Real de Madrid, pero se había equivocado
Los medios de comunicación rodean a una señora que creía que le había tocado el cuarto premio del Sorteo Extraordinario de Navidad que se celebra en el Teatro Real de Madrid, pero se había equivocadolarazon

Se hizo de rogar el Gordo de 2015. Minutos antes de las doce y cuarto, después de tres horas de sorteo y con todo el auditorio del Teatro Real expectante, las pequeñas Nicol Valenzuela y Lorena Stefan dieron a conocer, por fin, el número agraciado con el ansiado premio. Fue finalmente el 79.140 el que repartió 400.000 euros al décimo. Este año, la suerte ha viajado hasta la localidad almeriense de Roquetas de Mar, donde se ha vendido íntegramente este primer premio.

Sin embargo, si el Gordo se hizo esperar, el segundo fue tremendamente madrugador. Iniciada la extracción de bolas a las nueve y cuarto, únicamente un puñado de números se adelantaron al 12.775, que ha repartido 125.000 euros al décimo en las provincias de Sevilla, Córdoba, Granada, Toledo, Alicante, Logroño, Barcelona y Tarragona.

No obstante, aún más postrero que el primer premio fue el tercero, para el que se tuvo que esperar hasta la penúltima tabla de bolas del sorteo. Pero no fueron estos números los que mayor revuelo provocaron entre los asistentes congregados en la sala.

Poco antes de las diez, una mujer del público comenzó a gritar y a brincar, décimo en mano, al mismo tiempo que los niños de San Ildefonso cantaban el 52.215 como el primero de los dos cuartos premios de la mañana. La supuesta agraciada, visiblemente emocionada, se dirigió al resto del teatro desde la segunda fila afirmando llevaba encima un décimo del número agraciado. El revuelo fue mayúsculo, de manera que toda la atención de la sala se concentró en su persona.

Pero la alegría duró escasos minutos para Mónica, la mujer en cuestión. Vendedora de lotería en la Puerta del Sol, identificó erróneamente, de entre todo el excedente que quedó sin vender, un décimo con el cuarto premio. La cifra de las centenas fue el diferenciador entre ambos números y el motivo de que la emoción se fuera con la misma rapidez con la que llegó. «Al menos siempre tengo la suerte de poder darlo, aunque no de dármelo», afirmó resignada.

Minutos después la escena se repitió, esta vez con total certeza de acierto. De nuevo, un premio, esta vez el quinto, parecía tocar en la sala. El afortunado fue Juan José González, un madrileño originario de Valencia que lleva 40 años jugando al 43.221, número al que está abonado en una Administración de Getafe.

«Anoche le dije a mi mujer que no hiciera cena para hoy porque me iba a tocar la lotería», asegura Juan José, acompañado por varios amigos. Y puesto que se trata de un pellizco no demasiado grande, considera que lo mejor es que sus hijos lleven también un décimo. «A ellos les hace falta más que a mí. Yo estoy haciendo unos arreglos a una casa en el campo, y ahora los voy a hacer con más alegría. Aunque me tocara el Gordo, seguiría siendo la misma persona».

Aunque los no agraciados, pese a ver la alegría en la butaca de al lado, aceptan su suerte. «Lo que necesitamos es tener salud. El dinero que le toque al que realmente lo necesite. Sería maravilloso que ocurriera eso», comenta Justino, ataviado con un vistoso traje lleno de viejas pesetas.