Opinión
Malas noticias para la Sanidad
España necesita urgentemente ampliar el Presupuesto para esta partida y que realmente alcanzamos la estimación del 10% del PIB
El Gobierno acaba de mandar a la UE un Presupuesto que en el capítulo sanitario se ha quedado en el 6,7% del PIB, rectificando su intención de elevarlo al 7%. Y en esta ocasión, por imperativo de Bruselas. Que la UE tenga que limitar el gasto sanitario de España, mientras hay países de la Eurozona que superan con creces este índice, es muy demostrativo de nuestra mala elección de haber convertido el Presupuesto de la Sanidad en puro «gasto público» y haberlo sacado en su integridad del Presupuesto de la Seguridad Social. Como el modelo sanitario español no lo entiende nadie, explique usted en Europa que esa imagen común de todos los países de participación privada en el gasto sanitario no es como en el resto de los países un 20% privado, sino que los más de dos puntos del PIB que salen en España de aportación privada en el gasto total solo son un mínimo porcentaje por la aportación de la farmacia ambulatoria. Ese porcentaje del gasto privado en sanidad es lo que realizan 12 millones de españoles en seguros alternativos porque nuestra sanidad no les satisface del todo. Es una pésima noticia para los que creemos que España necesita urgentemente ampliar el Presupuesto sanitario y que realmente alcanzamos la estimación del 10% del PIB en el que los grandes están instalados, gracias a esta aportación minoritaria. Los gobiernos de las autonomías nos están frustrando pasados los 100 días de confianza, sobre todo, de los que cabía esperar una modernización de la Sanidad en los once feudos del PP.
Si la insuficiencia financiera era un hecho, el modelo organizativo ha llegado a su último peldaño de una crisis que ya está servida y conocida por la sociedad española y cuya prueba ya está dicha, votando mes a mes, por medio del pago de una sanidad alternativa, quien puede hacerlo. Se trata de una muestra más que escandalosa de quienes hablan de equidad.
¿Qué cabe decir sobre la Atención Primaria?, ¿sobre la falta de profesionales?, poniendo a nuestros políticos en una salida de Barajas, contando los que se van formados, pidiendo que entren otros tantos, sin la formación adecuada. El camino hacía la «argentinización» de nuestro sistema sanitario de gestión pública, que transformó una sanidad excelente hace cien años no solo en Argentina, sino en Perú, Uruguay, Chile, en la maltrecha «peronista» actual, con miles de empleados médicos, enfermeros y todas sus categorías que tienen que pedir que el enfermo lleve el medicamento para aplicárselo en una sala del hospital. No tenemos que mirar fuera de España, todavía quedan algún reducto de nuestros hospitales provinciales y clínicos que, en España, eran el desecho asistencial, motivo por el que la dictadura se inventa una nueva nomenclatura, residencias o ciudades sanitarias, ya que la palabra hospital, olía a orina y a podredumbre.
En esta situación es imperioso que el PP, que bastante responsabilidad ha adquirido en la Sanidad de España, reflexione sobre sus propios pasos y recuerde que en 1997 hizo una ley que quieren tirar sus enemigos, porque es la única que permitió el cambio sanitario que nos aproximaba a Europa en la provisión público privada, y en el que los ciudadanos pudieron elegir hospital. De aquel modelo llamado Alzira , salieron diez hospitales, entre Valencia y Madrid que han sido ejemplo de gestión eficaz, como demuestran los informes del Tribunal de Cuentas. Y que el malhadado Pacto del Botanic se llevó por delante. ¿Cuánto tiempo necesita el nuevo PP para reconstruir su agenda sanitaria y ofrecer los cambios en la prestación que exige la ciudadanía? O es que ¿no se ha percatado de adonde conduce el Gobierno en ciernes? Acaso no saben sus parlamentarios cuál es el proyecto del cambio que quita la Ley del 97, aunque los partidos de Cataluña digan que para ellos no cuente porque el modelo sanitario público privado , «a ellos ya les va y no lo van a tocar».
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