Médicos suecos realizan pruebas de virginidad a adolescentes contra su voluntad

Un reportaje de periodismo de investigación ha revelado que un grupo de médicos ha estado realizando pruebas de virginidad a adolescentes contra su voluntad. El escándalo fue revelado gracias a unas imágenes de programa de actualidad "Kalla Fakta"(que se podría traducir como "la cruda realidad"), que el pasado 7 de octubre mostraba como familias religiosas acuerdan con los la realización de las pruebas para determinar si sus hijas habían mantenido relaciones sexuales.

Los periodistas encubiertos se hicieron pasar por una tía y su sobrina de 17 años. El vídeo muestra la tía pidiendo un médico que le realizara la prueba y le extendiera un "certificado de virginidad"a pesar de que la sobrina se oponía a la prueba.

Según la legislación sueca, los médicos tienen el deber de informar a los servicios sociales o la policía si consideran que un niño o niña "necesitan protección"de las autoridades de bienestar social. El médico insiste en las imágenes que ha hecho "cientos"de las pruebas de virginidad, incluyendo a menores.

Grupos de derechos humanos han condenado la práctica. Liesl Gerntholtz, del Human Rights Watch, indicó a "Daily Mail"que "en un país que a nivel internacional ha jugado un papel de liderazgo en la protección de los derechos humanos de las mujeres, era impensable que esto estuviera sucediendo". Así, añadió que las pruebas de virginidad se construyen sobre un mito acerca de la anatomía femenina. Históricamente se creía que el himen, una membrana situada en la parte interna de la vagina, se rompía la primera vez que una mujer teníar elaciones sexuales, pero la realidad es que también se puede romper por una enfermedad, lesión o ejercicio físico.

Una de las víctimas de las pruebas de virginidad, que tenía demasiado miedo a revelar su identidad, habló con la voz distorsionada e indicó que su familia, profundamente cristiana, la obligó a comprometerse con su primo y sus padres le hicieron someterse a la prueba a los 15 años. "Todavía me siento avergonzada porque nadie debe saber la verdad. No sé lo que piensan los demás, pero no hay nada que me obligue a someterme a un examen para ver si soy virgen. Es muy desagradable".