Ciencias humanas
Las orcas menopáusicas «saben latín»
La naturaleza, tan sabia ella, ha establecido en el reino animal una regla que casi siempre se cumple: la función principal de las hembras es la de reproducirse y, cuando esto no es posible, su esperanza de vida es muy limitada. Además de en el ser humano, esta norma se incumple sólo en dos tipos de cetáceas, las orcas y el calderón de aleta corta, que sobreviven un largo tiempo después de ser reproductivas.
Esta situación anómala haa sido explicada por los científicos, al menos hasta ahora, en una mejora de las condiciones de vida, pero un estudio realizado con varios ejemplares de orca (Orcinus orca), publicado en Current Biology y recogido por la agencia SINC, indica que las hembras más viejas proporcionan al grupo valiosa información para la supervivencia.
Según los autores del trabajo, de las universidades de Exeter y York (Inglaterra) y el Centro de Investigación de Ballenas (CWR, por sus siglas en inglés), las hembras de orca, que son madres entre los 12 y los 40 años, pueden llegar a cumplir 90. Pero, ¿qué sentido evolutivo tiene vivir tanto tiempo sin poder reproducirse? Hasta ahora se sabía que la longevidad de las madres aumenta las posibilidades de supervivencia de sus hijos varones, pero se desconocía la razón.
Ahora se ha encontrado una nueva explicación: la fuerza que tienen el saber, la información y la experiencia.
Según el estudio, el mecanismo con el que las ballenas ayudan a su prole es la información. “Las hembras de orca que ya han pasado la edad de la menopausia consiguen una mayor supervivencia de sus genes liderando a su grupo, principalmente a sus familiares, hacia zonas de abundancia de salmón en épocas difíciles”, explica a la agencia Sinc Laurent Brent, psicóloga en el Centro de Investigaciones de Comportamiento Animal de la Universidad de Exeter.
Para llegar a estos resultados, los investigadores utilizaron datos de estas ballenas, recogidos por el Consejo de Investigación del Entorno Natural durante los últimos 35 años, que incluyen fechas de nacimiento y muerte, y las relaciones genéticas y sociales entre ellas. Además, observaron 102 orcas en libertad, residentes en el extremo meridional del Océano Pacífico del Norte, frente a las costas de EE UU y Canadá.
Según los autores, las hembras lideraron a sus grupos sobre todo en períodos de escasez de salmón. La información sobre cómo y dónde encontrarlo puede resultar vital para que las orcas sobrevivan.
La sabiduría que aportan las hembras de más edad “puede ayudar a explicar por qué las hembras de orca y las mujeres continúan viviendo mucho después de que han dejado de reproducirse», señala Brent.
“En los cazadores-recolectores, las mujeres mayores ayudaban a sus familiares compartiendo la comida. Esto indica que, durante la menopausia, las mujeres podrían haber compartido una mercancía más fundamental: la información», añade.
La psicóloga recuerda que, hasta la invención de la escritura, la información se almacenaba en la mente de los individuos «así que los más viejos y con más experiencia sabían con más probabilidad dónde y cuándo encontrar comida, particularmente durante condiciones duras y peligrosas como las sequías».
Los machos viven menos
La tarea de almacenar información recae en las hembras puesto que los machos raramente superan los 50 años. «Por ello, tienen menos oportunidad de adquirir conocimiento sobre su entorno”, apunta Brent. «También hemos encontrado que, comparados con las hijas, los hijos son más propensos a seguir a sus madres”, añade.
Este fenómeno lo explica Daniel Franks de la Universidad de York y coautor del artículo: «Las orcas ayudan más a sus hijos varones porque tienen mayor potencial reproductivo y se aparean fuera del grupo, lo que provoca que, además, su descendencia no tenga que competir con su grupo por los recursos».
Los autores reconocen que la teoría de que las mujeres almacenan conocimiento ecológico es difícil de probar en las poblaciones humanas modernas, pero como animales sociales, “las orcas pueden proporcionarnos una visión de cómo la menopausia evolucionó en los seres humanos”.
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