Indonesia
Los orangutanes, explotados sexualmente en Indonesia
Una veterinaria española denunció la situación de «Pony», una hembra que se encontró en un burdel. El animal fue liberado y volvió a su hábitat natural
La asociación norteamericana Orangutan Conservancy estima que tan sólo 20.000 ejemplares orangutanes viven en todo el mundo, en su mayoría en el continente asiático. Indonesia es uno de los países que posee un mayor número de estos simios, que subsisten en las islas indonesias de Sumatra y Borneo. Cada año, miles de hectáreas son arrasadas en estas selvas con el propósito de plantar cultivos de palma de aceite. Como los orangutanes intentan comer de estos cultivos, son apartados de su hábitat natural.
Indonesia es uno de los principales productores de aceite de palma del mundo. Los frutos de esta planta sirven para generar productos de diversa índole, como cosméticos, alimentos y biocombustible. Este negocio genera beneficios millonarios pero, a cambio, las selvas son destruidas y los orangutanes que habitan en éstas también. La especie se encuentra en peligro de extinción desde el año 2000. «Si en menos de diez años no se frena la deforestación de las selvas en Indonesia, acabaremos con casi todos los orangutanes del mundo», alerta Predo Pozas, director ejecutivo del Proyecto Gran Simio.
Pero, ¿cuál es el destino de estos animales? «A muchos de ellos les cortan sus manos para que no puedan coger la palma de aceite, así que terminan muriendo desangrados. A otros les matan en el instante. También existen orangutanes –generalmente los más jóvenes– cuyo fin es terminar viviendo de forma clandestina en las casas como si de una mascota se tratase. E, incluso pueden llegar a realizar espectáculos circenses. Y por último, están las hembras. Algunas de las cuales son trasladadas a los prostíbulos del país para ser explotadas sexualmente por los ''clientes''», cuenta Pozas.
En varias ocasiones, los primatólogos se han referido al orangután como «el simio olvidado». Están subestimados, pero en realidad son muy inteligentes. Pablo Herreros, antropólogo, primatólogo y autor del libro «Yo, mono» (Ed. Destino), cuenta que estos animales «están entre los simios más inteligentes. Tienen emociones e incluso, son capaces de mostrar empatía hacia otros miembros».
El tráfico y la explotación sexual de estos animales en Indonesia son prácticas frecuentes. Hace pocos meses, Karmele Llano –una veterinaria española que trabaja desde hace más de diez años en el país asiático para intentar salvar a los últimos orangutanes que habitan en la isla de Borneo– narró la historia de «Pony». Esta hembra fue rescatada de un prostíbulo del pueblo de Keremgpatngi (Indonesia). El animal fue hallado atado, depilado por completo, aseado y perfumado, e incluso, con sus labios pintados. «Los clientes –en su mayoría trabajadores de las empresas madereras y los trabajadores de los cultivos de aceite de palma– realizan el acto sexual con el animal y luego pagan», dice Pozas.
El animal sufre abusos sexuales y, además, se encuentra fuera de su hábitat natural. Por suerte, «Pony» y otras hembras fueron descubiertas. Llano contó que su liberación fue muy difícil: los encargados del prostíbulo les amenazaron con cuchillos. Tuvieron que llamar a la Policía y ésta envió a una treintena de agentes para llevar a cabo su liberación. Finalmente, «Pony» fue trasladada al centro de rehabilitación de simios de Nyaru Menteng . En la actualidad, convive felizmente con otros miembros de su especie en la isla de Bangamar.
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