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Los políticos entran en la cuenta atrás para salvar el clima

Foto de familia de los representantes de una veintena de países reunidos en París para preparar la cumbre del clima
Foto de familia de los representantes de una veintena de países reunidos en París para preparar la cumbre del climalarazon

El 16 de febrero de 2005, el mundo dio su primer gran paso en la lucha contra uno de los mayores desafíos del siglo XXI: entraba en vigor el Protocolo de Kioto, el primer tratado internacional que marcó obligaciones legales de reducción de gases de efecto invernadero para los países industrializados. Gracias al acuerdo de Kioto, los Estados que lo ratificaron redujeron en un 22,6 por ciento sus emisiones hasta 2012 y, aunque muchos lo han tachado de insuficiente, sentó las bases para futuros acuerdos sobre cambio climático. Como el que habrá de salir de París de la cumbre que se celebrará el próximo diciembre, informa la agencia Servimedia.

Según la Secretaría de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, los países que ratificaron el Protocolo (37 países industrializados y la UE) redujeron en un 22,6 por ciento sus emisiones hasta 2012 (respecto a los niveles de 1990) gracias a Kioto, cifra que supera con creces el 5,2 por ciento que contempla el documento.

España, como tal, no figura en el Protocolo, pero la UE “estableció la cuota de cada uno de sus Estados miembro, a base de directivas”, según explicó a Servimedia el responsable de Cambio Climático y Energía de Greenpeace en España, José Luis García Ortega. Y, aunque nuestro país se comprometió a limitar sus emisiones en un 15 por ciento, cerró el periodo 2008-12 con una caída cercana al 24 por ciento. Lamentablemente, el hecho de que un grupo de países haya cumplido con sus compromisos legales no significa que las emisiones globales hayan parado de crecer. Porque, además, Kioto entró en vigor sin tres de los mayores contaminantes del mundo: sin EEUU (que no quiso ratificar) y sin China e India, porque los países emergentes estaban libres de cumplir con estas exigencias. Según dijo a Servimedia José Manuel Moreno, miembro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), las emisiones de gases de efecto invernadero “ni siquiera se han estabilizado”. En la actualidad, según Moreno, las emisiones mundiales siguen aumentando a un ritmo de un 2,2 por ciento anual. Para el segundo periodo de compromiso del Protocolo, que comprende del año 2013 al 2020, se adoptó la conocida como Enmienda de Doha, una batería de modificaciones que hicieron más ambicioso el texto inicial

e incluían ayudas para la adaptación de los países más vulnerables.

El acuerdo que habrá de sustituir a Kioto más allá de 2020 se acordará -previsiblemente- en la Cumbre sobre Cambio Climático de Naciones Unidas que se celebrará en París este diciembre. “Por parte de las naciones que integramos la Unión Europea, el compromiso es firme”, señaló recientemente Federico Ramos, el secretario de Estado de Medio Ambiente. En concreto, la UE se plantea reducir “hasta” en un 40 por ciento sus emisiones respecto a las de 1990, pero la propuesta no satisface a Greenpeace. “Deberían ser, al menos, de un 55 por ciento”, apunta García Ortega. “Ya hemos superado las 50 gigatoneladas de emisiones de CO2 equivalentes por año. A este ritmo (sin tener en cuenta que siguen creciendo), en 20 años ya no estaría a nuestro alcance, con la tecnología actual, el detener un aumento de 2 grados de la temperatura mundial”, advierte Moreno. Para este miembro del IPCC, “el plazo para la acción es corto y la intensidad de las reducciones habrá de ir mucho más allá” de Kioto. “La meta», aseguró, «tal como han establecido los Gobiernos, no puede ser otra que evitar que el planeta se caliente por encima de los 2ºC, y eso implica reducciones de entre un 40 y un 70 por ciento de aquí a mediados de siglo y alcanzar emisiones netas nulas para finales de siglo”.