La Haya
Una asociación ecologista expulsa a balleneros japoneses de una zona protegida
La organización ecologista Sea Shepherd aseguró hoy que expulsó al buque factoría nipón Nisshin Maru fuera de la zona del Tratado Antártico y logró obstaculizar la captura de ballenas en el continente helado.
"El Nisshin Maru está huyendo y sin posibilidad de parar para cazar ballenas en las áreas que ha fijado para realizar sus actividades de caza furtiva", dijo Sea Shepherd en un comunicado.
La organización también asegura que los navíos arponeros japoneses se han separado varios kilómetros sin poder capturar cetáceos tras una persecución de la flota de Sea Shepherd a lo largo de 580 kilómetros.
"En un día y medio hemos llevado a toda la flota ballenera al caos", comentó el capitán del barco ecologista Steve Irwin, Siddharth Chakravarty, en declaraciones citadas por la agencia local AAP.
Sea Shepherd aseguró que sus tres navíos, en los que viajan cien activistas de 21 países, continuarán vigilando los mares antárticos para evitar que la flota japonesa capture cetáceos en el Santuario Ballenero Austral, donde se prohíbe la captura comercial de estos mamíferos.
La organización denunció ayer que los balleneros nipones habían matado ballenas dentro de la zona protegida y divulgó imágenes de cetáceos muertos a bordo del Nisshin Maru.
La flota de Sea Shepherd, compuesta por los barcos Steve Irwin, Bob Barker y Sam Simon, realiza su campaña anual contra los balleneros japoneses en la Antártida, que desde 1987 caza ballenas alegando fines científicos.
La campaña tiene lugar mientras se espera la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, sobre la legalidad de la caza de ballenas por parte de Japón.
Australia denunció a Japón ante la CIJ por la supuesta violación de la Convención Internacional para la Reglamentación de la Caza de Ballena, firmada en 1946 para promover la conservación de la especie y desarrollar la industria ballenera de manera sostenible.
También considera que Japón transgrede específicamente su obligación de cumplir el mandato de moratoria total de la caza con fines comerciales que entró en vigor en 1986.
Pero Japón, que abandonó temporalmente la caza de ballenas en 1986, defiende que su programa está amparado por el artículo VIII de la Convención de 1946, que permite la caza de ballenas con fines científicos.
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