Sociedad

Volver a caminar gracias a la fisioterapia canina

Shiva, una pastora belga malinois que sufrió un grave atropello, ha logrado dejar la silla de ruedas sin la que antes no podía moverse

Una fisioterapia canina suele componerse tanto de ejercicios pasivos, como masajes y láser, como activos
Una fisioterapia canina suele componerse tanto de ejercicios pasivos, como masajes y láser, como activoslarazon

Shiva, una pastora belga malinois que sufrió un grave atropello, ha logrado dejar la silla de ruedas sin la que antes no podía moverse

Shiva tiene sólo dos años. El pasado octubre sufrió un accidente que cambió su corta vida pero, afortunadamente, no acabó con sus ganas de disfrutarla. Tras ser atropellada accidentalmente por sus dueños en la casa de campo donde vivía junto a otros canes, Shiva se rompió las dos caderas. Una de ellas se pudo arreglar gracias a una placa, pero la otra quedó completamente destrozada.

Sus dueños consideraron que, por las características de su vivienda, no podían hacerse cargo del animal en su residencia habitual y Shiva no podía volver, en esas condiciones, a vivir en la casa de campo. Así es como empieza la nueva vida de Shiva: nuevo hogar, nuevas fragilidades, nuevas ganas de pelear. Al menos, eso nos cuenta Alicia, una joven murciana, amante de los animales, que se ha convertido en su «familia» de acogida. «Hay perros que se bloquean cuando pasan mucho dolor. A pesar de que ella tuvo que sufrir una barbaridad, siempre ha seguido adelante y cada nuevo reto lo ha afrontado. Es como si tuviera muchas ganas de vivir».

A casa de Alicia llegó a través de la Asociación Ayuda Animal, que desarrolla su labor en Murcia, y de la que es voluntaria. «Estuvimos mucho tiempo buscando. No salía familia para ella». Los primeros meses fueron muy duros. Tras la primera intervención, Shiva estuvo mucho tiempo estancada. «Después de operarla no sabíamos cómo quedaría la perra, ni siquiera si en algún momento podría volver a caminar. Durante muchas semanas no avanzaba nada, no había manera de que andase, sólo se arrastraba», asegura Alicia. Entonces le compraron una silla para que pudiera moverse pero a Shiva le resultaba muy difícil no poder actuar de forma autónoma. Desde la Asociación Ayuda Animal decidieron llevarla a Pet Welness, un centro de fisioterapia veterinaria. Poco a poco la joven se fue implicando, llevaba a Shiva a la terapia, cuidaba de ella, la sacaba a pasear... y decidió que le haría un hueco en su hogar hasta que desde la asociación pudieran encontrarle uno nuevo. «La gente tiene que perder el miedo a tener perros con discapacidad. Muchas veces se piensa que te van a limitar la vida. En cierto modo, es un tema tabú todavía. Sólo es cuestión de acostumbrarse».

El progreso de Shiva fue espectacular y, en gran parte, se debió a su actitud: «Demostró que tenía muchas ganas de luchar y, como pasa con las personas, eso es fundamental». Según cuenta Alejandro Escribano, el veterinario que ha trabajado con ella en Pet Wellness durante los últimos dos meses y medio, «Shiva tenía las caderas totalmente deformadas, había perdido mucha masa muscular... No sólo eran problemas ortopédicos sino también neurológicos». A día de hoy, parte de aquella experiencia está totalmente enterrada en un cajón. «Ahora Shiva prescinde de la silla de ruedas, corre, es autónoma... Ha tenido una muy buena respuesta al tratamiento y está fenomenal». El punto de partida fueron terapias pasivas –como masajes, estiramientos, láser o electroestimulación–, para poder pasar después una terapia más activa (hidroterapia, trabajo con pelotas de goma...). «Es una labor larga. Al principio necesitas repetir estas rutinas de forma más continuada, después el ritmo va disminuyendo. En un problema tan severo como el que tenía Shiva es necesario trabajar mucho».

Algo esencial para Escribano es que los perros puedan vivir la terapia «como algo relajado, incluso divertido». Así es como ve Alicia a Shiva desde que empezó el tratamiento de fisioterapia. «Shiva, más que condicionarme, me ha dado muchísimas alegrías. Todo el mundo me ha ayudado y se ha volcado con ella desde el primer momento. Cuando Shiva todavía usaba la silla, un día se estropeó y me la arreglaron gratis en una tienda del barrio. Todos los días intento concienciarme de que nos tendremos que despedir».