Doble crimen en Cuenca

Morate pidió ser separado del asesino de Pioz al estar «muy loco»

Recibe visitas de su familia en la cárcel, donde dedica su tiempo a hacer ejercicio.

Imagen tomada del monitor de la sala de prensa de la Audiencia Provincial de Cuenca, durante la segunda jornada del juicio contra Sergio Morate/ Efe
Imagen tomada del monitor de la sala de prensa de la Audiencia Provincial de Cuenca, durante la segunda jornada del juicio contra Sergio Morate/ Efelarazon

Recibe visitas de su familia en la cárcel, donde dedica su tiempo a hacer ejercicio.

Sergio Morate, que está siendo juzgado por el doble asesinato de Marina Okarynska (su ex novia) y Laura del Hoyo (amiga de Marina) el 6 de agosto de 2015, fue cambiado de galería en el Centro Penitenciario Madrid VII, en Estremera, por miedo. «Hubo un tiempo que Morate convivía en la misma galería dentro del módulo de aislamiento que el interno Patrick Nogueira, pero se quejó «discretamente» del carácter del acusado del cuádruple crimen de Pioz porque, según él, «Nogueira estaba muy loco. Tenía miedo por su vida y fueron separados», según fuentes consultadas por LA RAZÓN. Cada galería tiene su patio, su sala y su cabina para llamar. De modo que Morate, que ahora se encuentra en la galería corta –hay cinco pasillos independientes que parten de un pasillo central, compuestas por cuatro celdas cortas y otras 12 llamadas largas–, no tiene contacto con Nogueira. «Los internos de cada galería no se mezclan, por eso pidió el cambio».

Durante el primer y segundo día de juicio se pudo ver a un Sergio Morate que rara vez miraba al frente, al igual que en prisión. «Este interno no da ningún problema y es respetuoso con los funcionarios y resto de empleados. Siempre baja la vista y no fija la mirada en nadie que no sea sus internos de confianza», explican las mismas fuentes. Además, «no hace bromas con funcionarios. Es distante, serio. No se muestra agresivo verbalmente» y mantiene las distancias, «no busca relacionarse con los funcionarios. No es de carácter simpático o afable. Más bien, tímido», añaden.

Desde que ingresó en la prisión madrileña el 6 de septiembre de 2015 «no ha cambiado su actitud», al menos no por el momento, «ni ha hecho ningún comentario a nadie sobre su caso. Está más nervioso, pero nada que no sea común ante la salida diaria al juicio que le llevará a estar mucho tiempo en prisión» de ser considerado culpable. De hecho, «no está especialmente nervioso por su futuro, como si supiera que le queda mucho tiempo» en prisión. Lo que sí ha cambiado es su aspecto. Ha ganado peso, tal y como se vio durante el primer día se juicio, a pesar de que «sale al patio cada día sus cuatro horas de rigor. Ya sea en el patio o en la sala de día, Morate dedica este tiempo para hacer algo de gimnasio con cosas muy rudimentarias, como botellas de agua llenas, levanta sillas, etc.». Cuenta con peculio, por lo que compra, como todos, en el economato. El resto del tiempo lo pasa en su celda. Durante todo el tiempo que lleva en la cárcel, este interno ha recibido visitas de su familia, «padres, abuelos y resto de familia más cercana». Como el resto de internos, tiene poca ropa, por lo que cada mes puede solicitar cambiar la de su celda por la que tenga guardada en el cuarto de almacenamiento.