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Un atentado anunciado
Los servicios de información franceses advirtieron hace semanas de que el Estado Islámico iba a cambiar de estrategia y utilizaría coches contra la población
Los servicios de información franceses advirtieron hace semanas de que el Estado Islámico iba a cambiar de estrategia y utilizaría coches contra la población
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El tunecino Mohamed Lahouaiej Boulhel, con el brutal atentado de la noche del jueves en Niza, confirmó los temores que los servicios de información franceses tenían desde hace semanas –y que habían comunicado a ciertas instancias oficiales– de que el terrorismo yihadista preparaba un atentado en suelo galo en el que el soporte que sería utilizado iba a ser un vehículo. Según han informado a a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, los servicios secretos galos contaban, al menos desde mayo, con datos que hacían sospechar que el Estado Islámico iba a cambiar sus métodos de actuación en Europa, en especial en Francia.
Iba a recurrir a los coches bomba, un sistema que ha usado en Siria, Irak y otros países de la zona, y exportarlos a Occidente. Es uno de los métodos de los que se han valido los terroristas de todo el mundo para perpetrar sus atentados y que, además, si son accionados a distancia con telemandos, no suponen prácticamente ningún riesgo para los autores del delito. La información que poseía la Inteligencia francesa fue comunicada a los aliados que combaten el terrorismo yihadista.
Dentro de las medidas para evitar este tipo de acciones criminales, las Fuerzas de Seguridad habían puesto en marcha una serie de operativos, enfocados sobre todo a impedir que los terroristas pudieran hacerse con sustancias susceptibles de ser utilizadas en la fabricación de explosivos. Con lo que no se contaba es con lo ocurrido el jueves por la noche en Niza, que el camión conducido a gran velocidad por Boulhel arremetiese durante dos kilómetros a cientos de personas.
El fiscal de la República, François Molins describió ayer la «barbarie terrorista» que había asolado horas antes el Paseo de los Ingleses de Niza e hizo un recuento de las víctimas: 84 muertos, entre ellos 10 niños y adolescentes, y 202 heridos, de los que 52 estaban en «estado de urgencia absoluta», y 25 todavía en reanimación. En la rueda de prensa que ofreció sin aceptar preguntas «porque la investigación está todavía en sus inicios», Molins confirmó que la investigación se había abierto por «asesinato y tentativa de asesinato en banda organizada en relación con una empresa terrorista, y asociación de malhechores terroristas con vistas a preparar un ataque». Aunque «el atentado no ha sido reivindicado, corresponde a las llamadas de las organizaciones terroristas», señaló el fiscal antes de proceder dar algunas precisiones sobre el ataque llevado a cabo por Mohamed Lahouaiej Bouhlel, un ciudadano tunecino de 31 años, residente en Niza.
El autor del ataque había alquilado el 11 de julio el camión frigorífico, de 19 toneladas del peso, con el que aplastó a la gente a su paso. Tenía que devolverlo el 13 de julio, pero en lugar de ello lo dejó aparcado al este de Niza y lo recuperó la noche del 14 de julio, momentos antes del ataque. Gracias a las cámaras de seguridad, se ha reconstruido el itinerario del atacante. Éste fue a buscar el camión en bicicleta a las 21.34 de la noche, después se dirigió al paseo marítimo y circuló a lo largo de dos kilómetros, entre los números 11 y 147 del Paseo de los Ingleses, donde mató al mayor número de personas. «A la altura del hotel Negresco disparó contra tres policías», antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad. El fiscal precisó que Bouhlel nunca había sido fichado por radicalización y que era «totalmente desconocido» para los servicios de información. Sin embargo, sí lo conocía la Policía local por «amenazas, violencias y degradaciones».
Las Fuerzas de Seguridad han registrado dos vivienda relacionadas con el terrorista, en las que no ha encontrado armas ni explosivos pero sí material informático y telefónico. En el interior del camión, en la cabina, se encontró una pistola automática de calibre 7.65 mm, cartuchos y una granada inutilizada, así como dos réplicas de M-16 y Kalachnikov. También un permiso de conducir, una tarjeta de crédito y un teléfono en el que la Policía espera encontrar el rastro de posibles cómplices, si los hubiera, pero por el momento carece de ninguna prueba de que tuviera vínculos con el yihadismo.
Entre los ataques que recibió ayer Hollande destacó el del presidente de la región Provenza Alpes Costa Azul y exalcalde de Niza –además de antiguo ministro de Nicolas Sarkozy–, Christian Estrosi, quien se unió a buena parte de la ciudad y criticó abiertamente el dispositivo de seguridad. «¿Cómo es posible que ese camión entrara en una zona que había sido cortada al tráfico? (...) ¿Cómo es posible que (el autor de la masacre) pudiera actuar solo?», se preguntó Estrosi.
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