Psicología
Un neurocientífico revela dos palabras que hay que tener muy presentes para tener un 2025 muy feliz
El consejo que te cambiará la vida este año y te hará ver la vida desde otra perspectiva
Cuando sentimos felicidad, nuestro cerebro libera una serie de sustancias químicas y activa diferentes regiones que generan esa sensación placentera. Entre los neurotransmisores más importantes están la dopamina, que nos hace sentir placer y motivación y la serotonina, que regula nuestro estado de ánimo y bienestar. También conocemos las endorfinas, que funcionan como analgésicos naturales y generan sensaciones de euforia, y la oxitocina, conocida como la "hormona del amor", que fortalece los lazos afectivos y se libera en momentos de conexión con otras personas.
El cerebro también involucra varias áreas en este proceso, el sistema de recompensa, compuesto por el núcleo accumbens y la corteza prefrontal, procesa el placer y la motivación liberando dopamina cuando experimentamos algo gratificante. El hipotálamo regula la producción de hormonas como la oxitocina y las endorfinas, mientras que la amígdala, que está relacionada con las emociones, influye en la sensación de bienestar.
Más allá de estos procesos automáticos, la felicidad también puede entrenarse a través de hábitos saludables. Actividades como el ejercicio físico aumentan la producción de endorfinas, una alimentación equilibrada favorece la serotonina, dormir bien ayuda a mantener el equilibrio químico del cerebro y prácticas como la meditación fortalecen las conexiones cerebrales asociadas con el bienestar.
El consejo que te hará ser feliz en 2025
Según la profesora Abigail Marsh, experta en neurociencia y psicología en la Universidad de Georgetown, el secreto de la felicidad podría resumirse en dos palabras.
La ciencia ha demostrado que los pequeños actos de bondad no solo benefician a quienes los reciben, sino que generan una reacción en cadena en nuestro cerebro que nos hace sentir bien. Así que, si buscas ser más feliz, recuerda estas dos palabras: "ayuda a otros". La ciencia respalda que hacer el bien nos hace sentir bien.
Desde donar dinero hasta sostener una puerta abierta o acariciar a un perro, estos gestos activan regiones cerebrales asociadas con el placer y la recompensa, liberando dopamina y fortaleciendo nuestras relaciones sociales.
Incluso observar actos de altruismo tiene un impacto positivo en nuestro bienestar. Investigaciones han demostrado que ver a otras personas hacer el bien puede mejorar nuestro estado de ánimo, aumentar nuestra energía y motivarnos a ser más solidarios.
Según los especialistas, lo importante es hacerlo de manera sincera. Si ayudas solo por obligación o esperando un beneficio personal, es posible que no experimentes los mismos efectos positivos. Para convertir la bondad en un hábito, recomienda prestar atención a los pequeños momentos en los que podemos marcar la diferencia.