Opinión

Niños sin gracia

Nos hacemos viejos, en niños sin gracia

Casas abiertas por Paloma PEDRERO
Paloma Pedrerolarazon

En eso nos vamos convirtiendo según nos hacemos viejos, en niños sin gracia, dicen. Volvemos a ser frágiles y necesitamos que los jóvenes nos cuiden. Pero, esperad, que los estudios señalan que un uno de cada seis mayores, de forma irrefutable, son maltratados. Es decir, que sufren violencia física o psicológica o sexual o financiera, ¿les suena este abuso último? Es simple, les sacan el dinero sin su consentimiento. La violencia a los mayores es universal, pero es superior en los países más civilizados. Osea, en nuestros países cometemos el acto más incivilizado de lo humano: no respetar y cuidar a los viejos con el amor que se merecen. En culturas más ancestrales la edad es un grado, aquí un grado menos. Hay extensos artículos en internet que hablan de los ancianos insoportables. He leído alguno por curiosidad, y al final me he dado cuenta de que todo era para vender una clínica, un tratamiento o algo así. Hablaba el relato de cómo los padres o abuelos se van volviendo raros, sordos, desmemoriados y, finalmente, agresivos. ¿Agresivos con quién? ¿Agresivos por qué? Seguro que los hay, ya lo sería de antes. Otros ahora sufren falta de cariño y consideración. ¿Cómo se defiende un viejito vulnerable de un cuidador sin alma? Como los niños: con un buen mordisco. Pero, desde nuestro desdén con la existencia, vemos la gracia en el niño y no en el anciano. Porque el niño está intacto físicamente y es futuro. Y el anciano está deslucido y es pasado. Falso, cuando no habido maltrato a una persona, la vejez es lucidez, experiencia, tolerancia y futuro. Porque, y así son la mayoría de los mayores, en su ser está lo que ningún joven sabe: el valor de la vida y la muerte. La muerte, ese futuro común.

Se estima que en el 2050 la población de mayores de sesenta se duplicará. Serían 320 millones de ancianos maltratados en el mundo. Rompamos el tabú. No permitamos ser ni tú, ni yo. Ni el otro.