Ola de calor

Las noches "tórridas" llevan al organismo al borde del infarto

Durante las olas de calor sin descanso- cuando las temperaturas nocturnas no bajan lo suficiente- el cuerpo no puede adaptarse y aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares, según una nueva investigación

En las noches de verano, suele ser complicado dormir por el calor
El organismo necesita que la temperatura baje por la noche para recuperarse Dreamstime

El calor extremo mata. En un contexto en el que el hemisferio norte sufre cada vez más olas de calor- en España estamos inmersos en la cuarta del verano- es crítico valorar los efectos de las temperaturas elevadas en el organismo. Sobre todo porque, lejos de mejorar, la situación va a ir a peor. Lo más preocupantes es que el calor extremo se mantenga por la noche, lo que provoca que el cuerpo no se pueda recuperar. "Las temperaturas nocturnas son particularmente peligrosas para la salud humana porque el cuerpo es incapaz de recuperarse del calor permanente, lo que lleva a un aumento de ataques al corazón y a muertes", señalaba hace unos días John Nairn, experto en calor extremo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Durante el verano del año pasado se registraron algo más de 61.600 muertes atribuibles al calor en toda Europa,de acuerdo con un estudio de Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) compartido por la revista Nature Medicine. El país con el mayor número de fallecidos fue Italia, donde murieron algo más de 18.000 personas. El segundo lugar lo ocupó España, donde se contaron hasta 12.000 fallecimientos vinciulados a las altas temperaturas, según investigaciones de la Fundación para la Investigación del Clima, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Valencia y el Consorcio Español para la Investigación en Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp).

Zona de colapso

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la temperatura ambiente óptima para el organismo se encuentra entre los 18 y 24º C. Cuando la temperatura ambiente supera los 35º C, y está acompañada de altos niveles de humedad, puede poner en riesgo la salud. Si alcanza los 40º C puede ser peligroso incluso con niveles bajos de humedad según este organismo.

Hace unas semanas, investigadores de la Universidad de Roehampton (Reino Unido), liderados por el fisiólogo ambiental Lewis Halsey,presentaron un trabajo en la conferencia anual de la Sociedad de Biología Experimental (SEB) sobre cómo se comporta el organismo humano frente a temperaturas críticas, cuando las condiciones del exterior se vuelven "invivibles". El mismo y 13 voluntarios se expusieron a temperaturas situadas en el rango entre los 40°C y los 50°C, con humedad relativa de entre el 25% y el 50%. A partir de ésta última cifra, el metabolismo se acelera rápidamente- la frecuencia cardíaca aumenta, la presión arterial disminuye- y entra en "zona de colapso".

Se registraron las temperaturas del núcleo interior del organismo y de la piel, la presión arterial, el sudor, el ritmo cardíaco y respiratorio, la ventilación por minuto y los niveles de movimiento a lo largo de cada condición.

"Observamos la arquitectura del corazón para ver cómo cambian los detalles del bombeo a altas temperaturas. También pudimos conocer los detalles de los ventrículos: cómo se contraen, cómo se contorsionan para proporcionar ese bombeo de sangre desde el corazón hacia el resto del cuerpo, cada latido del corazón", explicó el investigador. En el punto más extremo del estudio- con una situación de 50 ºC y 50% de humedad- se observó que la frecuencia respiratoria disminuyó en un 23% en comparación con el valor inicial y la ventilación por minuto aumentó en un 78% acompañada de un aumento de un grado en la temperatura corporal. "Cuando estaban estresados por el calor, los participantes respiraron más lentamente y, evidentemente, más profundamente". "Las proteínas comienzan a desmoronarse y dejan de funcionar tan bien, al igual que los impulsos nerviosos, y las reacciones bioquímicas se vuelven subóptimas", añadió.

La investigación se llevó a cabo en reposo, ya que el objetivo era poder observar la capacidad de adaptación del organismo sin añadir el esfuerzo que supone cualquier actividad. "Con este experimento hemos podido medir y observar que, incluso en reposo, el tipo de temperaturas a los que los españoles, incluso los británicos, están expuestos durante el apogeo de algunos veranos son suficientes para producir respuestas fisiológicas significativas", destacó.

El experimento permitió a los científicos comprobar que el conocimiento de la tasa metabólica en reposo (MR) es clave. Este término se asocia directamente con el de la zona termoneutral (TNZ), que define el rango de temperaturas ambientales en las que la tasa metabólica en reposo (MR) es mínima. "Se ha investigado mucho sobre el rango de temperaturas en el que las diferentes especies animales prefieren vivir en términos de que sus tasas metabólicas sean mínimas y, por lo tanto, su gasto de energía sea bajo, pero, curiosamente, esa información está mucho menos disponible en los humanos cuando se apuntan los límites superiores de nuestra zona térmica neutral".