Guardia Civil
Se busca Renault 5 modelo Oasis
Son las nuevas pistas sobre el caso de Yeremi Vargas, desaparecido en 2007
Son las nuevas pistas sobre el caso de Yeremi Vargas, desaparecido en 2007.
Nueve años después de su desaparición, el caso de Yeremi ha dado un nuevo giro fruto de las persistentes e incansables gestiones de la Guardia Civil. Recientemente, los investigadores de la Unidad Central Operativa se volvieron a lanzar a las calles de Vecindario, en Canarias, llamando puerta a puerta. Resultado de esa insistencia y de la determinación de sus agentes, que nunca se rinden, han logrado dar con nuevos testigos del secuestro del menor. Estas personas han aportado datos que pueden impulsar las pesquisas hasta su resolución. «Logramos establecer con datos objetivos que existe una ventana de tres minutos, entre las 13:45 y las 13:50, en la que la familia pierde de vista a Yeremi. En ese espacio temporal, hemos localizado a testigos que observaron salir del descampado de donde desapareció el niño un vehículo muy característico», explica el jefe de la investigación, el teniente José Miguel Hidalgo. El coche, hasta ahora desconocido, corresponde a un Renault 5 de color blanco modelo Oasis. «Estas personas que observaron lo que ocurrió se fijaron en una pegatina con una palmera y en las letras del modelo. También se ha podido determinar que al volante iba un varón, de unos 30 a 40 años de edad y que en aquel momento llevaba sobre la cabeza una gorra tipo béisbol con visera. Una normal, nada especial», continúa explicando el curtido investigador.
Los agentes de la Guardia Civil están convencidos de que el menor iba en aquel coche y de que la persona que se lo llevó, si no lo conocía personalmente –una posibilidad que no descartan– sí que se movía con facilidad por la zona: «Es casi seguro que el secuestrador sea un vecino de allí o de los alrededores o una persona habitual del entorno de Vecindario, porque de donde cogieron a Yeremi es un lugar de difícil acceso. Para llegar hasta allí hay que conocer el entorno».
Con estos datos en la mano y cuando se cumple el noveno aniversario de su desaparición, la Guardia Civil vuelve a solicitar la colaboración ciudadana. «En el año 2007, que es cuando se llevaron a Yeremi, en Gran Canaria había unos 30.000 Renault 5 en el registro de vehículos de la Dirección General de Tráfico. «Oasis» es un equipamiento y en los archivos no se apuntaba eso. Constan todos los Renault 5, pero sin especificar características especiales, lo que nos complica rastrearlos», apunta el teniente. Revisarlos uno a uno, tanto tiempo después, sería una labor ingente y difícilmente abarcable. «Hasta ahora siempre que hemos pedido la colaboración ciudadana hemos obtenido una gran respuesta. Es cierto que hay que cotejar y filtrar cada llamada que recibamos, pero ahora reclamamos que nos ayuden para tratar de averiguar qué persona iba al volante de aquel vehículo». Se buscan nombres de propietarios de Renault 5 en la zona de Vecindario que condujesen aquel coche o, afinando más aún, que lo viesen por la zona ese 10 de marzo. «Queremos un nombre. Después de nueve años de pesquisas lo cotejaremos con los detalles que ya manejamos y que están bajo secreto de sumario». No lo dice, pero se guarda algunos ases bajo la manga que no puede revelar. Lo cierto es que con un nombre podrían resolver el caso, ofrecer una explicación a la familia sobre su paradero y sentar al culpable en el banquillo.
Pepe, el abuelo de Yeremi, a pesar de los años transcurridos, está muy ilusionado. «Me he enterado de la noticia a través de “Espejo Público”. No lo sabía, pero confío mucho en la Guardia Civil y estoy convencido de que ellos van a resolver el caso y si pueden me van a traer a mi pequeño a casa. Siempre he estado seguro de que culminarían con éxito su trabajo». La que queda descartada es la línea de los tres escoceses que habían seguido los investigadores en el último año. La rastrearon sin dejar nada al azar hasta agotarla. No fueron ellos los que se llevaron a Yeremi, pero los agentes de la Benemérita han podido determinar que participaron en una violación de un menor en Canarias y también han colaborado a que se resolviese un homicidio en Escocia por el que han sido condenados a cadena perpetua.
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