Educación

Pistas para detectar dos trastornos del neurodesarrollo en el aula: la dislexia y la discalculia

Muchos padres se preguntan cómo detectar estos trastornos del aprendizaje. En este artículo te contamos cuáles son los síntomas y cómo podemos reconocerlos

Niña poniendo cara de aburrida delante de un libro y una pizarra con fórmulas y figuras matemáticas.
Niña aburrida de las matemáticas.Dominio público

La dislexia y la discalculia son dos trastornos del neurodesarrollo bastante frecuentes en nuestras aulas. Detectarlos a tiempo, tal y como asegura el doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neuropediatra del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo y del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, es fundamental para mejorar el rendimiento académico de estos alumnos, pero también para reducir la gravedad de las consecuencias emocionales que les puedan acarrear estos problemas.

“La intervención debe realizarse lo más pronto posible, una vez se detectan las dificultades en la conciencia fonológica, ante un retraso del aprendizaje de la lectura, por ejemplo, o bien ante dificultades importantes en las matemáticas. Sólo así lograremos los mejores resultados en los tratamientos”, aclara este neuropediatra.

En el caso concreto de la dislexia, detalla que ésta representa uno de los trastornos específicos del aprendizaje más frecuentes en la infancia, e implica un cambio o alteración en el funcionamiento del cerebro que produce dificultades a quien lo padece; “Cuenta con una prevalencia entorno al 5-10%, y es una causa frecuente de fracaso escolar y de problemas de conducta y también emocionales y de baja autoestima asociados”, advierte el especialista de Ruber Juan Bravo, complejo hospitalario perteneciente al grupo Quirónsalud.

Pero no queda ahí la cosa, tal y como subraya, ya que la dislexia suele presentarse junto a otros trastornos, principalmente junto al Trastorno por Déficit de Atención con o sin hiperactividad (TDAH): “En un 33% de los niños con dislexia se detecta TDAH; y en otro tercio de los niños con TDAH también se detecta dislexia; por lo que la relación entre ambos trastornos es bidireccional”.

No obstante, la dislexia también presenta una gran comorbilidad con trastornos del lenguaje, trastornos de la escritura (disgrafía), discalculia (que veremos a continuación), y con el trastorno del desarrollo de la coordinación, entre otros.

Cuándo puede empezar a sospecharse

“La dislexia aparece durante el aprendizaje de la lectoescritura. Los primeros síntomas pueden darse en etapa infantil, y podemos sospecharlo pronto, durante el último año de infantil. Eso sí, su diagnóstico se realiza una vez pasados dos años desde el inicio del aprendizaje formal de la lectoescritura, habitualmente a los 6 o 7 años en España”, remarca.

Se caracteriza, según prosigue, por dificultades en la decodificación de palabras, así como problemas en la fluidez lectora, a pesar de tener habilidades cognitivas normales y recibir una instrucción adecuada.

Entre otros signos de sospecha para niños en edad preescolar (3-5 años) apunta a los siguientes el doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas: dificultad para identificar y crear rimas simples o para la expresión verbal fluida, ya que la conciencia fonológica es un indicador clave; lenguaje parco, escaso; retraso en la adquisición del vocabulario hablado.

Para niños en edad escolar (6-12 años), este experto del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo señala fundamentalmente a problemas de fluidez lectora (es decir, una lectura poco precisa); dificultades en la velocidad lectora (esto es, lentitud al leer); así como a la evitación de la lectura en voz alta.

Ya en la Secundaria (12-16 años), mantiene que puede mostrar dificultades en la expresión escrita, como la estructuración de ensayos o la elaboración de informes, así como en la comprensión de textos complejos; aparte de evitar leer en voz alta, o que las presentaciones orales le cuesten, tenga ciertas dificultades para expresarse oralmente, especialmente en pacientes que han padecido un trastorno del lenguaje previo, aunque a menudo es palpable una diferencia clara en la expresión verbal y la lenta y poco precisa expresión lectora.

Doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neuropediatra del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo y del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid
Doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neuropediatra del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo y del Hospital Universitario Quirónsalud MadridQuirónsalud

Discalculia o dificultades con las matemáticas

Por otro lado, el doctor Martín Fernández-Mayoralas destaca sobre la discalculia, que se trata de un trastorno del aprendizaje que afecta a las habilidades matemáticas, y cuyo origen es neurobiológico, es decir, que es de origen cerebral.

“Las personas con discalculia pueden tener dificultades para comprender conceptos numéricos, reconocer patrones matemáticos y realizar cálculos, a pesar de tener una inteligencia promedio y recibir instrucción adecuada. No todos los alumnos que tienen problemas con las Matemáticas padecen este problema, pues un déficit atencional como el presente en el TDAH, puede simular una discalculia, de ahí la importancia de realizar un examen no sólo clínico, sino también neuropsicológico adecuado en todo paciente con una posible sospecha de trastorno del aprendizaje”, remarca el doctor.

Pero no queda ahí, porque tal y como afirma, lo habitual es que este trastorno del neurodesarrollo surja con otros trastornos asociados, como el trastorno de aprendizaje no verbal; pero, sobre todo, dice que es muy común como consecuencia, o asociado al TDAH.

Problemas para aprender a contar, la primera alarma

Entre las diferentes pistas que nos pueden llevar a su sospecha, tal y como describe el experto de Ruber Juan Bravo, en el caso de los niños en edad preescolar (3-5 años) se encontrarían: problemas para aprender a contar o recordar la secuencia de los números; dificultad con los conceptos espaciales como ‘arriba-abajo’ o ‘adelante y detrás’; dificultad para reconocer y entender los números y la asociación a la cantidad correspondiente.

En la edad escolar (6-12 años), según prosigue, otros signos de alarma podrían ser: Dificultades en la resolución de problemas matemáticos, problemas para entender y aplicar conceptos matemáticos, tendiendo a la resolución automatizada, sin deducción; dificultad para comprender la medida del tiempo y el uso del reloj, siendo esto más notorio en el analógico; confusión con los signos numéricos y dificultad para comprender y aplicarlos correctamente.

En la Secundaria, de los 12-16 años, este neurólogo de Ruber Juan Bravo y Quirónsalud Madrid apunta a los siguientes: dificultades para comprender y aplicar conceptos geométricos, dificultad en la resolución de problemas matemáticos del nivel adecuado a su edad, resistencia a participar en clases de matemáticas y problemas con ciertos conceptos algebraicos.

Para concluir, en opinión del doctor, lo más importante es una detección precoz de las dificultades, especialmente de las lectoras, para realizar un tratamiento pedagógico adecuado, aun cuando el diagnóstico sea dudoso (especialmente por una edad temprana en niños “a los que se les ve venir” el problema), pues los beneficios de una terapia precoz e inofensiva, enfocada en los problemas de aprendizaje, son mucho mayores a los 5-7 años que en edades posteriores