Elecciones municipales
Podemos asalta la Semana Santa: Carmena prohíbe a los maceros salir en procesión
El Ayuntamiento de Ahora Madrid impide al cuerpo de trabajadores municipales, que históricamente encabezaban los pasos, que sigan haciéndolo esta Semana Santa.
El Ayuntamiento de Ahora Madrid impide al cuerpo de trabajadores municipales, que históricamente encabezaban los pasos, que sigan haciéndolo esta Semana Santa.
De un plumazo, el Ejecutivo de Manuela Carmena ha acabado este año con una tradición de la Semana Santa madrileña. Hasta ahora en la capital no había procesión sin maceros ni ordenanzas. Hasta seis empleados públicos del Ayuntamiento de Madrid acompañaban a cada una de las trece cofradías que recorren estos días las calles más emblemáticas de la ciudad. Las encabezaban. Dos de ellos en calidad de «soldados municipales» –los maceros, que visten uniforme de antiguo orden, lucen un tabardo y llevan en su mano una maza, y que históricamente se encargaban de proteger al regidor de las iras vecinales, pero que en la actualidad ponían la nota de color histórica abriendo paso a las procesiones–, y cuatro ordenanzas que desarrollaban labores de representación del Consistorio en estos actos religiosos. Pero esta imagen tan tradicional en Madrid, y que, sin embargo, se sigue repitiendo en las procesiones de otras provincias españolas, se ha acabado por decisión de la gerencia municipal dirigida por la llamada «candidatura de unidad popular», según explican desde el cuerpo de ordenanzas del Consistorio de la capital.
El Ayuntamiento de Madrid ha informado a los responsables de ambos cuerpos de funcionarios de que este año no deben ir a las procesiones. Dejan de realizar la importante función que hasta este año tenían asignada y por la que, de paso, sumaban horas de servicio a su cupo de trabajo extra anual. «Si nos quitan esto nos están bajando el sueldo», explicó uno de los afectados, que dejará de recibir un complemento salarial del que venía disfrutando hasta ahora.
Ausentes el Domingo de Ramos
Al parecer, según las mismas fuentes, la gerencia del Ayuntamiento –que depende directamente de la regidora Manuela Carmena– se puso en contacto con el responsable de los ordenanzas para informarlos, de forma oral, de la nueva directriz respecto a sus atribuciones durante la Semana Santa. Como los concejales de Ahora Madrid no prevén asistir a ninguno de los actos religiosos previstos en la Pascua de la capital, consideran –explicaron las mismas fuentes– que la labor de estos empleados es prescincible. No hubo muchas más explicaciones.
En las procesiones de las hermandades de La Borriquita y Los Estudiantes, el pasado Domingo de Ramos, su ausencia ya fue patente. Pasos que, aunque no contaron con la presencia de ninguno de los ediles del equipo de Carmena, sí tuvieron el apoyo in situ de, al menos, cuatro concejales del Partido Popular, entre otros. «Nosotros trabajamos para los 57 concejales del Ayuntamiento de Madrid, no sólo para los 20 del partido en el Gobierno», añadieron.
La última decisión de Carmena, que se suma a los intentos de cambiar las tradiciones religiosas en Madrid (como ya ocurriera en Navidad con la polémica Cabalgata de Reyes o con la reducción a un Nacimiento de ocho por ocho metros del tradicional Belén en la sede del Gobierno municipal, que atraía a miles de turistas), puede además representar un auténtico problema económico para los empleados públicos, ya que dejarán de percibir buena parte de un salario con el que contaban.
En el caso de los maceros, el sueldo es directo, es decir, cobran por las horas de trabajo a la cabeza de la procesión y por las tareas organizativas en la misma. Los ordenanzas, encargados también de la organización y de garantizar la presencia de la corporación local en las procesiones, pierden por su parte horas extra de trabajo, que, sumadas anualmente, dan derecho al complemento de productividad en sus nóminas. Además, en el caso de los ordenanzas, la pérdida de horas de trabajo en Semana Santa se suma a la de servicio que prestaban en la plaza de Las Ventas, donde el Ayuntamiento decidió cerrar el palco municipal, algo que ha puesto a estos trabajadores públicos en pie de guerra.
«Es una pena porque se están cargando las tradiciones, es una forma de arrebatarle el tinte histórico a unas procesiones que llevan siglos celebrándose en Madrid», se lamentaba ayer el hermano mayor de una de las mayores cofradías de la capital, que pidió no ser citado en este reportaje para «tener al menos la Semana Santa en paz».
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