Opinión
Poder andar
Joe Biden da la sensación de rebelarse ante la evidencia de que su cabeza y sus piernas no responden bien como para seguir ostentando la presidencia de los Estados Unidos
Con los años perdemos facultades físicas y también, mentales, salvo raras excepciones. Unos antes, otros después los efectos del envejecimiento son inexorables aunque, por fortuna, últimamente vamos poniendo los medios que se nos recomiendan para retrasarlos al máximo a base de una buena y adecuada alimentación, ejercicio periódico y una serie de pautas que a través de los medios de comunicación se nos van dando para que nuestra esperanza de vida sea lo más prolongada y merezca realmente la pena llegar a viejo. Joe Biden da la sensación de rebelarse ante la evidencia de que su cabeza y sus piernas no responden bien como para seguir ostentando la presidencia de los Estados Unidos. Las declaraciones que hizo frente a los espantosos incendios que en agosto asolaron Hawai, con casi doscientos muertos, fueron las siguientes: “Yo también tuve un incendio en la cocina de mi casa y casi pierdo a mi mujer, mi Corvette del 67 y a mi gato". Frente a esto uno se pregunta si es un problema de estupidez natural o si es una estupidez producida por los años. En este sentido hay que tener en cuenta sus andares, muy poco jacarandosos, y sus frecuentes caídas y tropiezos, que a muchos torpes como la que suscribe le suceden de tanto en tanto pero no por la edad sino por patosería. El ejemplo contrario lo protagoniza el gran Michael Caine, galán más que atractivo en otro tiempo, quien afirma que no puede andar y que lo mejor es retirarse del mundo del cine. Con gran pena asumimos su pudor y respetamos la decisión por ser digna y justo al terminar el rodaje de la que será su última película, la que trata de un anciano que escapa de su residencia para emprender un viaje por el Reino Unido y poder asistir al 70º aniversario de la Segunda Guerra Mundial en Francia. De esta forma nos queda un recuerdo digno de un actor que pasará a la historia no solo por sus trabajos, muchos y muy diversos, todos ellos exitosos, sino por saber retirarse a tiempo con un decoro y pundonor que no exhibe el presidente norteamericano. A la vida hay que venir a darlo todo, sí, pero sin que los demás cuestionen tus capacidades.
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