Universidad

Protesta de investigadores en la UCM por un puesto fijo

Tras ser elegidos para obtener un prestigioso contrato de investigación, la universidad no les asegura estabilidad

Manifestacion en la Universidad Complutense, para demandar mas apoyo en Investigacion. © Jesús G. Feria.
Un grupo de manifestantes hoy en la Universidad Complutense de MadridJesus G. FeriaFotógrafos

Las cacerolas se alzan hoy, día 31 de octubre, ante el rectorado de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) por la incertidumbre tras la resolución de los contratos de excelencia investigadora Ramón y Cajal. Según afirman docentes e investigadores, a pesar de que la Universidad se había comprometido a aceptar un máximo de 79 investigadores a los que se les concediese la solicitud, la posibilidad de realizar sus contratos allí no está tan clara. Debido al descontento por estas medidas de estabilización, el personal universitario ha salido a la calle. Con esta protesta buscan una mayor transparencia en los criterios de la institución para optar a un puesto fijo, así como un cambio en el rumbo de la investigación que, temen, puede menguar el prestigio y la calidad docente e investigadora del centro.

Dos de 17 "como mucho"

Los contratos Ramón y Cajal son unos de los más prestigiosos que existen en la carrera investigadora de España. Cada año se ofertan menos de 500 de estas plazas destinadas a obtener las competencias para estabilizarse en un organismo de investigación español. Se trata de un contrato que premia la excelencia y permite a los doctores establecerse en un centro con una subvención que dura 5 años. Tras ese periodo, la universidad estabiliza a la persona solicitante.

Antes del proceso de selección, las universidades se comprometen a cofinanciar un número máximo de contratos distribuidos por áreas temáticas. Según refleja la resolución de las plazas de la Presidencia de la Agencia Estatal de Investigación, la UCM indicó que cofinanciaría un total de 79 plazas. Buena parte de estas plazas irían al área de Ciencias físicas (18) y Ciencias y tecnologías medioambientales (10).

De las 494 ayudas Ramón y Cajal concedidas en la resolución del 2022, un total de 17 personas han pedido estabilizarse en la Complutense. Sin embargo, desde el Vicerrectorado de Ordenación Académica y de Investigación les han comunicado que no va a ser posible aceptarlos a todos. Según palabras de uno de los afectados por esta medida, la respuesta que obtuvieron es que "como mucho van a poder aceptar uno o dos".

Desde el Vicerrectorado de Comunicación aseguran que estas medidas son necesarias para un reparto más equitativo de los recursos de la Universidad. Las necesidades docentes no permiten estabilizar a los 17, si no a 13 investigadores distribuidos en las distintas áreas. Según nos han comunicado, el reparto ha sido bien acogido por los decanos de las facultades y responde a una forma sensata de división de los recursos. De otra forma, podría darse el caso de que se estabilizasen puestos de personal docente investigador que en un futuro no pudiesen ejercer de docentes por falta de alumnos.

La última de una serie de medidas polémicas

Sin embargo, según indican los protestantes, esta es solo la última de una serie de medidas que tachan de incomprensibles. En la última convocatoria para la concesión de los contratos de atracción de talento investigador de la Comunidad Autónoma de Madrid "César Nombela" se impidió incluso iniciar el trámite de la solicitud a más de la mitad de los solicitantes que habían mostrado interés.

Según cuentan los afectados, el prerrequisito que pidieron desde la universidad para solicitar estas ayudas era el nombre, departamento y tipo de contrato. En base únicamente a esos tres criterios, en el que se echa en falta el currículum y méritos de la persona solicitante, la universidad preseleccionó a los candidatos "aptos" para iniciar las solicitudes. Un total de 69 personas realizaron la pre-solicitud a la universidad, que únicamente aceptó a 33, de los cuales han acabado entregando la documentación necesaria 20 investigadores. El área del conocimiento más afectada resultó Ciencias Físicas, ya que, de las más de 20 solicitudes presentadas, ninguna fue aceptada.

Desde la universidad aseguran que en total se han estabilizado más de 100 puestos en las últimas convocatorias, un número muy considerable de personal que ha entrado en las facultades en las que eran más necesarios. De nuevo, insisten en que en el contexto actual les resulta imposible asumir todas las solicitudes ya que no hay recursos suficientes. Por ello, se están primando los puestos docentes que permitan garantizar una formación de calidad a los alumnos.

Antigüedad antes que excelencia

La protesta de los investigadores se centra sobre todo en la defensa de la excelencia universitaria. Según indican los manifestantes a este periódico, desde Dirección se está rechazando el acceso a la universidad a los jóvenes talentos en pro de estabilizar puestos según las necesidades docentes del momento. Los protestantes creen que estas políticas, sostenidas en el tiempo, podrían disminuir la calidad de la enseñanza y de la producción investigadora que surge de estas instituciones. Desde la institución aseguran que con estas medidas están garantizando la calidad de la enseñanza al alumnado.

El tortuoso camino a la "fuga de cerebros"

A nadie le sorprenderá saber que la carrera investigadora en España es un camino tortuoso. Tras años de estudio, de un grado, máster, doctorado y (varios) postdoctorados, la estabilización de los científicos suele ser la gran asignatura pendiente. La falta de renovación en personal universitario dificulta la entrada de los jóvenes investigadores y profesores a puestos estables en las universidades españolas.

Además, las ayudas y subvenciones actuales suelen tener una cláusula donde se valora como mérito el haber estado cierto número de meses o años en una universidad o centro de investigación extranjeros. Esta situación conduce irremediablemente a la conocida como "fuga de cerebros". Normalmente, en las estancias pre y post doctorales, el acceso a la oferta de trabajo disponible en otros países, así como la mayor remuneración y posibilidades de estabilización, atraen a los jóvenes investigadores que intentan hacer carrera en España.