Unas zapatillas con huella social
«Lo que importa son las capacidades, no la discapacidad»
La plantilla que conforma Timpers está formada casi en exclusiva por personas con discapacidad. El objetivo: normalizar esta realidad
La lucha contra la discriminación social o laboral hacia las personas que padecen una discapacidad necesita de pasos reales, firmes y visibles que demuestren que si se quiere, se puede. Lo más habitual es que esa mano tendida provenga del ámbito público, pero también hay empresas privadas que no dudan en mostrar un compromiso social. Este es el caso de Timpers, una marca española de zapatillas con sede en Valencia formada casi en su totalidad por personas que padecen muy diversos tipos de discapacidad, empezando por sus fundadores: Aitor, Roberto y Diego, y que deja muy claro en redes sociales que su objetivo no solo es vender zapatillas, sino difundir un mensaje a todo pulmón: lo que importan son las capacidades de las personas, no sus discapacidades.
Todo empezó en un equipo de fútbol para invidentes de Alicante, donde Roberto Mohedano y Aitor Carratalá eran parte del equipo técnico. El primero ha sido sometido a un trasplante de riñón, mientras que Aitor padece fibrosis quística. Amigos desde el instituto, siempre habían tenido mentalidad de emprender, y por su relación con el mundo de la discapacidad anhelaban crear una empresa que tuviera un carácter social muy marcado. Su primera idea fue diseñar una silla de ruedas para niños, pero desistieron al ver que era un proyecto caro y que ya había otras empresas que las fabricaban. Pero el afán se mantuvo ahí, y ser alicantinos jugó mucho para decidir hacia dónde debían encaminarse: «En Alicante, o haces turrón, o haces juguetes, o haces zapatos», bromea Diego Soliveres, responsable de Comunicación de Timpers.
Un familiar de Roberto se dedica a la industria del calzado, y le propuso hacer una pequeña tirada de zapatillas con materiales sobrantes para tener así su primera experiencia empresarial y emprendedora. Esas primera zapatillas no tenían carácter social ni tampoco eran especiales desde un punto de vista estético, «eran de las que hay un montón en el mercado».
A Roberto y Aitor se les ocurrió llevar un par al entrenamiento de su equipo de fútbol para invidentes para ver si podían vender algún par. Ese hecho les cambió la vida. «Los dos se quedaron asombrados de cómo los ciegos ‘‘veíamos’’ las zapatillas –dice Diego, que tiene un 75% de discapacidad visual y era integrante del equipo de fútbol–, porque las tocaban mucho, comprobando al tacto los materiales, doblándolas para ver si eran flexibles, o cómo era la puntera o la plantilla...».
Así que decidieron crear una línea de zapatillas para todo tipo de clientes, pero también atractivas y accesibles para invidentes, y pidieron ayuda a los jugadores del equipo. «Yo siempre he sido muy inquieto, me gusta subirme a todos los carros que pasan, y me cuesta mucho decir que no», afirma Diego, así que se sumó al proyecto.
El primer prototipo de Timpers ya llevaba algunos de los elementos que caracterizan a la marca: el nombre de la firma bordado en braille en el talón, contrastes de colores acentuados para que a las personas con un pequeño resto visual también les resulten atractivas, les pusieron cordones redondos porque son más fáciles de atar y desatar... Ese primer prototipo lo presentaron a un proyecto de emprendimiento social en la Universidad de Alicante, donde los tres estaban matriculados, y ganaron. En la primavera de 2018, gracias a los medios de comunicación y al boca a oído, lo que era un solo un proyecto comenzó a materializarse.
«Por azar nos habíamos juntado tres personas con discapacidad, y es cuando decidimos que en nuestra empresa contrataríamos solo gente que la tuviera, para demostrar que una empresa como esa podría ser tan rentable y exitosa como cualquier otra, y sobre todo para romper todas las barreras y estereotipos que hay sobre la discapacidad, especialmente en los ámbitos social y laboral», señala Diego a LA RAZÓN. En este sentido, considera que cuando se da una oportunidad en el ámbito laboral a estas personas "desarrollan un sentido de pertenencia brutal a la empresa, además de que es una forma de que se recupere la confianza y la autoestima". Además, destaca que más allá de que son personas "muy capaces, se fomenta el espíritu de equipo en el trabajo, y también ayudan a los compañeros a ponerse en los zapatos de otro".
Pero los valores de Timpers van mucho más allá. Con una presencia destacada en redes sociales, desde una perspectiva optimista y vital son un altavoz en busca de la normalización de diferentes realidades sociales. Por ejemplo, para su modelo del día del orgullo gay eligieron como embajador a Juan David, un gitano funcionario de carrera y universitario, gay y padre de dos hijos.
«Estamos en un mundo que tiende a la inclusión y a la integración, aunque a mí me gustaría que la gente consiguiera borrar esos términos porque con ellos estamos dando por hecho que hay algo excluido, yo creo que hay que hablar de normalidad», destaca Diego Soliveres.
En su blog «Tiempo de personas» la web de Timpers ofrece conversaciones distendidas, a modo de entrevistas, con esas personas «más que capacitadas» o que aportan su granito de arena a la sociedad, «que nos acercan sus historias y su experiencia». Por ella han pasado personalidades como Teresa Perales, Juan Carlos Unzúe o Serafín Zubiri, pero también otros rostros anónimos con cosas importantes que contar.
Aparte de esto, también se preocupan de que sus zapatillas sean respetuosas con el medio ambiente, por ejemplo usando materiales reciclados «siempre que no comprometa la calidad de calzado», detalla Diego, o que sean naturales, como el bambú o el algodón orgánico.
Cuando preguntamos a Diego si entonces Timpers es una marca o una declaración de intenciones éste se ríe: «Yo entiendo que cuando te lanzas así a la piscina y te metes en el barro ya tienes que ir con todo, porque por muy fuertes que seamos en el ámbito social si no cuidas también lo económico, lo ambiental... al final es escribir con la mano y borrar con el codo», destaca.
Entre sus planes de futuro está «tener una empresa grande con muchos empleados y poder llevar realmente más allá el propósito de dar oportunidades laborales a quienes tienen una discapacidad». Por lo pronto, de cara a la campaña de Navidad este noviembre abren su primera tienda física en Madrid.
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