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¿Qué primate tiene las posaderas más grandes?
Hace dos millones de años, nuestros ancestros desarrollaron las cualidades anatómicas perfectas para correr largas distancias
Entre nuestros hermanos primates muchos tienen posaderas coloreadas, libres de vello, que llaman poderosamente la atención. En virtud de su rango y disposición para el apareamiento pueden llegar a ser escandalosas.
Entre nuestros hermanos primates muchos tienen posaderas coloreadas, libres de vello, que llaman poderosamente la atención. En virtud de su rango y disposición para el apareamiento pueden llegar a ser escandalosas. Pero siempre carecen de la carnosa protuberancia sobre la que nos sentamos hombres y mujeres. Sus culos, más bien, son una continuidad del pellejo y los huesos de la espalda. ¿Por qué los nuestros son mullidos?
Hace dos millones de años, nuestros ancestros desarrollaron las cualidades anatómicas perfectas para correr largas distancias. Solemos creer que somos malos corredores comparados con otros animales. Pero en realidad somos malos sprinters. Nuestra capacidad de desarrollar velocidad es paupérrima: un ser humano bien entrenado apenas alcanza un tercio de la aceleración de un guepardo, por ejemplo. Pero cuando se trata de mantener el trote durante un largo recorrido, las cosas cambian. Un caballo que corra un maratón desarrolla velocidades de 6 metros por segundo, inferiores a las que alcanza un medallista de maratón.
Nuestros ancestros debían competir con la hienas por el alimento. Aquellos antecesores de nuestra especie sabían que en primera instancia la presa iba a escapar por velocidad. Pero cualquier animal del entorno necesitaba descansar a cada corto trecho, era incapaz de mantener la carrera sostenida del ser humano. A cada parada para descansar, la capacidad de recuperación del animal se iba reduciendo hasta caer exhausto o a tiro de lanza.
¿Por qué estaban tan seguros de su técnica nuestros «abuelos»? Ellos no lo sabían, pero su cuerpo era una máquina de correr maratones: los humanos tenemos un tendón de Aquiles extensible que actúa como un muelle recogiendo la energía del impacto del pie en el suelo y devolviéndola a las piernas para ahorrar esfuerzo. Carecemos de pelo en buena parte de la piel, pero sudamos y eso permite mantener la temperatura de manera constante, sin desgastes inútiles en refrigeración o calefacción. Contamos con algunas de las articulaciones más poderosas y anchas del reino animal. Además poseemos un aparato vestibular en el oído inusitadamente grande. En él se encuentran los líquidos que nos permiten mantener el equilibrio, especialmente cuando corremos y nuestros dos puntos de contacto con la tierra firme están en el aire. Y por último, sí, lo que todos estábamos esperando: poseemos un culo bien gordo. La culpa la tienen, sobre todo, dos grupos de músculos (el glúteo mayor y el glúteo menor) excepcionalmente desarrollados. Ellos nos ayudan a mantener el equilibrio sin esfuerzo recogiendo la energía del trote y compensando el balanceo de la carrera. Los monos, cuyas nalgas son escuálidas, apenas mantienen sus carrera unos minutos sin desfallecer. Sin embargo, se sabe que el ser humano tiene mayor resistencia aeróbica en carrera que un caballo. Así que parece evidente que nuestro destino como especie está íntimamente unido al crecimiento exagerado de dos partes muy concretas de nuestro organismo. Por un lado, el cerebro y, por otro, las especiales posaderas de las que las evolución nos dotó.
¿Desde cuándo usamos la vainilla?
Se extrae de las vainas de semillas de una flor conocida como orquídea vanilla. Y aunque esta flor está presente en numerosos países de clima tropical, siempre se había creído que los primeros seres humanos que lograron producir extracto de vainilla fueron los aztecas, hará unos 2.000 años. Sin embargo, una reciente investigación ha datado el uso de ese condimento con mejores herramientas. Arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv (Isralel) han descubierto los que pueden ser los restos de vainilla más antiguos conocidos. Han sido hallados en una tumba encontrada en Israel, y tienen una antigüedad aproximada de alrededor de 3.600 años. Los investigadores responsables de este hallazgo creen que la planta, de origen tropical, pudo llegar a Oriente Medio desde India o desde alguna región de la costa este de África.
¿Puede estar volviendo a despertar el Vesubio?
El Vesubio y el Etna son los volcanes en activo que aún dan sorpresas en Italia. Pero no son los únicos en la Península Itálica. En Nápoles, a una distancia de unos diez kilómetros del otro gran volcán conocido, el Vesubio, se encuentran los llamados Campos Flégreos. Son una vasta caldera volcánica que ocupa varios kilómetros de extensión. La mayor parte de la estructura está bajo mar. Ahora, un nuevo estudio realizado por un equipo de la Nanyang Technological University de Singapur, revela que hay indicios de que el volcán está despertando, después de más de 500 años de tranquilidad.
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