Opinión

El récord mariano

El santuario de Fátima ha sido visitado por los cuatro últimos papas en siete ocasiones diferentes

-FOTODELDÍA- Fátima (Portugal), 05/08/2023.- El Papa Francisco (c-i, de blanco) reza en la Capilla de las Apariciones en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Fátima, Ourem, Portugal, hoy 5 de agosto de 2023. El Pontífice se encuentra en Portugal con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). EFE/EPA/ANTONIO COTRIM / POOL
El Papa Francisco visita Fátima ANTONIO COTRIM / POOLAgencia EFE

El de Fátima pose un récord que ningún otro santuario mariano del mundo entero puede emular: ha sido visitado por los cuatro últimos papas en siete ocasiones diferentes. El primero en hacerlo fue san Pablo VI que llegó como peregrino el 13 de mayo de 1967 cuando se cumplía el 50º aniversario de las apariciones de la Virgen a los tres pastorcitos. El papa polaco visitó Fátima tres veces: la primera se desarrolló entre el 12 y el 15 de mayo de 1982 un año después de estar a punto de perder la vida en el atentado protagonizado por el turco Ali Agca. Por cierto, una de las balas usadas por el frustrado asesino fue incrustada en la corona de la Virgen.

En el 1991 volvió al santuario de la Cova de Iria y repitió el acto de consagración del mundo a María. La última vez, ya con su salud muy aquejada por la enfermedad, regresó para beatificar a Francisco y Jacinto Marto dos de los jóvenes pastores que vieron a la Virgen. Al final de la ceremonia el Secretario de Estado Cardenal Sodano anunció que el Papa había confiado a la Congregación para la Doctrina de la Fe la revelación del famoso «tercer secreto de Fátima».

Benedicto XVI vino a Fátima una sola vez siempre en el mes de mayo del 2010 para recordar la beatificación de los hermanos Marto que tuvo lugar diez años antes.

En el 2017, al cumplirse cien años de la aparición mariana, Francisco quiso presidir la conmemoración Su estancia solo duró un día en el curso del cual, pronunció, sin embargo cuatro discursos.

Ayer pasó en el santuario mariano (visitado cada año por más de un millón de peregrinos) un escaso par de horas donde hizo a todos los presentes «la invitación a la responsabilidad, a hacernos cargo de los que no creen, no esperan, no aman».