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Gripe de Shanghái, ¿la pandemia definitiva?

Una niña, ingresada tras contagiarse de H7N9 en China
Una niña, ingresada tras contagiarse de H7N9 en Chinalarazon

Los nuevos casos de muerte por la influenza aviar en Asia despiertan el temor al contagio y la rápida propagación entre seres humanos tan sólo con respirar. En las aves de los atestados mercados chinos no está siendo demasiado letal, pero la mutación de la cepa en los seres humanos es mucho más dañina

Es una condición inherente al ser humano. El miedo al contagio, el temor a que un virus desconocido nos haga enfermar y se extienda sin que nada ni nadie pueda frenarlo. Y la peor y más devastadora vía de transmisión es la respiratoria.

En las últimas semanas, los casos de personas infectadas por el virus de la gripe H7N9 (al cierre de esta edición superaban la treintena y once fallecidos en Asia) vuelven a despertar el temor a revivir una situación similar la vivida en 2009 por la gripe aviar H1N1 o la H5N1 en 1997, y lo que es peor, a que el contagio pase a ser entre humanos y se propague. Y más cuando se trata de un virus poco patógeno para los alados, pero que puede causar una enfermedad severa si infecta a los hombres, según La Organización Internacional de Sanidad Animal (OIE).

Luego... ¿puede producirse un contagio global? Los expertos consultados profundizan en este debate. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) explican a este semanario que «no es posible predecir cuándo va a producirse una pandemia o cómo va a ser de intensa. Una epidemia global de gripe se origina cuando aparece un nuevo virus (por ejemplo, un subtipo que no circula entre seres humanos) y se adapta a otro virus que, mantenida la cepa en el tiempo, se transmite a las personas de forma similar a la gripe convencional (por la tos y el estornudo). Como este virus es nuevo, el sistema inmunológico humano tiene poca o ninguna protección pre existente». Desde la OMS añaden que «cualquier virus de gripe de animal que desarrolla la capacidad de infectar a la gente es un riesgo teórico de causar una pandemia. Sin embargo, que el virus H7N9 pueda causarla aún se desconoce». Por su parte, Steven Valeika, epidemiólogo y veterinario de la Universidad de Georgia (EE UU), está de acuerdo en que «los virus de gripe son imprevisibles. Pueden desarrollarse rápidamente y siempre existe la preocupación de que una nueva cepa pueda transmitirse de persona a persona. Ya lo vimos con el virus H1N1 pandémico. Por suerte, la severidad que tuvo la enfermedad en aquella ocasión fue baja».

Valeika explica que, para que la propagación se diera entre humanos, «una persona tendría que estar infectada simultáneamente por una cepa de gripe humana y una cepa de gripe aviar» porque «la gripe tiene la capacidad de "negociar"el material genético entre las cepas. Según este argumento, la gripe aviar podría adquirir genes de transmisión de la del hombre, convirtiéndose en una nueva cepa con una potencial transmisión de la gripe humana».

Por su parte, Juergen Richt, profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Kansas y director de Departamento de Seguridad Nacional para Enfermedades Animales Emergentes (Ceezad por sus siglas en inglés) argumenta que «los virus de gripe aviar como H5N1 por lo general se anclan a las áreas inferiores del pulmón humano, que no son fáciles de alcanzar. Por lo tanto, estos virus de gripe no suelen ser, por lo general, trasmisibles entre la gente. No obstante, las mutaciones en el genoma de gripe aviar podrían permitir al virus anclarse al receptor de gripe humana. Dichas mutaciones serían las que las convertirían en trasmisibles entre la población».

Aunque los expertos no descartan la posibilidad de que este virus se propague, se muestran cautos al respecto. Así, Pedro A. Piedra, profesor de la Facultad de Medicina Baylor de la Universidad de Texas (EE UU) puntualiza que «el análisis genético de tres de los virus H7N9 aislados de humanos sugiere que se está adaptando para poder replicarse en mamíferos». Pero, «la evidencia de transmisión de individuo a individuo no se ha detectado».

Según Piedra, en las próximas semanas se sabrá si este brote se extenderá. «Si se propaga de manera eficiente en las personas hay una posibilidad de que se produzca una próxima pandemia. Aunque las lecciones aprendidas con la H1N1 nos permitirán estar mejor preparados para responder ante algo así».

Descifrar el nombre de la cepa

Pese a ello, el número reciente de muertes (once al cierre de esta edición de más de una treintena de casos) es una cifra considerable. «Que de 38 haya once fallecimientos es un número bastante importante. Pero hay que tener en cuenta que la mayoría de infectados mostró signos graves desde el principio y no sabemos hasta qué punto hay infecciones en personas cercanas a esos pacientes», señala Raúl Ortiz de Lejarazu, director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid.

No obstante, el experto insiste en que no hay que despertar alertas innecesarias. «Sobre el subtipo H7, el caso más famoso fue en 2003 en Holanda, hace ya diez años, cuando se detectaron 89 casos y hubo un fallecimiento. Se debió a instalaciones en las que había aves infectadas por el virus. No quiere decir que no pueda darse el caso de transmisión entre humanos, pero es muy poco probable».

Lo más curioso es que las amenazas anteriores hoy conviven con nosotros. El H1N1 que tanto revuelo causó en todo el mundo, en la actualidad es una gripe estacional. Y es que la gripe es un virus muy variable, que muta muchísimo. Cuenta con la hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N). Ambas son proteínas de superficie que sirven al virus para unirse a la célula huésped. Existen 16 tipos de H y nueve tipos de N, de ahí las múltiples combinaciones. Y todas las posibilidades existen en las aves, sobre todo en las migratorias (que son como el reservorio).

Vacunas

Hoy en día ya «sabemos cuál es el código genético del virus para que se transmita. Sin embargo, pese a ello, si se extendiera el contagio «no nos libraría nadie». Si así ocurriera, las peleas en la farmacia por conseguir la vacuna estarían aseguradas.

Son muchos los que creen que hay intereses económicos por medio y que se aprovechan de estos terribles acontecimientos para enriquecerse, en este caso, con las vacunas, –sobre las que ya están trabajando para esta nueva cepa–. Y más tras la experiencia de Trinidad Jiménez al mando del Ministerio de Sanidad cuando en 2010 compró más de diez millones de dosis contra el H1N1 y que costaron alrededor de 90 millones de euros.

Pedro Alsina, director de Relaciones Institucionales de uno de los laboratorios fabricantes, Sanofi Pasteur MSD, explica que «es un negocio, sí, pero es lo que permite que se siga investigando». El día que esto deje de ser así... los avances se frenarían. Alsina añade que «el mercado de vacunas en 2009 a cargo del Sistema nacional de Salud fue de 263 millones de euros (el uno por ciento del gasto farmacéutico). En 2012 fue de 173 millones y en 2013, con las vacunas en la central de compras, ha sido de 140 millones de euros. Ha habido un descenso de hasta el 40 por ciento». Números que indican que el negocio no está precisamente al alza.

Mark Tompkins, miembro del Departamento de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Georgia, matiza que «las vacunas son uno de los mayores avances médicos del siglo XX. De hecho, las que se ponen en la niñez previenen más enfermedades que cualquier otro avance. Y a pesar de que las de la gripe son más eficaces unos años que otros, es decir, a veces son muy inmunógenas y otras no tanto, siguen siendo seguras. Efectivamente se puede pasar la gripe, pero sus efectos siempre serán menores que si uno no se ha inmunizado previamente».

Desde la OMS recomiendan la vacunación anual, no sólo a la población de riesgo (ancianos, niños y pacientes crónicos), también y «especialmente de los profesionales sanitarios. Ante una pandemia, un rápido despliegue de vacunas tiene la capacidad de reducir la severidad de la enfermedad y puede evitar muchas muertes, así como aliviar la presión sobre los servicios de asistencia médica».