Opinión

El sexo y el género

La ministra ha luchado para que en esos diletantes 16 años sea posible cambiar de sexo sin que nadie pueda intervenir

La directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, Boti García Rodrigo; la presidenta de la Federación de la Plataforma Trans, Mar Cambrollé y la ministra de Igualdad, Irene Montero, celebran la aprobación de la Ley Trans en las escalinatas del Congreso de os Diputados, a 16 de febrero de 2023, en Madrid (España).
La directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, Boti García Rodrigo; la presidenta de la Federación de la Plataforma Trans, Mar Cambrollé y la ministra de Igualdad, Irene Montero, celebran la aprobación de la Ley Trans en las escalinatas del Congreso de os Diputados, a 16 de febrero de 2023, en Madrid (España). Alejandro Martínez VélezEuropa Press

“Ya hay ley trans”, dice la ministra Montero sonriendo retadora, con los dientes apretados, al estilo Pantoja, y feliz con la nueva norma firmada por su ministerio y sin temor a equivocarse, que eso es cosa de jueces, según ella, y no de sus filas. Con autodeterminación incluida.

Es decir, cada cual puede elegir, desde los 12 años con autorización judicial, desde los 14 con el permiso de sus padres o tutores o desde los 16, solo con su voluntad, si es hombre o mujer (si se llama Pepe o Pepita), aunque su biología diga lo contrario y ni siquiera pretenda alterarla jamás.

Desde esos adolescentes y zozobrantes 16, a los que cantan tantas canciones, solo harán falta las ganas de ser esto o aquello para que en el registro civil les cambien el nombre y ellos puedan exigir a una sociedad confusa, que les trate como si fueran lo que su cuerpo niega, sin que lo justifique ningún médico del cuerpo o del alma y sin ningún documento (será el único trámite para un documento oficial para el que no se requerirán papeles): tan solo alegando “razones de identidad sexual” que deberán aceptarse sin reparos en todos los ámbitos.

La decisión, eso sí, será “reversible” -como algunas chaquetas- y a los seis meses la persona podrá solicitar volver al sexo anterior… La ministra que tiene la seguridad de los osados ha luchado (y ganado) para que, además, en esos diletantes 16 años sea posible decidir hormonarse y cambiar de sexo en un quirófano, sin que nadie -ni quien le dice a qué hora tiene que volver a casa o se reúne con sus profesores-, pueda intervenir de ninguna manera…No digo más. Les toca hacerlo a ustedes en las urnas.