La opinión de Paloma Pedrero

A mí también

Dice la encuesta europea que 3 de cada 10 mujeres en España han sido víctimas de violencia machista. No me lo creo. Yo diría que es el 100%. Y yo también

Violencia machista
Violencia machistaDreamstime

Dice la encuesta europea de violencia de género 2022, que tres de cada diez mujeres en España han sido víctimas de algún tipo de violencia machista por parte de su pareja o expareja. La cifra aumenta en las mujeres jóvenes, más conscientes ahora de lo que es ese maltrato. Pues yo estos datos no los creo. Yo me atrevo a afirmar que casi el cien por cien de las mujeres de este mi país querido y machista hemos sufrido violencia de la mano de nuestros amores galantes.

Y yo también, aunque tarde en darme cuenta. Porque pensaba que él, pobre médico expatriado, estaba mal y reaccionaba como perro herido. Pero un día, mientras yo nadaba felizmente, una mano me agarró del pelo y sacó mi cabeza del agua. Vi su hermosa cara y le sonreí. "Me estás haciendo daño", le dije, pensando que era un juego. Él me contestó: "¡Ponte ahora mismo el sostén del bikini!" Tardé un rato aún en darme cuenta de que el daño era a propósito, que no soportaba que sus amigos pudieran ver mi pecho aún intacto. A partir de ese momento, a pesar de mi enamoramiento, percibí que ese hombre me quería mal y que tenía que salir corriendo de su lado.

Yo había visto en mi casa paterna cosas parecidas de mi padre hacia mi madre, pero nunca nadie rechistó. Aquello era parte de ser el cabeza de familia, de llevar el dinero a casa, de su superioridad general. Los maridos tenían la potestad de imponer su criterio y sus maneras porque el sistema así lo demandaba. Por eso yo a los veinte, hasta que me agarró del pelo, no me di cuenta de que ese hombre me maltrataba. Llena de coraje decidí dejarlo, y aún me costó un tiempo largo, rehacerme. En mi larga vida amorosa otros, seguramente sin consciencia, lo han vuelto a intentar, aun siendo yo una mujer fuerte e independiente. Porque el mal está en la ignorancia. En hacer prevalecer las manos por su dureza.