Ciencia y Tecnología

El termómetro con bluetooth y otros inventos demasiado caros

El investigador del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) José Gómez Márquez, premiado por inventar instrumental médico de bajo coste para países en desarrollo momentos antes de impartir una conferencia en la tercera jornada del festival de tecnología creativa Bilbao Maker Faire
El investigador del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) José Gómez Márquez, premiado por inventar instrumental médico de bajo coste para países en desarrollo momentos antes de impartir una conferencia en la tercera jornada del festival de tecnología creativa Bilbao Maker Fairelarazon

El investigador del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) José Gómez Márquez ha criticado que la industria aprovecha internet y la electrónica para encarecer el material sanitario en vez de abaratarlo como ocurre en otros sectores, informa la agencia Efe.

Gómez Márquez ha ofrecido una conferencia en la feria de tecnologías creativas Bilbao Makers Faire, en la que se dan cita innovaciones de código abierto, para ser compartidas gratuitamente, como un submarino de mil euros, instrumentos quirúrgicos de bajo coste para países en vías de desarrollo, un robot humanoide que ha costado 800 euros o impresoras 3D que hacen piezas o bustos humanos.

El investigador hondureño, que dirige el laboratorio de pequeños dispositivos del MIT, se ha especializado en el área sanitaria, en la que ha desarrollado elementos como un autoclave solar para desinfectar material quirúrgico o pruebas de diagnóstico diez veces más baratas que las comercializadas por la industria.

Gómez Márquez ha criticado en su ponencia que la simple inclusión de un emisor bluetooth en un termómetro hace que su precio aumente injustificadamente de 2 a 29 dólares o que un aparato electrónico doméstico de test de embarazo tiene 35 componentes, cuando solo 3 de ellos son imprescindibles y debería costar 1 dólar en vez de 20.

Ha contrapuesto esta situación con la que se da en otros ámbitos, donde el uso de internet ha reducido costes, como en las oficinas.

En su opinión, la proliferación de las tecnologías de «caja negra», cuyo funcionamiento no se entiende, como ocurre con la alta tecnología médica o con las centralitas electrónicas de los coches, impide que una persona normal puedan arreglarlos, pero también que pueda investigar y desarrollar mejoras de esos productos.

Por ello, ha sostenido que hay una «gran oportunidad» para que médicos, enfermeros e incluso pacientes participen en la innovación tecnológica y desarrollen sus propias ideas, aunque en el ámbito sanitario siempre se trata de evitar a los «makers» (personas que hacen por sí mismas nuevos productos) con la «excusa del peligro» que puede suponer para la vida de una persona enferma.

Gómez Márquez ha puesto al mundo de la cocina como ejemplo de «democratización de tecnología especializada», ya que todo el mundo puede acceder tanto a los aparatos a utilizar, como a los «protocolos», que en este caso son las recetas culinarias

Ha sostenido que una vía para democratizar la tecnología es fomentar el uso de «kits» o módulos porque evita errores de diseño e «invita» a hacer creaciones propias.

Esté ha sido el método que ha seguido su equipo para posibilitar el uso de sus inventos, especialmente en países pobres, ya que así los pueden construir los propios usuarios, adaptándolos a sus necesidades y conociendo cómo funcionan, en vez de como ha pasado con equipos médicos de ayuda humanitaria que no se sabe si han sido utilizados alguna vez.

Como ejemplo ha citado un «aparatito» para diagnosticar varias enfermedades tropicales, entre ellas el ébola, que diseñó su equipo con un coste que no llegaba a los 3 dólares, mientras que los que se vendían a África tenían un precio de 20 dólares, y que se puede «manufacturar» en el lugar de uso.

Antes de la conferencia de Gómez Márquez, el colectivo «Exando una mano» ha explicado el proceso que han seguido para diseñar y fabricar, con aportaciones altruistas de ingenieros, médicos, diseñadores y «makers», una prótesis de una mano para una niña sevillana sin movilidad desde la muñeca y cuya familia no podía pagar una prótesis comercial que se moviera por impulsos eléctricos.

EFE