Francia
Un robot para hacer el trabajo peligroso
Un proyecto financiado por la UE y coordinado desde el Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales de Sevilla (CATEC) ha logrado crear robots voladores con brazos articulados que pueden realizar tareas de inspección, montaje de estructuras o labores de mantenimiento en lugares peligrosos.
La autonomía y las capacidades de estos robots se están desarrollando con el objetivo de que puedan construir o desmontar estructuras con diversos fines como misiones de rescate o labores de inspección y mantenimiento en los sectores energético y espacial.
El proyecto europeo ARCAS (Aerial Robotics Cooperative Assembly System), coordinado por el Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales de Sevilla, cuenta con ocho socios de cinco países europeos, tres de los cuales son universidades o centros de investigación situados en España: el CATEC, la Universidad de Sevilla y la Universitat Politècnica de Catalunya, ha informado en un comunicado la Comisión Europea.
El coordinador del proyecto y profesor de la Universidad de Sevilla, Aníbal Otero, ha explicado que el objetivo es que los robots «sean capaces de volar en cualquier espacio en el que sea imposible o poco práctico que trabajen robots terrestres o que vuele una aeronave pilotada».
Diez miniprototipos de estos robots han sido probados en un banco de pruebas interior instalado en el CATEC, y las pruebas en exteriores y a mayor escala -empleando helicópteros adaptados y multirrotores más grandes para agarrar barras y transportarlas a cierta distancia antes de depositarlas de nuevo- se llevaron a cabo en las instalaciones del DLR, el Centro alemán de investigación aeroespacial, cercano a Múnich, y en la Universidad de Sevilla.
El proyecto ARCAS supone una labor pionera al dotar a estos robots con brazos con los que pueden llevar a cabo tareas de manipulación complicadas de manera autónoma.
Se programan con información sobre su misión y mapas tridimensionales para orientarlos, cuentan con sensores para adaptarse a los fallos (como la caída de una pieza) o a cambios en las circunstancias (como cambios meteorológicos), e incluso se les enseña a aterrizar con seguridad en caso de emergencia o a volver a la base de forma automática si pierden contacto con la misma.
ARCAS está abriendo el camino para la aplicación de los robots voladores tan pronto como lo permitan las leyes nacionales en materia de seguridad, y en un primer momento se destinarán a labores de inspección y mantenimiento en oleoductos y gaseoductos y en redes de electricidad que abarcan miles de kilómetros.
A medio plazo el equipo confía en que los robots puedan cooperar en la construcción rápida de estructuras como estaciones de antenas en zonas remotas o plataformas entre edificios, por ejemplo para rescatar a víctimas de incendios.
A largo plazo, después de 2020, podrán desmantelar satélites, reparar estaciones espaciales e incluso eliminar basura espacial.
El proyecto ARCAS, que se inició en 2011 y concluirá en noviembre de 2015, cuenta con ocho socios de cinco países de la UE (España, Francia, Italia, Alemania y la República Checa) y ha recibido financiación de la UE por valor de 6,15 millones a través del Séptimo Programa Marco de la Comisión Europea.
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