Caso Bretón
Tenso aunque seguro de sí mismo
José Bretón vuelve de nuevo a demostrar su frialdad y falta de empatía. Al entrar en la sala con los policías a su espalda, está dubitativo, anda despacio y pendiente de lo que le indiquen, pero su paso es inseguro, y está totalmente reactivo, a la espera de los acontecimientos. Se siente tenso; se denota en cómo se aprieta las manos mientras tiene las esposas puestas y en cómo se seca el sudor en las perneras del pantalón, nada más quitárselas. También este gesto de limpiarse las manos en las piernas refleja deseo de «expulsar la situación», es decir, cuando limpiamos hacia fuera algo, motas de la mesa, sudor en las perneras, estamos deseando salir de la situación o de la conversación que estamos teniendo. Su mirada continúa siendo fría, no refleja emoción, pena o tristeza por los hechos, porque sus cejas no se arquean, y su mirada no desciende. Su mente, retorcida e inteligente, ya ha estudiado la situación que está viviendo, por lo que no refleja sorpresa en ningún momento, de hecho se muestra sumiso. Al tener una personalidad manipuladora se considera dominador de la situación. De hecho, aunque denota tensión en comparación al año pasado, se muestra más seguro de sí mismo. Su lenguaje es locuaz; en general falla porque mantiene siempre el mismo tono lo que denota un estado emocional plano, un comportamiento controlado. Es plenamente consciente de la situación y de los cargos que se le imputan porque sus hombros están echados hacia adelante, por lo que siente el peso de la acusación y de la situación, pero su hieratismo en el rostro nos refleja su gran capacidad de control y el mantener la presión en los labios, su deseo de retener las palabras y de concentración. En conclusión, se podría afirmar que su comportamiento no verbal es totalmente incoherente con el normal en un padre que ha perdido a sus dos hijos.
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