Subasta

Si tienes un millón de euros, puedes comprar esta pieza de Tutankamón (si pasas por alto ciertos rumores)

Una casa de subastas londinense vende una polémica reliquia atribuida a Tutankamón

Si tienes un millón de euros, puedes comprar esta pieza de Tutankamón (si pasas por alto ciertos rumores)
La casa de subastas insiste en que "no existe evidencia documentada" que vincule el objeto directamente con la tumba del faraónApollo Art Auctions

Este domingo, la casa de subastas londinense Apollo Art Auctions pondrá a la venta el llamado Saltamontes Guennol, un relicario tallado en marfil y madera con forma de insecto, cuyas alas se abren para revelar un compartimento destinado a perfumes. Con un precio estimado de 500.000 libras (unos 675.000 euros), la pieza está catalogada como "de la época de Tutankamón", pero su procedencia exacta es motivo de controversia.

¿Tesoro faraónico o botín colonial?

Aunque la casa de subastas insiste en que "no existe evidencia documentada" que vincule el objeto directamente con la tumba del faraón, varios egiptólogos, como Christian Loeben, del Museo August Kestner en Alemania, afirman que su estilo y perfecto estado de conservación solo pueden explicarse si proviene de una cámara sellada como la de Tutankamón. Además, registros históricos revelan que Howard Carter, el arqueólogo que descubrió la tumba en 1922, vendió la pieza tras regresar a Inglaterra. "Es una cuestión moral", declaró Loeben, abogando por su devolución a Egipto.

El debate no es nuevo. Carter, celebrado por su hallazgo, también fue acusado de apropiarse de pequeños objetos de la tumba. Christina Riggs, profesora de la Universidad de Durham, señala que la ausencia de documentación oficial es sospechosa: "Carter no iba a registrar lo que robaba". Pese a ello, el gobierno egipcio no ha reclamado la pieza, y el registro de arte robado de Londres ha certificado que no figura como sustraída.

La subasta reabre así viejas heridas sobre el tráfico de antigüedades. Como apunta Erin Thompson, experta en crimen artístico, "las grandes casas de subastas evitan piezas con historiales turbios, pero el mercado secundario sigue sacando provecho". Mientras, el saltamontes espera a su nuevo dueño, en un limbo entre el coleccionismo privado y el patrimonio cultural pendiente de reclamar.