Adaptados a cada paciente
Los tratamientos de fertilidad en población transgénero se disparan
Una posibilidad es la congelación de ovocitos para una futura paternidad
En los últimos años, las clínicas que ofrecen tratamientos de fertilidad han notado un aumento significativo de pacientes que acuden en busca de ayuda para traer nuevas vidas a este mundo. De hecho, la Clínica IVI asegura que en sus centros se ha multiplicado por seis la demanda de este tipo de procesos reproductivos en tan solo cinco años. «Según varios estudios, el 50% de la población transgénero manifiesta el deseo de tener hijos en algún momento de su vida y hasta ahora, menos del 15% lo conseguía», explica a este diario la doctora Mireia Florensa, directora del laboratorio de FIV de IVI Barcelona. Hasta la fecha, son cinco los bebés que han nacido fruto de los procesos reproductivos que IVI ha realizado tras estimulación ovárica de hombres transgénero.
Los procesos y particularidades de cada caso les obligan a adaptar sus medios a las características y necesidades de cada paciente. Así, por ejemplo, según detalla Florensa, la mayoría de los pacientes que comienzan en sus clínicas tratamientos de fertilidad son hombres trans en la treintena, siendo ellos quienes pueden ser el donante de óvulos a su pareja cisgénero, o bien realizarles a ellos mismos una inseminación artificial con semen de donante. «No hay una única vía, se estudian todas las posibilidades y siempre en función de lo que el paciente desee», apunta la experta. En el caso de las mujeres trans, se trata de realizar una inseminación a su pareja cisgénero en función de la calidad de su esperma. Y es que, aunque a priori pudiera pensarse que los procesos de hormonación en la población trans podría afectar a su capacidad reproductiva, lo que afirma la evidencia científica en los estudios a pequeña escala que se han realizado hasta el momento, es que no es así. De todas formas, los endocrinos siguen recomendando la interrupción de la hormonación durante seis meses. «La testosterona lo que hace es cambiar los caracteres secundarios externos, no tiene un efecto sobre la reserva ovárica o sobre una atrofia del endometrio. Aun así, la sociedad científica sigue recomendando que si lo que desean es someterse a un tratamiento de fecundación in vitro o una estimulación ovárica, retiren la testosterona durante este periodo. Es a modo de precaución. Es algo, además, delicados para las personas trans que que esta pausa en la hormonación sí podría suponer un revés en su transición o disforia», puntualiza la doctora.
En lo que insisten los sanitarios es que los hombres transgénero presentan una buena respuesta a la estimulación ovárica, incluso después de estar expuestos a la testosterona habiendo interrumpido dicho tratamiento unos meses antes del inicio de la estimulación. «Estos pacientes podrían también, por lo tanto, plantearse la congelación de ovocitos o embriones para preservar su fertilidad y optar a una futura paternidad con sus propios gametos», añaden desde IVI.
En los últimos años también se han mejorado los protocolos para ayudar a este perfil de la población en su camino a la paternidad o maternidad. Es decir, lo que se busca desde todos los ámbitos es evitar situaciones que para ellos o ellas puedan resultar traumáticas. «Por ejemplo, ahora, las ecografías las hacemos a nivel abdominal y no vaginal, algo más respetuoso para los trans en su proceso de transición», asevera Florensa.
Y es que, mientras que antes la pareja trans acudía a estas clínicas como mero observador o acompañante, ahora «quiere involucrarse totalmente en el proceso biológico, en la concepción de su descendencia», dice la profesional de IVI. Por eso, añade, «la inseminación hace años era la práctica más frecuente, mientras que ahora es la fecundación in vitro».
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