Investigación

Tumores "sherpas" para sobrevivir en condiciones de falta de oxígeno

Un estudio liderado por investigadores del VHIO revela que el 90% de los tumores de pacientes con hipoxia crónica presentan alteraciones en EPAS1

Carlota Arenillas y Rodrigo Toledo
Carlota Arenillas y Rodrigo ToledoVHIO

Un estudio internacional liderado por el doctor Rodrigo Toledo, jefe del Grupo de Biomarcadores y Dinámica Clonal del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), que forma parte del Campus Vall d’Hebron, revela una convergencia evolutiva ante la hipoxia (falta de oxígeno) entre poblaciones que habitan en grandes altitudes en la zona del Himalaya como los tibetanos y los sherpas, y los tumores que se desarrollan en condiciones de hipoxia crónica. Los resultados de este estudio se publican hoy en "Cancer Discovery", una revista de la American Association for Cancer Research (AACR).

Los pacientes con cardiopatía cianótica congénita presentan hipoxia crónica y tienen un riesgo seis veces mayor de desarrollar tumores endocrinos del tipo feocromocitoma y paraganglioma conocidos también como PPGL. Son tumores poco frecuentes que se desarrollan en los paraganglios y la glándula suprarrenal, respectivamente. Estos tumores son capaces de seguir creciendo y proliferando en condiciones de hipoxia crónica.

“Centramos la investigación en entender cómo estos tumores son capaces de sobrevivir, crecer y hasta desarrollar metástasis en condiciones con poco oxígeno, lo que se conoce como hipoxia” explica el doctor Rodrigo Toledo, investigador sénior del artículo. “Lo que observamos fue que estos tumores utilizan los mismos mecanismos genéticos que poblaciones humanas que están adaptadas a entornos de gran altitud en los que los niveles de oxígeno son bajos, como los sherpas y los tibetanos”.

Los sherpas poseen una versión única del gen EPAS1, fundamental para su adaptación a condiciones de privación extrema de oxígeno, como la cima del monte Everest.

El equipo del doctor Toledo analizó el perfil genómico de estos tumores neuroendocrinos en pacientes con hipoxia debido a la cardiopatía cianótica congénita y descubrió que, entre los 20.000 genes del genoma humano, el gen EPAS1, el mismo que se encuentra mutado en los sherpas, estaba mutado con una frecuencia del 90% en estos tumores hipóxicos. “Fue fascinante observar cómo tumores, que son capaces de proliferar y hasta producir metástasis en condiciones de poco oxígeno, utilizaban exactamente el mismo gen que permite a los sherpas adaptarse a la hipoxia”, afirma.

Los biólogos utilizan el término convergencia evolutiva para describir cómo especies no relacionadas desarrollan de forma independiente rasgos similares para abordar desafíos comunes. Por ejemplo, tanto las ballenas como los murciélagos desarrollaron la ecolocalización para navegar en entornos oscuros. A pesar de su distancia evolutiva, estas especies comparten el uso de un mismo gen (SLC26A5) para desarrollar la ecolocalización. “De manera similar, los proyectos del genoma del cáncer han demostrado que los distintos tipos de tumores a menudo mutan un mismo conjunto de genes, como por ejemplo los genes TP53, KRAS, BRAF, entre otros, para impulsar su crecimiento. Esto indica que, así como las populaciones naturales, los tumores también presentan grados de convergencia genética”, dice Toledo.

“Lo más innovador de nuestro estudio es revelar que, cuando las poblaciones naturales y los tumores se enfrentan a presiones ambientales similares, como la falta de oxígeno, dependen del mismo gen para sobrevivir”, comenta Carlota Arenillas, investigadora del Grupo de Biomarcadores y Dinámica Clonal del Cáncer y primera autora del artículo. “Este nivel de convergencia demuestra que la naturaleza repite soluciones exitosas, ya sea en las montañas del Himalaya o en los ambientes hipóxicos de los tumores”, afirma la investigadora.