España
Un pinchazo lumbar para detectar un tumor en el cerebro
Un equipo del Vall d’Hebron diseña una técnica que evita pasar por el quirófano.
Un equipo del Vall d’Hebron diseña una técnica que evita pasar por el quirófano.
Detectar un tumor en el cerebro era, hasta ahora, bastante doloroso para el paciente. La única forma de determinar las características del tumor que aparece en esta zona era a través de una punción intracraneal y, como explica el doctor Joan Seoane, del Grupo de Investigación Expresión Genética y Cáncer del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), «es una técnica muy invasiva, con riesgo elevado de hemorragia. El paciente tiene que pasar por quirófano y, dependiendo de la localización del tumor, la intervención puede afectar a funciones básicas como el oído o la vista». Con la nueva técnica que ha aprobado el doctor Seoane en un estudio con 23 pacientes, ha demostrado que con una punción lumbar se puede dar con las claves del tumor cerebral e, incluso detectarlo antes que con las pruebas de imagen. El hallazgo se ha publicado en «Nature Communications».
Como describe el doctor, «es como una epidural –explica el experto–. Se extrae líquido cefalorraquídeo (LCR) con una punción entre las vértebras. Es una técnica algo más invasiva que una simple extracción de sangre», pero mucho más sencilla que las biopsias tumorales que se hacen ahora para caracterizar al tumor y «el paciente sufre un impacto menor». Es la llamada «biopsia líquida» gracias a la cual se pueden localizar las concentraciones de ADN tumoral circulante. Gracias a esta nueva técnica, «se puede diagnosticar de manera menos agresiva, determinar si el tumor el maligno o benigno sin necesidad de una muestra directa del cerebro, monitorizar el proceso tumoral –ver cómo avanza– y, gracias a esta punción también somos capaces de determinar las alteraciones genómicas de cada tumor, en particular para fijar el tratamiento más adecuado», explica a LA RAZÓN el coordinador del estudio en el que ha participado un grupo multidisciplinar de profesionales. Desde oncólogos y patólogos hasta neurólogos y que «se ha llevado a cabo gracias a la financiación de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC)». Gracias a esta técnica no sólo se puede determinar el estado de un tumor ya diagnosticado, sino que también «seremos capaces de predecir aquellos que, con las técnicas actuales, no se pueden determinar, los más pequeños». Con la biopsia líquida podrán encontrar tumores muy pequeños que, «ni siquiera se detectan en las pruebas de imagen», destaca el doctor del Instituto.
El principal tumor primario que se da en el cerebro es el glioblastoma, «uno de los más agresivos» y que afecta a ocho de cada cien mil habitantes en España y aumenta con la edad. Una de las características de este tumor es que siempre reaparece al cabo del tiempo y existen muchas dificultades terapéuticas or la escasez de opciones y las complicaciones de acceso al tumor. Pero al cerebro también llega el cáncer metastásico que se desarrolla, en el inicio, en el pulmón, el riñón o en la mama, entre otros. Y es que hacer biopsias de nuevo en un cerebro ya intervenido añade mucha complejidad al proceso. Gracias a la biopsias del LCR, «se puede plantear, en algunas ocasiones, un nuevo tratamiento experimental pero más específico, lo que también podría favorecer las respuestas clínicas a fármacos dirigidos», apunta Seoane.
Durante el último año se ha desarrollado la técnica de la biopsia líquida en plasma, que es capaz de hallar las células tumorales que existen en el ADN circulante y, según los últimos estudios, con un mejor rendimiento que la biopsia clásica del tejido. «Éste fue nuestro punto de partida y, a lo largo de los últimos dos años, hemos trabajado para trasladar este conocimiento y dar con la manera de poder aplicar este tipo de biopsias líquidas al cáncer cerebral y a las metástasis de esta zona por sus dificultades de acceso», sostiene Seoane.
La biopsia líquida en plasma ya se utiliza sobre todo en cáncer de colon metastásico, de mama, y de pulmón, pero no tiene éxito con los tumores cerebrales. «Los niveles de ADN tumoral circulante de los tumores cerebrales son muy bajos en el plasma. Pero como el cerebro dispone de su propio circuito cerrado de fluido circulante (el LCR) y que está en contacto directo con estas células cancerosas, creíamos que podría ser una buena fuente de ADN tumoral». Y sí, dieron en la clave. «Hallamos niveles tan altos que nos permiten detectar y carcterizar tumores con alta sensibilidad», añade el director del programa de Investigación Traslacional del VHIO.
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