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Una fórmula española con algas que regenera la piel
La Universidad de Granada junto a dos hospitales andaluces han realizado el primer trasplante en el mundo de dermis con células de una paciente con el 70% del cuerpo quemado.
La Universidad de Granada junto a dos hospitales andaluces han realizado el primer trasplante en el mundo de dermis con células de una paciente con el 70% del cuerpo quemado.
Su vida corría peligro. Estaba en estado crítico porque el 70 por ciento de su cuerpo sufría graves quemaduras tras incendiarse su vivienda, pero esta joven de 29 años, que aún permanece en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, ya ve la vida con otros ojos. Ahora se encuentra consciente, orientada, camina sin ayuda y con buena funcionalidad en brazos y piernas. Es más, podría abandonar el centro sanitario en menos de un mes. Todo gracias a un trasplante de sus propias células, con una composición novedosa, que sitúa su intervención en la primera en el mundo. El hospital sevillano, el Universitario de Granada y la Universidad de esta ciudad han sido capaces de crear una nueva dermis específica para ella que le ha permitido acelerar su recuperación.
«Hemos partido de un modelo de la Universidad de Granada que ya había probado esta piel en ratones, pero esta es la primera vez que se utiliza en humanos», explica a LA RAZÓN Salvador Arias, director de la Unidad de Producción Celular e Ingeniería Tisular del Complejo Hospitalario de Granada y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). La clave para que este nuevo modelo de piel creada en el laboratorio sea pionera en el mundo es la fórmula. «Se le ha añadido agarosa, una sustancia química que se extrae de las algas marinas Gellidium y que hasta el momento no se había utilizado para estos tratamientos, pero se usa comunmente para fabricar gelatinas y distintos productos alimentarios y permite mejorar sustancialmente la resistencia de esta piel artificial. Tiene más consistencia. Mejora su capacidad de adhesión y de sutura», explica el dermatólogo. «Esta piel tiene la característica de ser cien por cien biológica (tiene células vivas) y de permitir la regeneración de una quemadura profunda. Este biomaterial es una sustancia que permite a la piel artificial soportar las fuerzas a las que la piel está sometida y, al mismo tiempo, posibilita el crecimiento de las células», añade Miguel Alaminos, catedrático de Histología de la Universidad de Granada.
¿Cómo se consigue esta piel? A partir de dos láminas de la dermis de la paciente (4 cm2 cada una), el departamento de Alaminos ha podido producir, en un mes, 5.900 cm2 para cubrir todos los miembros superiores e inferiores, la región cervical, el tórax, el abdomen y la hemiespalda izquierda. Se le fueron colocando cada una de las 46 láminas en dos operaciones: la primera de tres horas y la segunda de una hora y media. «Gracias al tratamiento, la paciente está regenerando sus lesiones y ya puede empezar a moverse con normalidad», afirma el experto en Histología, pero añade: «Por desgracia, la piel injertada no es totalmente equivalente a la piel normal y, por ejemplo, no tiene glándulas sudoríparas, pelo ni pigmentación, con lo que la paciente tendrá que tener mucho cuidado en el futuro y evitar exposición al sol o a temperaturas elevadas. Lo importante es que el tratamiento ha salvado su vida, puesto que una quemadura extensa y profunda no es compatible con la vida si no se le implanta piel».
La joven no va a ser la única que pruebe esta nueva fórmula. En el hospital granadino ya están preparando a un segundo paciente, con el 74 por ciento de su cuerpo quemado, que permanece en la UVI y que «en la primera quincena de agosto pasará por el quirófano para que le coloquen los nuevos injertos», añade el doctor Arias. Si la intervención de este nuevo paciente es tan positiva como la primera, los médicos implicados ya plantean solicitar a la Agencia Española del Medicamento (Aemps) que se les permita realizar un ensayo clínico que «será la antesala para solicitar su autorización en el uso hospitalario», añade el dermatólogo.
Y esta técnica no sólo podría convertirse en la más extendida por los centros de referencia, si no que también podría utilizarse para paliar otro tipo de enfermedades. «El uso de esta piel sería la reparación de cualquier lesión que requiera un sustituto, como pueden ser heridas profundas, tumores, infecciones, entre otras. El único problema es que las características de esta piel aún no son idénticas a las de la piel normal, por lo que por ahora su uso queda restringido a casos muy graves, sin descartar su uso en otras patologías», sostiene Alaminos. Una de estas enfermedades para las que podría funcionar esta nueva dermis es la piel de mariposa, por la que los que la sufren padecen úlceras y heridas con el mero roce.
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