Sanidad
¿El uso del cannabis en menores es efectivo?
Uno de sus principios activos ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de pacientes con epilepsia, también se evalúa su uso en personas con TEA y en menores con cáncer
Desde hace al menos diez años, muchos menores de edad son tratados con diferentes variedades terapéuticas de marihuana… después de un proceso de modificación genética que evita que la semilla produzca tetrahidrocannabinol (THC), el ingrediente psicoactivo de la marihuana. Existen registros de su uso ya hace más de 4.000 años: en Egipto, por ejemplo, se reducir los dolores propios de las hemorroides. Este vegetal contiene 489 componentes diferentes y menos del 20% son cannabinoides, unos compuestos químicos que producen algunas plantas, pero también nuestro cerebro, aunque en este caso reciben el nombre de endocannabinoides.
Estos compuestos activan los neurotransmisores afectando al control motor, el aprendizaje, las emociones y a la conducta. Y hay dos de ellos que son los más conocidos: el THC antes mencionado y el cannabidiol o CBD. El primero, en términos básicos, es el responsable del colocón, pero el segundo tendría efectos muy interesantes en nuestro cuero gracias a su capacidad para interactuar con los neurotransmisores. Es anticonvulsivo, antiinflamatorio, es analgésico y atenúa movimientos involuntarios y espasmos en aquellos con esclerosis múltiple. También se utiliza en casos de artritis reumatoide. Y, finalmente, reduce náuseas y vómitos en pacientes con cáncer.
Y esto es importante ya que, aunque los tratamientos para el cáncer infantil han mejorado significativamente, llegando incluso a curar a muchos pacientes, muchos menores todavía sufren síntomas como dolor, ansiedad y pérdida de peso relacionados con el cáncer y sus diferentes terapias. Durante la última década, los productos de cannabis (tanto cannabinoides sintéticos como fitocannabinoides naturales) han ganado popularidad entre los pacientes y sus familias para controlar dichos síntomas, pero los oncólogos pediátricos son cautelosos a la hora de autorizar el cannabis para sus pacientes dada la escasez de datos para informar sobre la dosificación, la selección del producto y monitoreo de seguridad.
Hay evidencias científicas de su utilidad en casos de epilepsia: un estudio publicado en Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics señala su utilidad en aquellos casos en los que el tratamiento habitual suele ser antidepresivos, cuyos efectos secundarios no han sido estudiados adecuadamente en menores de 14 años. Pero tampoco hay muchos estudios sobre el efecto del CBD en el cerebro de los más jóvenes. Hasta ahora.
Marihuana medicinal
Un análisis reciente, liderado por Lauren E. Kelly, de la Universidad de Manitoba y publicado por la Sociedad Estadounidense de Cáncer, comparó todos los estudios publicados hasta la fecha. Los resultados muestran una falta de evidencia para determinar la dosis, la seguridad y la eficacia de la marihuana medicinal o los productos que contienen cannabis para controlar los síntomas que experimentan los niños con cáncer.
El equipo de Kelly identificó 19 estudios únicos con un total de 1927 participantes con cáncer. Los productos estudiados incluyeron cannabinoides de grado médico (como el medicamento recetado nabilona), cannabinoides sintéticos y extractos de hierbas de cannabis no especificados. Los productos se utilizaron con mayor frecuencia para tratar las náuseas y los vómitos inducidos por la quimioterapia.
En los ensayos controlados aleatorios, los pacientes que consumieron cannabinoides tenían más probabilidades de experimentar somnolencia, sensación de euforia, mareos y sequedad de boca. Además, los participantes del ensayo que recibieron cannabinoides tenían casi cuatro veces más probabilidades de abandonar el estudio debido a eventos adversos, en comparación con el grupo de control que recibió placebo. En ninguno de los estudios se registraron casos de efectos adversos graves relacionados con el cannabis.
El gran problema que identificó el equipo de Kelly fue que en la mayoría de los estudios no se describía adecuadamente el tipo de fármaco, la dosis, las frecuencias y las vías de administración. Más aún, los resultados no siempre se podían reproducir. Es necesario, según los autores de este estudio, que los científicos desarrollen estándares para informar las exposiciones al cannabis, los efectos relacionados y los resultados de los pacientes.
“Fue difícil medir el beneficio entre los estudios, dada la variedad de resultados y diseños diferentes – concluye Kelly-. Sin embargo, en estudios de intervención con grupos de control activo, los cannabinoides tuvieron mejores resultados en el control de las náuseas y los vómitos. Faltan datos sobre los efectos de los cannabinoides sobre el dolor, el estado de ánimo, el sueño y la calidad de vida relacionada con la salud. Dado que algunos niños informan beneficios y otros experimentan eventos adversos, es fundamental que se realicen estudios más rigurosos que evalúen los efectos de los cannabinoides en niños con cáncer y se compartan con los padres, los pacientes y la comunidad de atención médica".
Es cierto que hay un enorme prejuicio en torno al uso de cannabinoides, más aún en pacientes menores. Pero si los estándares propuestos por Kelly y su equipo, demuestran que sus efectos adversos son similares a otros medicamentos de uso actual y sus beneficios son mayores, habrá más personas inclinadas a probarlos y evaluar su utilidad dependiendo de factores tan importantes como la edad, el tipo de tumor, el grado y hasta el sexo del paciente.
✕
Accede a tu cuenta para comentar