Criminalidad
“El Chicle”: La reconstrucción de una mentira
Las falsedades de Abuín: nunca llegó a aparcar en esa calle, no robó gasoil ni metió a la joven Diana Quer muerta en la nave
"El Chicle" tiene las manos pequeñas y los dedos regordetes. Tiene la manía de jugar con un anillo ancho de oro que lleva en el anular izquierdo o de girar el boli en la mesa para que de vueltas sobre sí mismo. No tiene otro pasatiempo porque la procuradora que se sienta a su lado no le hace mucho caso cuando le habla y él rara vez alza la vista hacia los monitores para mirar ninguna prueba de lo que allí se está juzgando. Ni siquiera se apoya en el respaldo de la silla porque eso permitiría que su rostro sobresaliera de la pantalla que le tapa y le viéramos bien la cara. Él mismo ladea un poco el monitor cada mañana para que cumpla esa función. Por muchas horas que duren las sesiones del juicio, que ya está llegando a su fin, él permanece parapetado ahí detrás. Inmóvil. Casi inerte. Hasta ayer, que de repente, se le vio atentísimo a la tele porque salía él. Parecía que le hacía ilusión ver cómo quedó aquel vídeo que le hicieron en verano del año pasado, contando su versión de cómo mató a Diana y no parece extraño a juzgar por las imágenes que ayer se visionaron sin audio. En varios momentos de la prueba se ve a un José Enrique Abuín relajado, hablando y gesticulando muchísimo, dando todo tipo de detalles, y hasta riendo en varias ocasiones.
La prueba se practicó el 15 de junio de 2018 y se utilizaron tres cámaras, según explicaron ayer dos agentes del grupo de Investigación Criminal de la comandancia de la Guardia Civil de Coruña. «Es algo complejo por la cantidad de medios que hay que utilizar (humanos y materiales), había que acotar zonas amplias, cortar calles y además había dos escenarios: A Pobra y Asados», explicó el capitán. Y así fue como se hizo la reconstrucción de una mentira, porque todo ha ido cayendo a lo largo de las testificales y periciales presentadas estos días en el salón de bodas de los juzgados de Santiago. Lo primero que grabaron fue dónde aparcó Abuín su Alfa Romeo junto a la zona de los feriantes porque, se supone, les fue a robar gasoil. Se dirige hacia los camiones de los feriantes donde, según él, estaban aparcados y comprueba si tienen carburante. Vuelve al maletero de su coche, coge dos garrafas de gasolina y un trozo de manguera y regresa corriendo a las furgonetas. «Él dice que era un camión pero, por investigaciones que hicimos posteriormente, era la Ford Transit de Clarisa», la única mujer feriante que declaró el segundo día del juicio.
En esta parte del vídeo llama la atención la actitud de «El Chicle» muy cómodo explicando cómo se hace aquello, como orgulloso de mostrar sus conocimientos: «Nos explicó que, una vez que aspira por la manguera y coloca la garrafa, ésta tiene que quedar por debajo del depósito, porque si no no cae. Y también cómo hay que tapar la manguera mientras se colocaba el segundo bidón», recuerda el agente. Sin embargo, aquello nunca ocurrió, como ha quedado acreditado en el juicio. «La Ford Transit tiene un depósito de 70 litros. Si hubiera vaciado garrafa y media, la hubiera dejado seca», explicaron. Como ya declararon los feriantes, nadie notó falta de carburante la mañana del 22 de agosto de 2016. Pero la escena más surrealista, que también sale de la imaginación de Abuín, o de su letrada, es la forma en la que escenificó cómo mató a Diana. Es justo cuando termina con el gasoil y sale por el lado de la carretera. Aunque, igual que aquella noche él no aparcó allí ni robó el gasoil, Diana nunca apareció por ese callejón donde no llegaba el wifi de la pizzería y lo dejaron claro sus posicionamientos telefónicos. En cualquier caso, en la reconstrucción Abuín aborda en esa calle a una agente que simula ser Diana y que va manipulando un teléfono. Le coloca una mano en la garganta y otra en la coronilla. Simulan que cae al suelo. «Él decía que la mandíbula de Diana le hacía daño en la mano pero apenas está 10 segundos apretándola el cuello, según él». Otro dato falso porque, como ya explicaron el jueves los forenses, se necesitan varios minutos «al menos cinco», para estrangular a alguien de ese modo.
Llamó mucho la atención de este agente que, cuando él simuló dar unas palmadas en la cara de su compañera tras ver a Diana «parada», como él dice que hizo por si la muchacha reaccionaba, Abuín le corrigió. «Le di a mi compañera suave y él me dijo: “no hombre, tan fuerte no”». También ha quedado acreditado que murió por estrangulamiento por una brida aunque él dice que ahí ya estaba muerta. Así, la coge en bolandas y la lleva a la parte de atrás del coche. Esta escena la reprodujeron primero con un maniquí articulado pero luego con un agente menudito que era, además, el medio «confidente» de Abuín de su época de tráfico de drogas.
Risas fuera de lugar
Es el momento en que se le ve como pasarlo bien. Parece elegirle a él, al guardia que conocía, y, entre risas, le coge y le mete en el coche. Luego vuelve a por las garrafas, las mete en el maletero. Todo esto (el robo, el homicidio, el traslado del cadáver y volver a por los bidones), dice, en tan solo dos minutos. Pero esas risas que se acababa de echar Abuín, tan fuera de lugar, dejaron ayer atónitos a todos los presentes en la sala, incluido el padre de la víctima, Juan Carlos Quer, que continuó viendo más sonrisas en el trayecto hasta Asados. Ya en la nave, el acusado entra por un lateral, fuerza una puerta desde dentro y mete el coche. Coge a Diana y baja, totalmente a oscuras por la estrecha escalera y con la chica de 1,75 en brazos, hasta el sótano «espeluznante», donde solo olía «a humedad y a cerrado», según describió ayer otro agente.. Allí la desviste, levanta la arqueta y la comienza a introducir en el pozo. La tensión acumulada, la actitud del acusado y quizás visualizar a Diana en aquella imagen hizo explotar a Quer: «Podría ser tu hija», le espetó y el juez le invitó a abandonar la sala. Luego, él pidió disculpas por redes sociales.
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