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Código Fuente

Bill Gates, exCEO de Microsoft: "De todas las cosas que he hecho es la más difícil"

"Código Fuente: mis inicios" la autobiografía en la que Bill Gates reflexiona acerca del emprendimiento, la ambición, la autosuperación, el éxito y el papel que elementos tan dispares como la amistad, la curiosidad y la educación tienen sobre ellos

Bill Gates, exCEO de Microsoft: "De todas las cosas que he hecho es la más difícil" The Gates Notes LLC

Bill Gates conjuga una rara combinación difícil de encontrar en cualquier otro personaje público: niño prodigio de la informática, cofundador de Microsoft, lector voraz, y filántropo comprometido con la salud global y la educación.

Su primer tomo de memorias (el propio Bill indica en el mismo que probablemente habrá otros dos más) no es solo un recorrido a través de los primeros años de Microsoft, sino el relato más íntimo y desconocido de los años en que fue aprendiendo lo esencial: cómo pensar con rigor, cómo trabajar en equipo y, sobre todo, cómo aprender. Entre esas páginas aparece una faceta menos conocida: su breve etapa como docente de programación.

Gates describe ese periodo con una sinceridad desarmante. Enseñar programación no consiste, dice, en trasladar sintaxis y trucos: exige traducir una forma de pensar a contextos distintos, detectar malentendidos antes de que echen raíces y sostener la atención cuando el código se vuelve áspero. Por eso, en Código fuente, Gates deja caer un párrafo que condensa su experiencia.

De todas las cosas que he hecho, enseñar fue la más difícil. Por lo general, en una clase hay alumnos que muestran mucho interés y continúan trabajando con la computadora. Por otra parte, hay otros para los que la computadora es aún más misteriosa cuando me marcho que cuando llegué

Bill Gates en "Código Fuente", Plaza & Janés (2025)

No lo dice con impostada humildad, sino con el respeto de quien conoce la complejidad real del oficio y que a lo largo del libro va desgranando las facultades docentes de aquellos profesores que realmente le inspiraron durante su etapa como estudiante (Bill Dougall, Fred Wright y Daniel Morris).

El éxito de un docente radica, según Gates, en la capacidad de inducir curiosidad en sus alumnos y cuando estos llegan con preguntas propias, el docente deja de empujar y puede empezar a "tirar" de esa curiosidad, ordenándola y dándole método.

El filántropo comenta que admira a quienes logran sembrar esa chispa: profesores capaces de convertir un "no lo entiendo" en un "quiero saber más", de transformar la frustración ante un problema complicado en una oportunidad para pensar mejor.

"La programación es un gimnasio para el pensamiento: obliga a descomponer problemas, a formular hipótesis y a tolerar el error iterativo. Pero nada de eso florece si el aprendizaje es pasivo", recuerda. "La mejor docencia es la que se diseña para que el alumno haga, pruebe, falle y vuelva a intentar, con un andamiaje justo para no caer y suficiente libertad para explorar".

En ese marco, el profesor no es un oráculo, sino un diseñador de experiencias y un cuidador de la atención.

Quizá por eso Gates valora tanto a los docentes que "siembran" inquietud: porque saben que el conocimiento no se vierte, se cultiva. Y cultivar implica tiempo, preguntas buenas y un clima donde la curiosidad esté socialmente permitida. La lección que deja Código fuente es clara: la educación tecnológica no trata de memorizar comandos, sino de formar mentes que quieran ir más allá.