Escasez tecnológica
El invierno de los regalos: ¿cuáles llegarán a tiempo?
La escasez de componentes, los problemas de transporte y una historia reciente pero compleja, ponen en jaque la producción tecnológica
Para el consumidor la historia comenzó hace apenas unos meses como mucho. Pero la realidad es que lleva al menos un año. En mayo de 2021 para ser más precisos. Aquel fue el momento en el que Amazon, Apple, Google, Microsoft, HP, General Electric y otra decena de compañías estadounidenses se unieron para crear la Coalición Americana de Semiconductores (SIAC por sus siglas en inglés) y solicitar al congreso de Estados Unidos una inversión de 50.000 millones de euros para “recuperar la capacidad de producción de semiconductores en Estados Unidos”. Un país que en 1990 producía más del 35% de los semiconductores a nivel global y ahora apenas llega al 12% debido principalmente al crecimiento de China en este mercado.
En un sentido muy básico, los semiconductores son al microchip, lo que los axones a nuestras neuronas: la forma en la que se conectan entre sí, se pasan información y energía. Están hechos principalmente de silicio y aquí está una de las raíces del problema. No, no hay escasez de silicio. Este elemento químico se obtiene de la arena. El problema es que una vez conseguido, para fabricar un microchip se necesitan al menos tres meses, fábricas gigantes, salas libres de polvo, máquinas multimillonarias, estaño fundido y láseres. Estas fábricas no se instalan de la noche a la mañana. Requieren una precisión exquisita y unas condiciones, de humedad, temperatura y de aire muy precisas. Para Craig Barrett, antiguo jefazo de Intel, la industria de microchips es tan brutal que si estamos al nivel de la competencia o por encima, se pierde dinero. “Son los dispositivos más complicados jamás fabricados por el ser humano”.
En este escenario es cuando cobra importancia la producción de silicio y la guerra comercial entre China y Estados Unidos, cuya primera víctima fue Huawei y la prohibición de hacer negocios en suelo estadounidense, hace ya más de dos años. China es el principal productor de silicio y castiga a ciertos mercados por la decisión que toman los políticos. Si a eso le sumamos el creciente interés por las criptomonedas, una actividad que depende en gran medida de la capacidad de procesamiento de ordenadores para obtenerlas y ha encarecido el precio de los procesadores un 300% ya que entre principios de 2018 y mediados de 2019, el valor del bitcoin se multiplicó por 10, produciendo una demanda sin precedentes que estimuló al fabricante NVIDIA a producir unas tarjetas gráficas específicas para este tipo de negocio. La demanda aumentó, los fabricantes debían mantener la producción y los suministros llegaban justo: en tiempo y en cantidad.
Y entonces llegó la pandemia. Y la hecatombe. Por un lado la demanda de ordenadores portátiles experimentó su crecimiento más rápido en 20 años, según datos de la firma Counter Point Research: el aumento fue de un 32% a nivel global. También aumentó la venta de consolas, smartphones, tablets y otra decena de dispositivos que requieren microchips. Según el CIS, un 24% de españoles compraron nuevos dispositivos durante la pandemia. Eso podríamos decir que fue el lado positivo. El problema fue que la pandemia tuvo otras consecuencias. El confinamiento, las restricciones para exportar y operar a nivel internacional dificultaron la logística del transporte. Y mucho.
El 90% de nuestros bienes tecnológicos llega por mar. Las medidas sanitarias tomadas por la COVID han hecho que una operación de carga que antes tomaba algunas horas, ahora se extienda durante todo un día. Se forman enormes atascos de buques, se demoran las entregas, los precios aumentan y algunos puertos cierran, creando un cuello de botella. El primero de todos.
Hemos dicho que el 90% de los bienes se transportan por mar y esto se debe, según la periodista británica Rose George, autora del libro Noventa por ciento de todo, a que “el envío por mar es tan barato que en términos financieros es más rentable que el bacalao escocés sea enviado 10.000 millas a China para ser fileteado y que luego viaje de regreso a Escocia, que pagar a fileteadores locales”. Esto crea un tráfico de buques enormes y aumenta la posibilidad de atascos. Llega el cuello de botella 2. Seguro todos recordamos el atasco del Ever Given en el Canal de Suez en marzo. Pues no fue nada al lado de lo que ocurrió en el puerto chino de Yantian en junio. Este puerto es el tercero más importante del mundo en cuanto a volumen, detrás de Shangai y Singapur. Seis meses atrás se detectó aquí un caso de Covid y estuvo parado dos semanas. El Ever Given estuvo atascado apenas 6 días y provocó un desastre. Lo de Yantian fue un atasco 10 veces mayor, aunque duró poco más del doble.
Entonces llega el tercer cuello de botella en lo que respecta a la cadena de suministros. Según Robert Khachatryan, director de operaciones de la empresa transportista Freight Right Global Logistics, “las tarifas de los contenedores desde China y el este de Asia a los EE. UU. ya están por encima de los 20.000 dólares por contenedor, casi cinco veces más que el año pasado”. Pero ese precio hay que pagarlo viaje el contenedor lleno (un periplo rentable) o regrese vacío (un viaje perdido). Y, según Kisko Jiménez, CEO de la firma tecnológica Suco Tech, con sede en Estados Unidos, explica que muchos países “directamente no devuelven los contenedores por el coste que tiene que viajen vacíos”. El aumento del precio de los contenedores, el incremento de las horas de carga y la escasez de materia prima tecnológica ha hecho que el envío también haya aumentado de precio y lo que antes costaba 1, ahora ha subido a 7: el envío de un contenedor de Shanghái a Rotterdam, por ejemplo, ha pasado de de dos mil a 14.000 dólares.
Todos estos cuellos de botella no solo suman sino que potencian el atasco y la dificultad para que los principales productores de dispositivos se hagan con la tecnología básica y la puedan distribuir en los diferentes mercados. Y así todos los sectores tecnológicos se ven afectados seriamente. La escasez de microchips en la industria automovilística, por ejemplo, ha hecho que las ventas en Ford caigan un 33% y de acuerdo con cifras de la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Motores, la caída a nivel global en la compra de vehículos nuevos es la mayor en los últimos 20 años.
Algo similar ocurre con las consolas y los móviles. En el primero de estos sectores, los retrasos en la producción de las consolas PlayStation 5 y Xbox Series X pueden extenderse más que meses, según Takeshi Kamebuchi, director a cargo de semiconductores de Toshiba: “El suministro de chips seguirá siendo muy escaso hasta al menos septiembre del próximo año. En algunos casos, es posible que algunos clientes no reciban servicios completos hasta 2023″.
Mientras que para los smartphones, los fabricantes ya intentan adaptarse a un mercado que, según Gartner verá un descenso de, como mínimo, 50 millones de dispositivos menos que el año pasado.
La solución será invertir más en investigación para que Europa y Estados Unidos no dependan tanto de China y Taiwan en cuanto a componentes. Y también pensar cuánto cuesta, en tiempo y dinero, la producción de microchips y semiconductores para crear alternativas de reciclaje tecnológico.
Todo esto ha contribuido a que algunos dispositivos tengan mayores obstáculos a la hora de llegar al hogar. Estos son algunos de ellos.
EL LADO NEGATIVO
Cámaras
Los problemas a los que nos podemos enfrentar en cuanto a pedir cámaras es la obvia escasez de microchips, pero también la dificultad para obtener ciertas partes esenciales, como lentes, diales, lectores y pantallas LCD. Si a eso unimos una demanda fluctuante por parte de un mercado que por momentos se inclina por los móviles con cámaras cada vez mejores, el plato está servido.
Portátiles
Durante el confinamiento, los fabricantes de portátiles vivieron un momento muy dulce y aumentaron sus ventas hasta un 45% debido a que mucha gente comenzó a trabajar en casa. Pero la escasez de elementos fundamentales, como microchips, lectores, pantallas, hace que muchos fabricantes hayan demorado las entregas previstas. Probablemente la oferta será menor que otros años en cuanto a especificaciones. Sobre todo en los últimos modelos.
Consolas
Tanto Microsoft como Sony y también Nintendo, se han visto afectadas por la reducción en la producción. La escasez de semiconductores podría llevar a que hasta 2023 tengamos que aguantar la respiración. Así lo afirma Takeshi Kamebuchi, director de la división de semiconductores de Toshiba, una de las casas que más piezas vende a los responsables de la Play Station, la Xbox y la Nintendo Switch.
Smart TV
Samsung, que tiene un 20% del mercado de televisores inteligentes, ha advertido que si la situación actual se mantiene, tendrán mucha dificultad para seguir produciendo sus Smart TVs. Señalan que la escasez podría no afectar tanto este año, pero hasta 2023 seguirán con problemas de producción y puede que no lleguen a completar la fabricación de ciertos modelos.
Teléfonos
Solo en octubre, el mercado de los teléfonos inteligentes se redujo a nivel global un 6% debido a los problemas de suministro de ciertos elementos imprescindibles. Microchips, semiconductores y otros han provocado una caída que todos pronostican será difícil de detener, al menos hasta finales de 2022. Para muchos la alternativa es recurrir a los usados con garantía y comprar un anteúltimo modelo.
EL LADO POSITIVO
Pese a ello podemos aprovecharnos de la dificultad para adquirir ciertos dispositivos y centrarnos en otros, igual de avanzados, pero menos solicitados.
Tecnología invernal
Durante dos años The North Face ha investigado en distintos tipos de tejidos, procesos de producción y hablado con decenas de deportistas profesionales para llegar a producir la Parka AMK L6 CLOUD DOWN, una cazadora destinada a quienes quieren enfrentarse a las condiciones de frío más extremas sin temor a la lluvia, la transpiración o a llevar un peso enorme encima.
Repostería de alta gama
Se habla de Tigout como la Nespresso de la repostería: un pequeño horno en el que se introducen cápsulas con diferentes sabores (hasta seis diferentes, por ahora, entre dulces y salados). Es compacta, higiénica, su resultado es más que bueno y cuenta con wifi y una aplicación para adaptar recetas. Cada cápsula viene con su propio tiempo de horneado, así que no hay nada que programar.
El regalo para las mascotas
Si pasamos tiempo fuera de casa y tenemos un perro o un gato, Furbo es una solución perfecta. Se trata de una cámara inteligente que nos permite comunicarnos ver, hablar y lanzar premios a nuestra mascota aunque estemos a miles de kilómetros de distancia. Cuenta con un dispensador de comida que se activa de forma remota, un altavoz, un micrófono y, obviamente, una cámara gran angular para poder registrarlo todo.
Con sabor retro
Tener la consola CXYP es como volver a los 1980: una consola básica, con una pantalla pequeña, controles sencillos y en su interior un catálogo de 800 clásicos, como Mario Bros. o Pokémon entre otros. También es posible ver vídeos, escuchar música e incluye instrucciones en 25 idiomas. Fácil de llevar, se carga rápido y nos permite viajar en el tiempo.
La solución al problema
Parece un candado, pero la bomba eléctrica de inflado Xiaomi es un pequeño compresor de aire que nos puede sacar de más de una emergencia. Incluye una luz para poder usarlo por la noche, mide la presión y se adapta al tipo de vehículo, deteniendo el hinchado según la presión configurada. Se carga con una batería convencional mediante un puerto USB.
✕
Accede a tu cuenta para comentar